Casi siempre centro el contenido de esta sección en actividades constantes y muy variadas que esta ciudad ofrece al visitante. Conciertos de música -clásica y pop- exposiciones, paseos por lo monumental y lo histórico, conferencias, presentaciones libreras, varios y lúdicos festejos y un sinfín de trajines para todos los gustos y edades que hacen imposible que alguien no sepa qué hacer aquí. Y que yo me entere.
Antes de que lleguen los días de Feria, esos que se nos pasan sumergidos en la afable compañía de los amigos, el cañeo, el chachareo y la diversión, uno quiere hacer una alabanza a la otra cara serena de la ciudad. Hay aquí más de ocho emplazamientos en donde el silencio gobierna muy mandón, excepto cuando concede permiso a los pájaros y al agua para alterar esa reserva. Entre todo ellos, uno tiene sus preferencias. Los menciono por si inclino al personal a disfrutar de ellos. Cómo no, la primera es la ribera del Jerte que además tiene su parque, y los parques del Cachón, el de la Coronación y el de los Pinos. Enumerar todos los lugares y hablarles de no hablar y escuchar, ocuparía aquí demasiado espacio y más palabras.
Vayan a uno de ellos y verán que Plasencia, además de bella, empedrada e histórica, es también fresca y verde.

Publicado en mayo de 2016