Cuando a mediados del siglo XX los vecinos de Granadilla se vieron obligados a abandonar su pueblo, por la construcción del embalse Gabriel y Galán, se llevaron consigo no solo las pertenencias que pudieron recoger, sino una nostalgia que arraigaría en ellos y pasaría como los recuerdos de una a otra generación.
Cuando en Granadilla había vecinos y la plaza se llenaba de gente, en la iglesia había misa y los perros ladraban en las esquinas, la fiesta mayor se celebraba el día 15 de agosto, el día de la Asunción. Por eso, aquellos vecinos que una vez se vieron obligados a la diáspora, y sus hijos, sus nietos, también sus viudas y viudos, vuelven cada año por esta fecha a recorrer las calles del pueblo, reviviendo recuerdos propios o heredados, en un ambiente cargado de alegría por el reencuentro, pero también de nostalgia por todo lo que nunca volverá a ser.
El viernes 15 de agosto, vuelven los hijos de Granadilla, a su tierra. A tocar con sus manos las piedras de lo que alguna vez fue su hogar.
Si quiere saber más sobre Granadilla, lea a Noelia Pérez, aquí.
Publicado: agosto 2014