Hablar de Vicente Martín Martín es mentar a un hijo de Las Hurdes cuyos pasos son tan silenciosos que no los oye ni el que camina al lado. Su modestia y recato rompen todos los moldes. Cumple responsable y milimetradamente con su deber como responsable de la Casa de Cultura de Caminomorisco y no quiere más aplausos, ni espaldarazos ni que le canten loas.
Y el buen amigo Vicente se guarda en sus más profundos ventrículos el amor que derrocha por su comarca jurdana. Pero no puede ocultar lo que trasluce por sí mismo. Como esa revista De Jigu a Brevas, que él dirige, maqueta y coordina, y en la que escribimos algunos.
Ya está en la calle el número 175. Todo un buen hacer y que rezuma, como todas las revistas que le precedieron, ese cromático colorido que otros no supieron darle, o incluso lo transformaron en pinceladas negras, grises, mendaces y tremendistas, a estas legendarias tierras: punta de lanza pizarrosa que se clava en las posaderas de otros territorios, hoy castellanizados, del antiguo reino de León. Se nos presenta la revista con una portada de las más bellas que hemos visto sobre Las Hurdes: un farallón pizarroso, inmenso, que cae a tajo sobre las aguas del retorcido río Marvillíu (en castellano, Malvellido), en su parte alta, y entre cuyos intersticios se alzan encinas riparias, algún que otro alcornoque, acebos, madroños, labiérnagos, cornicabras, lentiscos o madreselvas. Y Vicente nos habla, con buena prosa, sobre esa área riscosa, que constituye uno de los paisajes más salvajes y espectaculares de la comarca. También ilustra los textos, pues sus magníficas imágenes deben de constituir una de las colecciones fotográficas más completas y hermosas de estos valles y sierras.
Continúan otras páginas, algunas -dicho sea con modestia- del que suscribe (Las Hurdes en el siglo XVIII: Pinceladas geográficas y etnográficas o el Alcalde Mayor de Plasencia está en Las Batuecas). Aprovechamos para corregir un gazapo que se nos escapó al escribirlas: el antiguo concejo de Oveja fue siempre jurdano por sus cuatro costados. Esta demarcación incluía los núcleos poblacionales de Las Casas de la Palombera (hoy, villa jurdana de El Casar de Palomero), Azabal, Peroti (hoy, Pedro Muñoz). Oveja (citada como Oveia en el siglo XII y que fue centro del concejo; hoy, Ribera Oveja), Las Corzas (despoblado) y La Peja (hoy, la Pesga, inscrita por tendenciosos intereses políticos en la mancomunidad de Tierras de Granadilla). Luego, Vicente nos trae la reseña de un nuevo e interesante libro sobre la zona: La Esperanza de Las Hurdes, cuyo autor es Sergio Benito, descendiente de la alquería jurdana de El Cabezo. El libro, aunque le suene a alguien al paternalista e insano redentorismo en que se vieron envueltas Las Hurdes a lo largo de ciertos siglos, no tiene nada que ver con ello, pues sus capítulos albergan historias que nadie las había contado hasta el momento.
Las páginas dedicadas a acontecimientos deportivos en el territorio jurdano nos hablan del Desafío Trail Las Hurdes, organizado por los profesores Óscar Campos y Paco Gómez, del Instituto de Enseñanza Secundaria de Caminomorisco y grandes animadores y dinamizadores de muchas competiciones deportivas que se llevan a cabo en la zona.
Esta prueba ha sido todo un desafío, ya que consistía en realizar 145 kilómetros en 24 horas, a la carrera, pasando por las cumbres montañosas que circundan la comarca jurdana. También se dedican unas líneas a la Vuelta Ciclista a España 2020, que cruzó por el antiguo concejo de Ríu Malu o de La Rivera (hoy, llamado de Ladrillar, aunque en todos los legajos con notoria antigüedad aparezca como El Adrial o El Adrillar). No podía faltar tampoco, en la revista, el poema de Manuel Bravo Roncero, querido camarada y tabarru del pueblo de El Cabezo, más conocido por El Últimu Jurdanu, que así se rotula en una placa de una plazuela del lugar que le vio nacer y corretear por sus calles. Su poema Tierra y Libertad desprende un olor y un amor apasionados por su tierra.
Arqueología
El inquieto, curioso, ratón de biblioteca, licenciado en Lengua inglesa, bibliófilo…, que todos estos títulos y entretenimientos aparecen en el currículum de nuestro siempre amable y diligente amigo Vicente Martín Martín, también se amplía con esa gran afición a sumergirse en los mundos arqueológicos de la zona. Recientemente, ha añadido a su haber el dar a conocer los interesantísimos petroglifos de Candelario I y Candelario II. Las Hurdes se erigen en todo un paraíso del período Calcolítico. Pocas comarcas habrá por la vieja Iberia con tantos vestigios de la Edad del Cobre. Vicente, acompañado por sus paisanos David Gómez, Ramiro Gómez o algún otro, en sus pesquisas arqueológicas llegan a hollar exóticos y deslumbrantes rincones, de escabroso acceso, donde solo pisaron los pastores jurdanos. En el artículo Arqueología, Vicente nos coloca un enlace que nos lleva a una serie de vídeos, conformados por Juanjo Gómez Martín, El Punki, otro gran amigo de Caminomorisco y alocadamente cuerdo por las huellas de sus antepasados. La revista se cierra con una crónica del periódico El Correo Salmantino, de fecha 8 de febrero de 1848. El artículo se titula Medicina de los Jurdanos y lo firma el médico Lucas García Martín. No tiene desperdicio alguno, dado su valor antropológico y etnobotánico. La contraportada es ilustrada por una de las impactantes fotos de uno de los chórruh o chorrérah (cascadas) que se despeñan por las montañas jurdanas. Vicente nos relata, finalmente, que el próximo día 25 de noviembre podrá volver a verse, en la Casa Reonda (Casa de Cultura de Caminomorisco) la exposición Recorrido bibliográfico por la comarca de Las Hurdes.
Se nos fue Paulino Iglesias Martín
A través de la profesora Juani Bolé, hija de la alquería jurdana de La Socea (en castellano, La Sauceda), hemos sabido del fallecimiento de su tío Paulino Iglesias Martín, tamborilero de la aldea de La Dehesilla y al que conocíamos, en plan vecinal y de camaradería, como Tíu Paulinu El Concha y El Colorón. Paulino fue genio y figura durante los muchos años que estuvo encuadrado en la Corrobra Ehtámpah Jurdánah. Aparte de darle al tamboril y a la gaita, era un arca sin fondo en todo lo referente a la Cultura Tradicional-Popular de la comarca. Cantaba innumerables piezas del Romancero Viejo y otros cánticos mil, todos avalados por la más acrisolada tradición oral. Lo mismo sobre el caudal de cuentos, leyendas, ensalmos, responsos, conjuros, trovas locales y otros requilorios de indudable valor etnográfico y folklórico que atesoraba. Fue entrevistado por renombrados investigadores en los muchos encuentros celebrados dentro y fuera del territorio jurdano. Su carácter jovial, dicharachero, chistoso y picaresco era de sobra conocido. Podríamos enumerar mil anécdotas sobre su vida. Además, era un afamado aguardentero. Se nos ha ido cuando peinaba 88 otoños. Descansa en paz, Paulino. Siempre estarás en la memoria de todos los compañeros de Ehtámpah Jurdánah y de tus paisanos de la comarca de Las Hurdes.
Fotografía superior: Refugio de pastores entre las breñas pizarrosas de las bravas serranías jurdanas, no muy diferente a algunos habitáculos de los jurdanos del Calcolítico. (Foto: Vicente Martín Martín)
Texto de Félix Barroso para su columna A Cuerpo Gentil, las opiniones e imágenes publicadas en esta columna son responsabilidad de su autor
Publicado el 16 de noviembre de 2020