He llorado pocas veces este año en el cine. Dos exactamente. Y no será porque no haya visto películas (por placer o por obligación). Lloré, mucho, con el final “Yo, Daniel Blake”, el último largometraje de Ken Loach. Una cinta en la que hay verdad y hay compromiso desde la primera palabra sobre fondo negro que se escucha. Y estamos tan faltos de verdad y de compromiso que se agradece que el británico a sus ochenta años siga haciendo cine. Ese tipo de cine.
Y lloré el sábado en el estreno extremeño de “El Mundo Entero” de Julián Quintanilla. Lloré de emoción. Y lloré de rabia. Pero también me reí. Y hasta aplaudí en mitad de la película contagiado por las más de 700 personas que abarrotaban el Teatro López de Ayala de Badajoz. Que me perdonen los puristas del cine pero si hay algo fascinante de ver una película con otras personas es experimentar las emociones compartidas, es vivir y sentir con otros lo que se proyecta sobre la pantalla.
En el nuevo corto de Quintanilla, “El Mundo Entero”, Julián (interpretado por el propio director) vuelve, como cada año, a Extremadura para visitar a su madre muerta en el cementerio viejo de Badajoz. Ella se le aparece, hablan de cómo les va la vida (y la muerte), y le hace una petición que el hijo tendrá que cumplir de manera obligatoria. Este año la tarea sorprenderá al mundo entero.
Loles León es la Chary, la madre de Julián. Pero la Chary son las mujeres de San Roque, las “machas” que ellas mismas se encargaron de mencionar con orgullo en el estreno. No sólo eso, la Chary son todas las madres que se ponen con los brazos en jarra para defender con garras y dientes, a veces eso es lo único que se tiene, a sus hijos y a sus hijas. Son todas las mujeres que cuidan de los suyos, que tratan de construir otro vecindario en el que quepa todo el mundo, que buscan transformar sus aceras para hacerlas más respetuosas para que cualquiera pueda sentarse en el umbral de la puerta. Y sí, la Chary son todas esas personas que día a día luchan contra la homofobia en esta tierra.
En el photocall tras la película, una mujer mayor agarrada a su guapísimo hijo besa y abraza a Julián Quintanilla. Ella muy emocionada le cuenta que tiene una foto de cuando tenía 5 años, que se la quiere dar. La mujer no lo suelta. Quiere seguir ahí, hablando del barrio, de su gente, de su madre. Julián le dice que se va a quedar en Badajoz unos días, que irá a tomar café con ella. Hacer barrio, construir comunidad desde los afectos, desde el cariño, desde las emociones compartidas. En la lucha contra la homofobia, en la construcción de barrios y pueblos más amables no sobra nadie. Ojalá se entere el mundo entero de eso.
Evento: Proyección de “El mundo entero”
Lugar: Cinesur Conquistadores de Badajoz
Fechas: 15 y 22 de diciembre
Publicado en diciembre de 2016
2 comentarios
Ayer me dijeron en el cine que para el día 15 estaba lleno, ya están vendiendo las entradas del 22. Me alegro mucho por él, por el recuerdo de Chari y por los
sanroqueňos
Qué bien escribes.