A muchas personas les sucede que la Navidad les asienta el sentimiento pegado a la ternura despertándoles afectos que tenían amuermados con algunos seres cercanos. A otras se les aleja ese amanecer de los quereres -que quizá ya tenían perdido- para revolverse con la bilis que les produce la falta de cariño que nunca dieron y por ello jamás le devolvieron. Este fenómeno sentimental no ocurre solo en estas fechas; las personas manifiestan subidones cariñosos, también olvidos y desprecios a lo largo del año. Luego, algunos, retoman los afectos allá para esa noche que dicen que es buena.
Lástima. Lo bonito y agradable sería que la gente se quisiera y se odiara a lo largo de los 365 días por igual, es decir, siendo consecuentes con sus sentires. Uno piensa que hay que querer siempre, sin fechas, ni condiciones, ni símbolos religiosos. Si alguien te hace daño te apartas sin odiarle, y si alguien te quiere como eres no le dejes escapar, atrápalo con tu cariño aunque no sea Navidad.
Personalmente, uno se siente acariñado por Plasencia, que es una ciudad extremeña que me ha renacido los sentires, que me facilita el querer porque me lo regalan. O sea, que me ha tocado el primer premio de la vida, que es el más gordo del corazón.
Y es que a otros la Navidad les puede parecer extraña y no deseada por lo lejana que la sienten, porque no saben querer. Uno la nota cercana, porque sé que queriendo te quieren. Todo el año.
Publicado el 22 de Diciembre de 2016
1 comentarios
Alfonso, te queremos !!!
Feliz Año Nuevo 2017 !!!