A Agustina González Nieto, centenaria de Plasencia, le gusta la Electrojota. Cuando su sobrina Myriam Rubio le enseñó la rompedora versión de folclore extremeño, Agustina aplaudió el gusto y el atrevimiento de Sergio Gato. “Está muy bien que se haya puesto falda y haya hecho una versión tan moderna”, dijo sobre el artista de Peraleda de la Mata, que revolucionó a principios de este 2023 las redes sociales y la Gran Vía madrileña con su especial versión de El Pollo.

Igual que Sergio Gato, Agustina mamó el folclore desde niña y no hay día que no cante temas del cancionero extremeño o recite de pe a pa en impecable castúo, versos de Gabriel y Galán y Luis Chamizo, como los de La Nacencia.

Relata también fábulas y entre sus canciones preferidas está La Niña de la Estación, de Conchita Piquer, que cada vez que se tercia canta a coro con sus sobrinas Myriam y Gloria y su cuñada  Agus, con la que vive.

Una adelantada a su tiempo

Agustina González Nieto nació el 26 de noviembre de 1916. Esta centenaria de Plasencia siempre ha sido una adelantada a su tiempo. También ahora, con 106 años. De hecho, cuenta que a partir de los 90 años hizo cosas que antes no se terciaron “porque nunca es tarde si la dicha es buena”.

Ha sido aguadora, modista, secretaria, la primera locutora de Radio Nacional de España en Plasencia, enfermera en el hospital de tuberculosos de Piornal y en el centro de salud Luis de Toro placentino. Huyó de Madrid a Francia en un viaje vertiginoso durante la guerra; en la capital de España visitó las cárceles rusas; viajó a Venezuela “en busca de mundo”, en un barco cuando las mujeres no daban un paso solas; ha sido la alumna más longeva de la Universidad de Mayores en Plasencia.

En definitiva, Agustina siempre ha estado dispuesta a lo que hiciera falta con el fin de ayudar a la familia. Y también con el propósito de empaparse de vida, de una vida que generosamente le va sumando tiempo.

106 años para quitarse el sombrero

Los 106 años de Agustina son un placer y con ella se puede hablar de todo. Es coqueta y cada día se arregla, se coloca sus sortijas y pulseras de colores, lee el periódico, come de todo, incluidos huevos fritos con patatas y si se tercia alzar la copa para brindar, lo hace.

“Estoy contenta porque he sido feliz y sigo siéndolo”.

Entre sus consejos para alcanzar tal plenitud están vivir sin rencor, portarse bien con los demás, pasar la vida sin ofender a nadie o  estar agusto con tu conciencia.

Y así vive ella, en paz y a un paso de la calle San Ildefonso donde una placa la recuerda. “Recordar es volver a vivir”, dice esta sabia que nació un día de la Milagrosa y que siempre será eterna.

Publicado en junio de 2023

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