Desde su nombre hasta sus leyendas, el arroyo Niebla de Plasencia tiene algo de magia en su recorrido.
Actualmente a la orilla de su cauce serpentea un paseo que los placentinos recorren de arriba abajo a lo largo de tres kilómetros. Es el paseo del arroyo Niebla que se dibuja entre naves industriales y campo.
Muchas mañanas del año, si nos asomamos a la ciudad desde el Cementerio Judío del Berrocal y vemos hacia el sur suele distinguirse el arroyo porque una niebla se posa sobre su entorno. Puede ser la que dio nombre al cauce que esconde también historias trágicas, como la que nos cuenta Israel Espino sobre los hermanos Monroy, que se batieron en duelo a orillas de este arroyo junto al parque del Cachón. Los dos hermanos murieron en el enfrentamiento y la sangre tiñó de rojo el agua. Ese día se posó una espesa niebla sobre el arroyo, que al final le dio nombre. La leyenda cuenta que los espíritus de los hermanos, reconciliados en el momento de la muerte, pasean por allí el día de San Juan.
Lo más interesante, es que el arroyo Niebla, aunque forme parte de la ciudad, en ocasiones parece independizarse de ella pues, así como muchas mañanas podemos ver sobre él la niebla, hay días, cuando toda Plasencia amanece cubierta de una espesa niebla, que solo en los alrededores del arroyo Niebla brilla un sol espléndido.
Y aunque en algunos mapas este arroyo tiene el nombre de Fuentidueñas, el de Niebla ha hecho olvidar ese nombre.
Nota: leyenda publicada originalmente en Plasencia, historia, guía, leyenda de José Sendín Blázquez.
Publicado el 2 de febrero del 2021
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