
Al retiro de Riolobos se le podría llamar el pequeño Retiro porque si cierras el ángulo de visión, te imaginas en el Retiro de Madrid y eso que los vecinos, sin pretensiones como gente auténtica que son, lo llaman sencillamente la laguna.

La laguna de Riolobos, el pequeño retiro
De hecho, cuando te recomiendan visitar la laguna de Riolobos, un pueblo extremeño de mil y poco habitantes, te viene la imagen bucólica de una charca en plena dehesa con sus vaquitas ramoneando. Pero es que lo que esconde Riolobos a un paso de la A-66 es un estanque de una hectárea de diámetro rodeado por una balaustrada ornamental de blanco impoluto, un géiser que se ilumina por la noche, sus patos y, durante la semana cultural en verano, sus paseos en barca.

Destino de peregrinos del Camino de Santiago por la Vía de la Plata
Esta joya del mundo rural está a apenas seis kilómetros de la Autovía de la Plata entre Cáceres y Plasencia y a no más de cuatro caminando o en bicicleta desde el tramo de Grimaldo a Galisteo de la Vía de la Plata, la ruta del Camino de Santiago por Extremadura. Lo que llena de peregrinos Riolobos, en la Asociación de Caminos de la Vía de la Plata gracias al Camping Las Catalinas. Lo confirma Nacho, el adjudicatario de este establecimiento de titularidad municipal: “Los que más nos visitan son turistas extranjeros con su autocaravana, del norte y sur de España, muchos peregrinos de la Vía de la Plata y en nuestras casitas familias con sus mascotas, todos en busca de relax, y te puedo asegurar que alucinan con el pueblo”.

El Cerro Tomillar, paraíso de orquídeas en Extremadura

A su buena situación geográfica se une el factor sorpresa de la laguna ornamental, que está situada entre una extensa zona ajardinada que ya la quisieran para sí muchas ciudades y paseos zigzagueantes por un cerro que solo se desbroza para mantenerlo en estado salvaje y que es todo un paraíso de orquídeas en primavera. Todo ello es el Parque Periurbano de Conservación y Ocio el Cerro Tomillar con 17 hectáreas donde perderse.

Lo corona un mirador al que se suman las vistas del pueblo con la espigada torre de la Iglesia de Santa Catalina a un lado y al otro uno de los tres acueductos que canalizan el riego de cultivos desde el río Alagón y tienen gran atractivo fotográfico.

Todos a una, la tierna historia del Cerro Tomillar
El Cerro Tomillar tiene, además, una historia tan bonita como que lo sembraron lo propios vecinos. Hasta 2016 estaba oculto bajo eucaliptos y el ayuntamiento tuvo la feliz idea de reconvertirlo en una representación del bosque mediterráneo con la ayuda de todo el pueblo. Arbolando llamaron al proyecto y cada vecino plantó y apadrinó su propio árbol o arbusto. “Fue emocionante — recuerda Santiago, el encargado de mantenimiento del pueblo—porque en un fin de semana estuvimos más de 500 personas sembrando más de 50 especies autóctonas”.

Fue entonces cuando las orquídeas tomaron protagonismo y Riolobos se sumó a los destinos extremeños para los amantes de estas fascinantes flores, que lo visitan en busca de la abejera mayor y la mariposa, catalogada de interés especial en Extremadura, y últimamente también una tercera especie, la serapia língula. Si el tiempo acompaña, en mayo y abril florecen entre lavándulas, tomillos borriqueros para los vecinos, que pueblan por miles el paraje hasta el punto de dar nombre al cerro y convertirlo en un manto violeta de gran belleza.
En el Cerro Tomillar hay un aula de naturaleza que ofrece visitas guiadas y que hace las veces de oficina de turismo por lo que es visita obligada así como el jardín botánico que mima Santiago.

El parque periurbano está nada más entrar al pueblo desde la autovía a la izquierda y se aparca sin problema. Es atravesar la cuidada zona ajardinada y alcanzar la laguna, detrás está el aula de naturaleza y se adivinan los caminos en zigzag por el Cerro Tomillar, que es también destino de pesca de competición en busca de carpas. Muy cerca está, además, la dehesa por la que pasear también es una delicia.

Dónde alojarse y dónde comer en Riolobos
Para alojarse hay varias opciones más además del Camping Las Catalinas. Están las casas rurales de La Molinera y la Abuela Maxi y los Apartamentos Turísticos La Ribera. Para comer, además, el Kiosco y el Café Bar El Hogar.
Destino de coworking rural para teletrabajar en medio de la naturaleza
A 8 minutos en Pajares de la Rivera está la Casa Rural Extremavela y las Bodegas Dehesa Vieja, con restaurante y visitas guiadas. Es la pedanía de Riolobos y no es una pedanía cualquiera porque acoge un espacio de coworking rural que permite teletrabajar en medio de la naturaleza. La Aldea Digital de Riolobos se llama y ocupa una antigua iglesia reconvertida en oficinas individuales y salas de usos múltiples con conexiones rápidas y fiables y espacios bien equipados.

Riolobos es, efectivamente, un pueblo para retirarse del mundanal ruido en el norte de Extremadura.
Publicado en mayo de 2025
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