La Encamisá de Torrejoncillo

Todos los que participan en la fiesta de La Encamisá de Torrejoncillo saben que sus padres, sus abuelos y los abuelos de estos también salieron la noche del 7 de diciembre a caballo y andando, armados con escopetas, cubiertos con mantos blancos y custodiando el estandarte de la Virgen por las calles del pueblo.
La víspera del día de la Inmaculada Concepción, todos tienen a punto los mantos de puntillas y los dulces elaborados en casa. Han reunidos leños para preparar las hogueras que iluminarán el cielo sobre la dehesa, así combatirán el frío y junto a la lumbre compartirán viandas y vino.
A las diez de la noche la plaza del pueblo se llena de gente y allí esperan a que se abra la puerta de la iglesia de San Andrés y salga el estandarte azul bordado con la imagen de la Virgen. La recibe el mayordomo que monta un caballo ataviado para la ocasión y lo muestra a todos los presentes. El pueblo es una exclamación de vivas a la Virgen y disparos de escopetas.
Comienza la procesión y el estandarte recorre Torrejoncillo entre exclamaciones de alegría, rodeado por los jinetes que llevan encima el manto blanco bordado a veces con estrellas. Se disparan cientos de salvas al cielo y se pronuncian miles de vivas a la Virgen.
Después de dos horas y media de recorrido el estandarte vuelve a la iglesia y los vecinos dejan pasar la noche en la calle, alrededor del fuego, comiendo dulces y relatando lo sucedido. Al día siguiente se inicia un año de preparación para la próxima Encamisá, en Torrejoncillo.
La encamisá 2022 en Torrejoncillo