La fe mueve montañas y también el turismo religioso en Extremadura. Para muchos turismo cultural ni más ni menos porque recorre joyas del patrimonio extremeño digno de contemplar se rece a quien se rece. Guadalupe es, tras Santiago de Compostela, el segundo lugar de peregrinación en España según datos de la Dirección General de Turismo y a la lista en Extremadura se suman Yuste, el Palancar, Serradilla y las sedes de las Diócesis de Plasencia y Coria-Cáceres más la Archidiócesis de Mérida y Badajoz y la huella extremeña del Divino Morales.
El Monasterio de Guadalupe
La devoción por la Virgen morena de Guadalupe cruza el charco porque es la Patrona de la Hispanidad, además de Extremadura, lo que convierte al Monasterio de Guadalupe en un lugar sagrado que es, a la vez, Patrimonio de la Humanidad. Lo reúne todo porque está además rodeado de los bellísimos paisajes del Geoparque Villuercas-Ibores-Jara y la fachada gótica que muchos conocen por libros sorprende en la Plaza Mayor por su grandiosidad cuando se callejea por las calles y entre los soportales de una Guadalupe histórica donde también la gastronomía ofrece un complemento ideal a la visita. Obligada cada mes de septiembre para los muy religiosos o amantes de la tradición al celebrarse las fiestas de Extremadura y La Hispanidad. En cualquier caso, nadie se debe ir del Monasterio de Guadalupe sin recorrer el claustro mudéjar y su famoso templete, el camarín de la Virgen o los cuadros de Zurbarán.
El Monasterio de Yuste
La historia del Monasterio de Yuste y de toda la comarca de La Vera cambió en el momento en que el Emperador Carlos V decidió pasar sus últimos días en un lugar que es ahora todo un símbolo para Europa como Itinerario Cultural Europeo que es. El monasterio, del siglo XV, tuvo que adaptarse para acoger a Carlos V y una de las estancias más curiosas es el dormitorio desde el que el monarca escuchaba los oficios religiosos sentado en la silla a la que le condenó la gota.
Alejarse del mundanal ruido, como los ermitaños para los que se construyó en origen el monasterio, después para la Orden de San Jerónimo, es la razón que llevó a Carlos V a elegir un paraje de naturaleza en estado puro en el privilegiado norte de Extremadura, entre Cuacos de Yuste y Garganta la Olla, donde cada año se recrea su particular ruta con otra de senderismo que lleva el nombre del Emperador ligado para siempre a Extremadura.
El Cristo de Serradilla
Es célebre la veneración que despierta el Cristo de la Victoria de Serradilla no solo por extremeños. De hecho hasta que llegó al convento de las Agustinas Recoletas de Serradilla en 1641, fue venerado durante años en la capilla del Palacio Real de Madrid por orden de Felipe IV. Fue tal el clamor popular, que existen varias réplicas de la talla de madera policromada que realizó el escultor madrileño Domingo de Rioja y que muestra al Cristo de pie abrazando una gran cruz y pisando una calavera. En Serradilla, donde le llaman Cristu Benditu, le atribuyen hasta milagros y en todo caso, siempre es un aliciente más para visitar el pueblo que venera también su habla propia y al Parque Nacional de Monfragüe, en su término municipal.
El Convento del Palancar
Fue el propio San Pedro de Alcántara quien fundó el Convento del Palancar, el convento más pequeño del mundo, en Pedroso de Acim. Tan minúsculo que lo llaman el conventico y tan austero como que el propio santo dormía sentado en una piedra y apoyando la cabeza en un tronco. Lo que contrasta con la explosión de vida que asoma por alguna de las pequeñas ventanas con vistas a la inmensidad de la dehesa extremeña. A primera vista parece un convento convencional, pero hasta Santa Teresa llegó a asombrarse de sus ínfimas dimensiones y más aún para un hombre con San Pedro de Alcántara que medía 1,90 metros. Es todo un símbolo de la vida contemplativa.
La Catedral de Coria y la Concatedral de Cáceres
Precisamente una estatua de San Pedro de Alcántara da la bienvenida a la ciudad monumental de Cáceres, Patrimonio de la Humanidad, donde se halla la Concatedral de Santa María. Cáceres comparte diócesis con Coria, de menor población, pero donde se encuentra la Catedral y donde es imprescindible visitar el que se cree que es el mantel de la Última Cena. La Catedral de Coria se levantó sobre una visigoda con añadidos de sucesivos estilos artísticos y la huella hasta de Churriguera. En la Concatedral de Cáceres, lo que no puede faltar es una visita al singular Cristo Negro que cada Semana Santa, de Interés Turístico Internacional, sale en procesión por el centro histórico.
Las dos Catedrales de Plasencia
Dos son las Catedrales que tiene Plasencia, una pegada a la otra. La Catedral Vieja de Plasencia posee una fachada de estilo románico con un espléndido rosetón y la antigua Sala Capitular o Capilla de San Pedro, más conocida como Torre del Melón porque termina en una bola estriada. El claustro sirve de punto de unión con la Catedral Nueva, que posee una imponente fachada plateresca, un Coro con relieves y tallas en la sillería hasta profanos que es obra de Rodrigo Alemán, retablos de Churriguera en los laterales y de Gregorio Fernández el retablo mayor entre sus joyas artísticas. Entre las más populares y de mayor fervor religioso, el Nazareno y el llamado Misterio de la Asunción que solo se puede observar unos días en agosto y que es de las pocas vírgenes yacentes que existen.
Santa Eulalia en Mérida
La Basílica de Santa Eulalia en Mérida fue en la Edad Media un lugar de peregrinación en la península porque los historiadores la consideran el primer templo cristiano levantado tras la conversión del Emperador Constantino. Dedicado a la mártir Santa Eulalia, además patrona de la ciudad, es visita obligada no solo por su significado religioso, sino también cultural. En diciembre destaca la procesión con presencia de los llamados Peregrinos de la Mártir, que la llevan desde su basílica a la Concatedral de Santa María, el otro gran centro cristiano de la Archidiócesis de Mérida-Badajoz. Entre innumerables ruinas romanas, la concatedral sorprende en el mismo centro de Mérida al visitante, que debe saber que se encuentra ante una de las primeras sedes arzobispales de la península.
La Catedral de Badajoz
La Catedral donde se casaron Juan I de Castilla y Beatriz de Portugal es todo un monumento histórico-artístico y cristiano en una Badajoz que tanto pasado árabe atesora. A simple vista llama la atención la gran cantidad de escudos que luce en su fachada, pero también sus reminiscencias del Alentejo portugués, que por tener no tiene uno sino tres órganos barrocos y una curiosa torre de 41 metros. La sensación que da la Catedral de Badajoz, dedicada a San Juan Bautista, es la una de fortaleza mandada construir por Alfonso X El Sabio en el siglo XIII. Es el principal templo de Badajoz, en cuyo centro destaca una antigua ermita muy coqueta, la Ermita de la Soledad, entre otras muchas iglesias y conventos que comparten ciudad con no pocos monumentos árabes.
La huella extremeña del Divino Morales
Luis de Morales, extremeño y tan dedicado a los temas religiosos que fue llamado El Divino Morales, es un recurso privilegiado de Extremadura, que se puede recorrer de cuadro en cuadro del Divino Morales y no solo en la iglesia de La Asunción de Arroyo de la Luz, cuyo retablo mayor posee veinte tablas que se consideran su obra cumbre y representan la mayor colección del pintor conservada en el mismo sitio en el que se pintaron. Si bien la huella de Luis de Morales en Extremadura se puede seguir también en las iglesias de San Martín de Plasencia y de San Martín de Trevejo en Sierra de Gata; Santa María de Almocóvar de Alcántara; Rocamador de Valencia de Alcántara, en La Raya con Portugal; Barcarrota; Higuera La Real y, cómo no, en el Museo de la Ciudad Luis de Morales en Badajoz.
Publicado en febrero de 2017
1 comentarios
Hola ¡¡
Me podríais informar de aquellos monasterios que permiten hospedarse unos dias, fechas, condiciones, etc.
Gracias.