Los alumnos del CEIP de Caminomorisco, en Las Hurdes, escenificaron recientemente este acontecimiento nupcial.
Las bodas en Extremadura siempre gozaron de coloristas e interesantes valores etnográficos y folklóricos. Antes que se diera el salto, en nuestros medios rurales, de una economía de subsistencia a otra de mercado, estos acontecimientos nupciales se solían celebrar en el mes de septiembre, cuando ya estaba el trigo en la troje y se habían recogido otros productos del campo. Menguaban las duras faenas y los campesinos se podían permitir el tirarse cinco días de fiesta, que era lo que venían durando las antiguas bodas. Y cada jornada tenía su nombre. En varias comarcas del norte cacereño, se conocían como “Día de la Fruta” (cuando se juntaban las comadres y preparaban los dulces de sartén), “Día de los Machos” (destinado a matar las reses, generalmente machos cabríos, para surtir de carne a los comensales), “Día de la boda” (la jornada más importante), “Día de la Tornaboa” (otro día de fiesta, en el que se solían comer los restos) y “Día de los Tíos Carnales” (solo se juntaban los padres, padrinos, hermanos y tíos carnales de los novios).
En tales bodas pervivían antiguos ritos, cargados de mucha simbología sensual y sexual, como eran las danzas rituales del “Tálamu” y de “La Manzana”. Se toleraban pesadas bromas a los novios y ciertos robos tolerados en las bodegas de los padres y padrinos. Otros rituales, como “La Maná”, “El Yugo” o “La Lonja”, se inscriben dentro de los catalogados como de circunvalación, petitorio o sumisión.
En sucesivas colaboraciones, iremos dando cuenta de las recreaciones nupciales de las que tengamos información, a fin de que toda persona interesada se pueda acercar a verlas o incluso a participar activamente en ellas. Ahora, nos permitimos describir a grandes rasgos la boda extremeña que se celebró recientemente en el pueblo de Caminomorisco (Las Hurdes), cuyos protagonistas fueron los alumnos del colegio público, los profesores y algunos vecinos de la localidad.
Amelia Moreno es la directora del CEIP “Los Ángeles”, de Caminomorisco. Ella nos refiere que, después de volcarse alumnos y profesores en cuerpo y alma a lo largo del último trimestre en ensayos y otras tramoyas, decidieron poner en marcha la escenificación de una boda extremeña. Profundizaron en el folklore, etnografía y otros aspectos que rodeaban, hará unos 20 ó 30 años, a estos eventos nupciales y dieron protagonismo a los alumnos de 6º de Primaria, que son las que ya abandonan el colegio y pasar a cursar estudios en el instituto.
La boda se inició sobre las 10:00 horas, cuando comenzaron a llegar al centro un nutrido cortejo, completamente ataviado a la antigua usanza. Del colegio marchó la comitiva al pueblo, a fin de recoger a los novios, acompañados por Severiano Sánchez Martín, vecino de Caminomorisco, con su tamboril y gaita. También se oyeron notas de acordeón, que tañía la profesora Rocío Castillo Redondo, oriunda de La Siberia extremeña.
Petitorio
El cortejo regresó al centro para escenificar la “pidía” o “petitorio” y otros rituales nupciales, como el de la “espiga”, que es cuando los asistentes entregan regalos a los novios. En esta acto, varias maestras se echaron al ruedo y bailaron “El Redoble”. Se sucedieron a lo largo de toda la jornada otros cánticos propios de las antiguas bodas en la región extremeña, como “Verdeguea y grana”, “El Cantarito”, “Seguidillas de boda”, “Ronda de bodas”, “La Daga” o “El Garrabán”. Al finalizar los rituales, hubo una riquísima degustación de dulces típicos, elaborados para la ocasión, mientras todo el que quiso se echaba unos bailes en consonancia con la fiesta que se celebraba.
En esta boda tan infantil y tan extremeña han colaborado el Ayuntamiento de Caminomisco; el IES “Gregorio Marañón y la residencia de Educación Secundaria del mismo pueblo; los CEIP,s. “Francisco Segur Panadero” y “San Ramón”, de las localidades hurdanas de Nuñomoral y Azabal, respectivamente; la Guardia Civil de Caminomorisco y las madres y padres del colegio de primaria y de la guardería de esta última población.
El próximo reto será la puesta en marcha de una auténtica boda al estilo tradicional de Las Hurdes, que bulle en la mente de Amelia Moreno, la directora, y de otra gavilla de maestros. Seguramente que, con ganas e ilusión, también llegará a buen puerto.