Supongo que todos hemos sentido alguna vez, al mirar de noche las estrellas, la aplastante impresión de ser minúsculos, ridículos, insignificantes, con sólo pensar que en esa bóveda oscura que nos cubre hay lugares tan alejados que ni siquiera les ha llegado aún ni siquiera el resplandor del planeta en que vivimos, con sólo imaginar que el día en que, por fin, ese resplandor les llegue, en realidad ya no habrá días, pues seguramente, para entonces, nuestro mundo hará tiempo que habrá desaparecido para siempre, y es que asomarse al universo nos pone siempre, yo diría que de forma irremediable, en situación de hacernos preguntas, de cuestionarnos el porqué de nuestra existencia, o, yendo apenas unos pasos más allá, al de la pura existencia de todo.

Existiendo el universo, de Juan Tomé, es un libro que trata de responder a algunas de esas preguntas. En sucesivos cuadernos (“Evolución”, “Desequilibrio”, “Necesidad”, “Posibilidad”, “Extrañeza”, “Contingencia”, “Humanidad”) su autor nos va acercando desde la lejanía gigantesca, inconcebible, del Big Bang hasta el cercano milagro de la vida y el lenguaje, y lo hace con afán didáctico y divulgativo, sin responder, a menudo, del todo a las preguntas -entre otras cosas porque muchas de ellas no tienen, a ciencia cierta, una respuesta-, con ejemplos y citas que ilustran pero no aturden, de una forma clara y amena que, además, contagia la inquietud por saber, pues Existiendo el universo es uno de esos libros que te dejan con ganas de leer más, con ganas de devorar toda la bibliografía que Juan Tomé enumera en las últimas páginas y de lanzarse, luego, hacia el infinito y más allá, algo que probablemente, claro, después de todo no hagamos.

Pero Existiendo el universo no es sólo un libro de divulgación científica. Curiosamente, también es un libro de creación, y, de hecho, en cada uno de esos cuadernos que antes he mencionado la parte científica, en forma de ensayo, acaba siendo completada con un texto literario construido, de una u otra forma, a partir de los presupuestos científicos sobre los que antes se ha indagado, ofreciéndonos así una colección de siete relatos que son el resultado de meter en la batidora Ciencia y Literatura, que se mueven, si tuviésemos que establecer una especie de continuum, entre la lírica de “Conversación” o “Premio gordo”, la alegoría de “Esta feria” y el juego borgiano de “El testamento de Riccardo Negrese” y que tratan de arrojar luz, una luz diferente, sobre los asuntos primordiales sobre los que Juan Tomé indaga. Estos textos de ficción, lejos de parecer un capricho, son casi la consecuencia lógica de la secuencia reflexiva que el autor nos plantea, en la medida en que, tal y como están ordenados los cuadernos, el ser humano y, de forma particular, su lenguaje y su capacidad para pensar el mundo en palabras resultan, casi, la construcción más acabada de ese universo que se nos muestra, desde el principio, en expansión, y, siendo así las cosas, nada más lógico y consecuente que tratar de seguir construyendo, y perfeccionando, y haciendo crecer ese universo a través de la palabra, por medio de la creación literaria.

Para terminar, no tengo yo muy claro que, después de leer Existiendo el universo, comprenda yo mejor el mundo espléndido, extraño y muchas veces terrible en que vivimos, pero creo que sí he llegado a entender un poco más a su autor, a Juan Tomé, un tipo siempre afable y estupendo: ahora no me extraña lo más mínimo que, siendo como es consciente de la interminable y frágil cadena de azares que ha conducido, desde el origen de los tiempos, hasta nosotros, del carácter probablemente único que tenga una existencia como la nuestra en el universo -que, para hacer aún más difíciles las cosas, quizá no sea más que una forma de ser las cosas dentro de un impensable ramillete de multiversos-, celebre tan a menudo esa afortunada contingencia que es la vida, nuestra vida, al ritmo de la música, bailando.

Existiendo el universo

Ensayos científicos y relatos literarios

Juan Tomé

Cosmológica Amonaria

10 euros

Publicado:  13 de abril de 2016