
Los rostros tartésicos hallados en el yacimiento de Casas de Turuñuelo de Guareña son un descubrimiento tan excepcional como inesperado. Los arqueólogos e investigadores de la historia más antigua de Extremadura están de enhorabuena.
Para ellos estas esculturas suponen un cambio de paradigma con respecto a lo que se sabía hasta hoy de la cultura tartésica.
Son piezas en piedra de cinco rostros humanos fechados en el siglo V antes de Cristo, es decir, tienen más de 2.500 años de antigüedad.

Dos de los hallazgos son rostros de mujer, están casi completos y se cree que podría tratarse de divinidades, diosas o sacerdotisas. Hay otro de un guerrero y otros dos fragmentos más que pertenecieron a dos rostros: de hombre y de mujer.
Un hallazgo trascendental de interés mundial
Este hallazgo trascendental sitúa al yacimiento pacense en el foco de todas las miradas. Hace apenas cincuenta años ni siquiera se tenía claro si Tartessos había dejado algún rastro de su civilización en Extremadura.
Apenas se conocían unos hallazgos aislados y descontextualizados, producto, tal vez, del comercio con los fenicios de la costa andaluza. Hoy en día están documentados yacimientos enteros no sólo en la provincia de Badajoz, sino también en la de Cáceres.
Además, el hecho de que solo se conocieran representaciones artísticas geométricas, de plantas o de animales hacían suponer que Tartessos podía ser una civilización menor, poco avanzada respecto a las grandes culturas de la época en el Mediterráneo. Pero estos hallazgos lo cambian todo.
Si los tartesios representaban la figura humana, cabe preguntarse quiénes son los representados en esas imágenes. Guerreros, o quizás los héroes de esta civilización, sacerdotisas, diosas y dioses.
¿Los tartesios tenían su propio panteón de divinidades? ¿Cómo eran esos dioses y diosas y cómo se les rendía culto? ¿Tenían sus propios héroes? ¿Contaban o escribían sus propias historias?
Cambio de paradigma en la historia
Estos hallazgos permiten abrir todos estos caminos a los investigadores y sobre todo nos dejan a la expectativa de los nuevos descubrimientos y hallazgos que, sin duda, están por venir.
Se está empezando a escribir la historia de esta enigmática civilización y en Guareña, como en otros muchos yacimientos extremeños, los tartesios dejaron constancia de ella.

Los tartesios tenían su propio alfabeto y se han encontrado representaciones de su escritura, pero aún se desconoce su significado. Quizás en el futuro aparezcan nuevas muestras de la escritura tartesia, aunque no se sabe si podrá descifrarse.
Aquí radica el cambio de paradigma, nuevos puntos de vista que permitirán descubrir si estas gentes eran conscientes de su propia relevancia como cultura, si tenían sus propios mitos, narraciones y dioses, y cómo se relacionaban con las demás.
Es la historia más antigua que puede contarse en nuestra región y es apasionante.
Fotografía de portada de Samuel Sánchez (El País) divulgada por el CSIC
Publicado abril 2023
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