Después de un año convulso debido principalmente a los temporales pluviales y catastróficos de la cola del año, tenemos de nuevo, sin apenas notar sus pasos, la Navidad.
El robledal vestido de oro se desnuda despacio, y los cerezos se desprenden de las últimas hojas de color rojizo que han lucido durante el otoño; y aunque la nieve no ha hecho su aparición como corresponde, en las mañanas gélidas, en estos últimos días a veces los picachos altaneros de Gredos se cubren con un caperuzón blanquecino como si estuvieran de carnaval; y el rumor de las gargantas sorprende al caminante, cargadas de agua alborotando con sus cascadas los aledaños reverdecidos hasta el punto de hacernos vivir un cuento mágico con los atisbos de un sueño de verano.
Al mismo tiempo, los cielos vanidosos, a veces mareantes con sus tonos, se visten a menudo sus diferentes capas y manteos de nubes que corren a toda carrera como caballos desbocados hasta acumularse y aturdirnos con una oscuridad difusa y extraña.
Y aunque aún vivimos aginados por las imágenes del agua destructora de la Dana por tierras del Levante y los aires de guerras por todo el planeta, de manera que parece que nunca vamos a aprender la lección de que la naturaleza se comporta como la tratamos y que la paz es lo mejor que puede pasarle al hombre, suenan las campanas de la Navidad, y ese Niño pequeño y tierno nos augura como todos los años ese gran don de la paz para los hombres de buena voluntad.
No obstante nos salpica el recuerdo de otras fechas y caemos en la cuenta de que el tiempo se nos va como el agua entre las yemas de los dedos, y de resultas nos invade la añoranza de los seres queridos.
Pero hay que pasar página, y hay que vivir el presente que es lo que se ofrece en el mercado de la vida: tiempo de adviento que nos trae de la mano la Natividad como una realidad nueva, que nos muestra a los cristianos la ruta de la vida, de la redención del mundo, de las cosas y esta tierra a la que llamamos patria, nuestro planeta.
Y la esperanza nos florece entre las manos como una manzana tierna, dulce y jugosa.
Feliz advenimiento y felices fiestas navideñas.
Publicado en diciembre de 2024