
Las mujeres trabajan hasta debajo del agua. Son seres indispensables que dan vida a los humanos, les alimentan y arropan. Muchas de ellas desarrollan una labor doméstica, otra profesional y además buscan tiempo para hacer arte. Todo ello sin que se vea menguado el cariño hacia el hombre compañero y su conjunta descendencia. Ellas son artistas del hogar que satisfacen a los que la rodean con creces, abundando la complacencia de su cotidiano vivir en beneficio de los suyos. Y además pintan, esculpen, fotografían, escriben y laboran.
En Plasencia se celebran, con cierta frecuencia, muestras y exposiciones de su quehacer artístico de todos los colores y formas. Centros como el Cultural Santa María y las distintas salas de exposición de Las Claras lo garantizan.
Hay una mujer, ella, que enseña a pintar a mayores y pequeños; otras optan por manifestarse con su propio arte ingénito esculpiendo formas, pincelando lienzos. Todas regalan cariño, cuidan de la casa familiar y marean la jornada robando tiempo, estirándolo, para llevar a cabo su arte y exponerlo a los demás. Y es que son mujeres trabajadoras y artistas. Son ellas, siempre.
Texto y foto de Alfonso Trulls para su columna Impresiones de un foráneo