
Creo que no he conocido a ningún escritor con una trayectoria tan clara y rectilínea como la del poeta y cantautor José Manuel Díez, que siempre ha parecido tener una idea muy clara de lo que había de ser su carrera como artista de la música y la palabra. Nos conocimos cuando él acababa de publicar su primer libro de poemas, 42, y yo mi primero de relatos, Cortometrajes, y desde entonces no ha dado puntada sin hilo, acumulando libros (La caja vacía, de 2006, Baile de máscaras, de 2013, Estudio del enigma, de 2015, El país de los imbéciles, de 2018, y, recientemente, Setecientos caballos desbocados) y premios (el Premio Conmemorativo Luis Rosales, el Premio Vicente Aleixandre, el Premio Cáceres Patrimonio de la Humanidad, el Premio La Voz + Joven, el Premio Hiperión, el Premio Ciudad de Burgos o el Premio Jaén de Poesía), entre ellos varios de los más relevantes a nivel nacional. Como cantante formó parte durante años de El Desván del Duende, grupo con el que puso música a la candidatura de Cáceres como Capital Europea de la Cultura, y en 2015 emprendió un proyecto en solitario transformado en Duende Josele que arrancó con el disco-libro La semilla y en el que, en un momento u otro, de una manera u otra, ha logrado implicar, con la fresca y poderosa capacidad de entusiasmar que ha tenido siempre, a nombres tan relevantes como José Mercé, Luis Eduardo Aute, Benjamín Prado, Luis Pastor, Coque Malla o Sharif Fernández.
Como continuación de La semilla, Duende Josele publicó en febrero de este año Desnudos integrales, su segundo disco-libro, o libro-disco, porque es difícil, en su trabajo, establecer prioridades o preferencias, pero también porque se trata de un todo en el que el librito en tapa dura y el circulito de plástico con pistas de sonido grabadas dialogan, se complementan, tienen, sin duda, el mismo peso.
Semianalfabeto musical como soy, nada me atrevo a decir sobre el CD más allá de que lo escucho y me gusta, pero, por lo que respecta al libro –si es que tengo más autoridad para hablar acerca de él–, diré que lo abren citas de H. Lawrence, Jorge Debravo, Jesús Aguado y James Joyce y que lo van jalonando luego otras de John Berger, Miguel Barnet, Anise Koltz, Friedrich Hölderlin, Mahmud Darwix, Werner Aspenstrom o Gabriel García Márquez que ponen de manifiesto la amplitud de lecturas del autor, un bagaje que se hace visible y patente en sus versos y al que puede uno asomarse en los huecos en blanco que separan sus palabras.
Arranca el volumen con un prólogo, “Nueva vida”, que constituye toda una declaración de intenciones, desde la certeza de que “son los actores del porno y los poetas los que más se exponen al desnudo en su día a día” y con el objetivo de mostrarse en toda su desnudez, en “una desnudez no sólo de ideas e ideales, sino, sobre todo, de emociones y conmociones, que con toda seguridad reflejan mejor, y con mayor transparencia que mi propio cuerpo, qué cicatrices me ha dejado la vida y cuáles son mi belleza y mi fealdad verdaderas”.
A continuación el libro nos ofrece un “Cuaderno de ideas”, un batiburrillo de aforismos, poemas en verso y en prosa, confesiones y microrrelatos que constituye una buena y amplia y desnuda muestra del imaginario, del ideario, de sensibilidad del autor y que es mucho más que un prólogo a la cuarta parte, la que en principio encerraría la esencia del libro-disco, los doce temas que contiene el CD (“Sentirás”, “Desnudos”, “Incoherente colectivo”, “Vieja melodía”, “Lunático”, “La isla”, “Hijos del viento”, “El país de los imbéciles”, “So Happy”, “Manifiesto”, “Del cantor” y “Poetas”), que recopila bajo un título, “Canciones para leer y poemas para cantar”, que no hace sino subrayar de nuevo, por si alguien se despista, ese camino de ida y vuelta que viene dibujando con su obra, desde hace ya unos cuantos años, entre música y poesía.
Muchos son los vínculos que unen a José Manuel Díez, Duende Josele, a nuestra ciudad, Plasencia, y muchas han sido las oportunidades que hemos tenido de verlo y escucharlo cantando y recitando, pero quizá ninguna haciendo repaso de toda su trayectoria, y además de la mano del no menos entusiasta Nicanor Gil, mi compañero de aventuras literarias. Por eso no deberían perderse, si les gusta la música, si les gusta la poesía la sesión inaugural del nuevo curso de la Aula de Literatura “José Antonio Gabriel y Galán” el próximo martes 3 de diciembre a las 20:00 horas en la Sala Verdugo.
Duende Josele
Verso libre producciones
Publicado el 29 de noviembre de 2019
Texto de Juan Ramón Santos para su columna Con VE de libro