La Gorra de Montehermoso se ha convertido, por derecho propio, en todo un icono de la región extremeña. Hablar de Montehermoso es hablar de tradición, de tipismo, de folclore y de costumbres.
Pero principalmente es hablar de su afamada y colorida gorra de montehermoseña. Es una pieza fundamental de la indumentaria tradicional del municipio cacereño que sigue muy viva y que además ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos.
La gorra de Montehermoso es mucho más que el complemento de un traje. Es todo un símbolo de Extremadura que lleva la marca extremeña a foros nacionales e internacionales.
La gorra es también nexo de unión entre los extremeños que la identifican como algo propio. Especialmente cuando esa gorra se luce fuera de la región y los extremeños que residen en otros lugares sienten que un pedazo de su tierra se representa con este símbolo.
Sabor Añejo como embajadores de la gorra y el folclore
Embajadores de la gorra, y del folclore de Montehermoso, son el grupo local Sabor Añejo. La gorra en sí misma ya tiene una fuerte personalidad, pero unida al vistoso y llamativo traje folclórico del municipio adquiere otra dimensión.
La música, las canciones y los bailes que interpretan los componentes de Sabor Añejo son la esencia de una identidad propia arraigada a la tradición, al origen y las manifestaciones artísticas de nuestros antepasados.
La gorra de Montehermoso no podría seguir existiendo si no fuera por las manos artesanas que la confeccionan. Décadas atrás varios grupos de mujeres de distintas familias elaboraban esta pieza de la indumentaria popular.
Una gorrera Maestra Artesana de Extremadura
Hoy en día sólo queda una artesana gorrera en activo, María José González, Maestra Artesana de Extremadura desde 2023, que es la cuarta generación de su familia que se dedica a esta tradición.
Sus manos son capaces de transformar las fibras naturales del centeno con coloridas lanas, telas y lentejuelas en una pieza única elaborada completamente a mano. No existe ningún proceso mecánico ni automatizado que permita elaborar este peculiar sombrero de paja de centeno.
Elaborar una gorra conlleva unos tres días de trabajo. Pero el proceso comienza mucho antes con la siembra del centeno en el campo en el mes de noviembre. La paja estará lista para ser recolectada al verano siguiente. Para trabajar la paja es necesario humedecerla previamente durante unas dos horas y trenzarla: la gorra lleva tres tipos de trenzado.
El trenzado de siete pajas que es con el que se elabora la gorra, el trenzado de cuatro pajas para el remate, y el trenzado de dos pajas para elaborar el cordón que sirve de adorno. La decoración se cose a mano y se empieza primero por la tela para posteriormente añadir los adornos de lanas, botones o lentejuelas.
El original tocado que creó Ana García Ruano
Tenemos que remontarnos al siglo XIX para encontrar las primeras referencias sobre una gorra elaborada con paja de centeno. Es en 1888 cuando aparece la primera representación de la gorra como la conocemos hoy en día en una publicación de La Ilustración Española y Americana que aparece simbolizada en un grabado de Juan Comba.
Fue una vecina de la localidad, Ana García Ruano, la que creó este modelo original tocado, adaptando el casco para poder sujetar la moña de las montehermoseñas. Posteriormente la creadora de la gorra terminó elevando las alas para darle más gracia y le añadió los elementos decorativos con lanas de colores y su famoso espejo para las gorras galanas que las mujeres jóvenes y casadas utilizaban en los días festivos.
Según detalló el investigador local, Juan Jesús Sánchez, en la antigüedad era por costumbre que las suegras les regalasen a sus nueras cuando se casaban estas gorras cuando llegaban fiestas gordas del municipio como la Romería, las Ferias de Junio, San Bartolos o las Ferias de Septiembre.
La mujer montehermoseña quería lucir también guapa y galana y empezó a adonarla con lanas de colores y telas vistosas.
Hoy en día el diseño más conocido y vistoso es la “gorra de espejo” o gorra galana con múltiples colorines que dan vistosidad y elegancia al traje de Montehermoso. La gorra de clavelera es más discreta y con menos decoración y la gorra negra o de luto que utilizaban las mujeres mayores o aquellas que guardaban duelo por un familiar fallecido, ya fueran jóvenes, casadas o viudas.
Una gorra famosa en pasarelas de moda
El diseñador extremeño Miguel Becer se decidió a incluir gorras montehermoseñas de diseño en una de sus colecciones de pasarela y así llegó la gorra a las páginas de la revista Vogue y a las marquesinas de Madrid.
Esta innovación es ya imparable y muchas clientas de dentro y fuera de la región encargan gorras personalizadas a María José como tocado para una novia, para una niña de comunión o para lucir en cualquier evento o fiesta.
La gorra es el complemento fundamental de un traje regional que también adquirió fama internacional cuando apareció retratado en el cuadro ‘El mercado’ de Joaquín Sorolla y que hoy puede visitarse en la Hispanic Society of America de Nueva York.
Con motivo del centenario del cuadro, Juan Jesús Sánchez dedicó un artículo en su blog a los nombres propios de los vecinos montehermoseños que posaron para Sorolla en 1917.
Aunque en su origen la gorra no formaba parte del traje de fiesta de Montehermoso, se cree que fue el cuadro de Sorolla el que fusionó los dos elementos que empezaron a usarse de manera conjunta. Otra montehermoseña, Marcelina Domínguez Garrido, también cautivó al pintor valenciano que le realizó un retrato durante su estancia en Extremadura.
La leyenda de Los Negritos de San Blas
Los Negritos de Montehermoso es otro de los elementos originales y singulares del folclore local. Está muy extendida la leyenda de que los negritos eran un grupo de siete hermanos con pocos recursos que acudían a danzar para sacar dinero y se pintaban la cara para que no fueran reconocidos.
Sin embargo, los estudiosos en la materia creen que se trata de una tradición antigua que probablemente sea de origen prerromano. La leyenda incorporada al acervo popular del pueblo se ha mantenido por la tradición oral pero carece de cualquier argumento histórico que la refrende.
Cobra sentido con el significado de las danzas dedicadas a la guerra, a los oficios, la naturaleza o el placer. Los Negritos se celebran los días 2 y 3 de febrero (festividades de Las Candelas y San Blas) y las danzas que interpretan son una forma de dar la bienvenida a la primavera.
Entre ellos destaca el personaje del Palotero, un bufón que anima a los demás danzantes, provoca al público, hace burlas y asusta a los niños. La fiesta de Los Negritos está declarada de Interés Turístico de Extremadura desde el año 2006.
Publicado noviembre 2024
@Planveando Comunicaciones S.L.