Deja el viajero las fragas de El Canchal del rey, salta a la vía pecuaria que se encamina hacia el meridión y, nada más empezar a llanear, se introduce, a su diestra, por encinares cuyas raíces las arropan tupidas escobas, retamas, torviscos, esparragueras, piornos y masas de bardales, con la presencia de majuelos (en la zona, galapéruh), algunos rosales caninos y piruétanos. Sigue leyendo
