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La generosidad congénita

Mientras escribo este artículo escucho, por segunda vez hoy, el genial y heterodoxo jazz del saxo John Coltrane en la que es su gran creación, A Love Supreme. Una gran obra que tuvo como origen la generosidad musical de Trane -como la de otros grandes- al regalar esa composición a las personas. No recuerdo quien dijo aquello de que la generosidad no es dar a otros lo que a uno le sobra, no; en verdad es ofrecerse uno mismo, dar lo que eres. Un virtuoso ejemplo, que podría ser entre otros muchos, es el de este músico que además se desvivió por los derechos y el bienestar de sus congéneres. No desfallezcan, esto es sólo una introducción a lo que sigue.

En esta dramática época en la que sobrevivimos, hay personas que dan incluso todo lo que no tienen por intentar salvarnos, lo que en muchos casos consiguen. Otro ejemplo, aunque este no tenga música: el Colectivo de la Sanidad en todas sus funciones y especialidades. Ya antes cobraban poco, ahora que los necesitamos más que nunca siguen con una retribución escasa pero trabajan muchísimo más y con inagotable denuedo. Vamos a ver si la generosidad de la sociedad y la de los que mandan no se queda únicamente en aplausos. Agradecemos así y lo manifestamos con nuestras manos, pero cuando lleguemos a reestrenar la vida, cuando haya pasado un año, iremos a comprobar donde está realmente la generosidad de la ciudadanía y la de los que pisan buena alfombra en despachos oficiales. Ojalá sea perdurable el eco de su labor, no solo el agradecimiento con ovaciones a hora fija.

Escasez de virtudes  

Ahora, todos incluso uno mismo estamos espiritados por la ansiedad de recuperar todo aquello de lo que nos privaron pero que sigue estando ahí, momentáneamente prohibido para cuidarnos. Nos sentiremos mucho mejor cuando eliminemos de nuestra mente la incertidumbre; claro, es manifiesto que para conseguirlo nada es más imprescindible que recuperar nuestros gozos, aquellos que fueron cotidianos y que ahora nos parecen extraordinarios. Por eso, para equilibrar el ánimo, en estos días potenciamos el subidón del pensamiento positivo en lo futuro, que es la consecuencia ineludible del sentir las penalidades del presente.

Uno cree que sería conveniente que nos planteáramos -cuando nos sanen el país- empezar algo nuevo en vez de reiniciar lo que se interrumpió; sobre todo considerando que cuando suspendimos aquel momento, lo transcurrido ya tenía taras y había sobrepasado el periodo de obsolescencia moral, esa que afecta a gran parte de nuestra sociedad ego-hedonista. Sería extraordinario que una mañana de estas surgiera un ‘trendin´ topic’ social que se ha hecho viral -no como alguna de esas bobadas que se suben a la Red de las cosas- y resultase ser la generosidad universal,…un decir, un anhelo.

Publicado el 17  de abril de 2020

Texto de de Alfonso Trulls para su columna Impresiones de un Foráneo

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