Como todos los años ya tenemos encima el verano, que en este 2015, comienza justamente, según los cálculos del Observatorio Astronómico Nacional (Instituto Geográfico Nacional – Ministerio de Fomento), el domingo 21 de junio a las 17 horas, oficial peninsular, y a las 17 horas, 38 minutos, oficial en Canarias.
La estación veraniega de este año durará 93 días y 15 horas, y terminará el 23 de septiembre con el comienzo del otoño, algo más de tres meses fluidos que aprovechamos para decir que, según las previsiones oficiales, se auguran de gran calor.
Con el verano comienzan también semioficialmente las vacaciones, que en La Vera tiene unas connotaciones especiales. No en vano se dice que el clima de esta parte de Extremadura, distinta a la de otras comarcas extremeñas, pertenece a lo que se conoce como la “España Dulce”, porque su geografía está protegida de los fríos del norte en invierno por la Sierra de Gredos, y los calores estivales del sur en verano, cuando llegan vienen muy debilitados.
Pero a esto hay que añadir el paredón con el que se encuentran esas calinas: su exuberante vegetación y la proliferación del agua natural por doquier, que es lo más destacable de su oferta, con cuarenta y seis gargantas, numerosas lagunas o charcas públicas y privadas, arroyos y manantiales, y el Tiétar que discurre por su piel hasta toparse con el Tajo.
Ya lo describíamos hace casi un cuarto de siglo, al editar aquel libro de la rica gastronomía de la Vera (“Cocina Tradicional de la Vera”, –ya en su sexta edición–) en el que nos hacíamos eco de las palabras del famoso viajero, don Miguel de Unamuno, quien a su paso la Vera, describió así la bondad de estas tierras: “En aquella fragosidades donde se dan los más dulces frutos, donde el tomillo y la jara aroman a los berruecos, donde parece que el campo es música de armonio monacal… oscuros pensamientos de eternidad parecen brotar de la tierra”.
No en vano tampoco el griego Estrabón situó en esta comarca los “celebrados Campos Elíseos, lugar de vida bienaventurada, habitación de los dioses y descanso de los varones justos”. Parecidos elogios dedicó a esta comarca el cronista real Rodrigo Méndez Silva: “La Vera es un sitio no solamente de los más fértiles, amenos y abundantes que haya en España, sino también en toda Europa y Asia”.
Por eso ahora que la calina aprieta, casi a un tiro de piedra, como quien dice a la vuelta de la esquina, en este rincón de Extremadura, el viajero, el turista o el paisano puede disfrutar de un paraíso, como la describió el Conde de Canilleros cuando la descubrió: “La Vera es un paraíso… por estos sitios nos perdemos entre perales camuesas, higueras, membrillos, cerezos, granados, castaños, robles, olivos, fresnos, moreras, álamos, laureles, madroños, naranjos, alisos…”.
Pues eso, amigos, ya saben donde estamos. Feliz estío 2015
Hotel Rural con Encanto “Alcor del Roble”, parte del paraíso de La Vera .
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