La crítica le ha otorgado en alguna ocasión el título de Robinson literario, y aunque la descripción suene a cliché, a intento de hacer una caracterización rápida, fácilmente asimilable, de un autor singular y complejo, algo tiene de cierto, pues en sus cerca de treinta años de carrera como escritor Gonzalo Hidalgo Bayal ha venido levantando su mundo narrativo en una isla desierta, desde un lugar periférico, alejado de los centros de creación literaria, pero también de modas y tentaciones comerciales, empleando con rigor extremo –y con extremo respeto al lector– la palabra, el material de construcción que sostiene, a fin de cuentas, cualquier literatura, abriéndose paso por sus propios medios, libro tras libro, de forma discreta, hasta ser reconocido como lo que es, uno de los mejores escritores actuales en lengua castellana.
Desde esa isla desierta nos llega ahora Nemo, su nueva novela, publicada como viene siendo feliz costumbre por Tusquets en la colección Andanzas, la aventura de un héroe del silencio, de un forastero que llega a una pequeña aldea con el propósito de no decir palabra pese a las asechanzas de sus locuaces vecinos, empeñados en ver en su decisión una tácita forma de rebeldía, una aventura insólita en la que Gonzalo Hidalgo parece explorar, de paso, los límites verbales de la condición humana y que todos esperamos con la misma intriga y la misma impaciencia con las que los vecinos aguardan, en sus primeras páginas, la misteriosa llegada de Nemo.
Texto de Juan Ramón Santos sobre el nuevo libro de Gonzalo Hidalgo Bayal publicado originalmente en la revista Planes Plasencia
Enero de 2016