Herrera de Alcántara es un balcón de primera en la Reserva de la Biosfera de Tajo Internacional. Pueblo de frontera con Portugal, se levanta al abrigo de la Sierra de San Pedro y su entorno no puede calificarse por debajo de espectacular.
Su posición sobre un cerro al que rodean la rivera de los ríos Aurela, Sever y Alburrel, además del Tajo, lo convierte en un enclave de observación privilegiado.
Rutas paisajísticas para caminar, ir en bici, a caballo o en moto
Herrera de Alcántara brinda un buen catálogo de rutas para hacer caminando, en bicicleta o a caballo. Recorrer en moto las carreteras paisajísticas que llevan hasta la localidad es otra estupenda opción. Son más de 320 kilómetros de itinerarios BTT y 185 senderos ecuestres los que convierten esta Reserva de la Biosfera de Tajo Internacional en un paraíso para moverse como más le guste a cada cual.
Desde miradores como el del Tajo los buitres casi se pueden tocar con la mano. Y al pie del embalse de Cedillo se puede caminar escuchando el batir del agua entre el olor de las higueras y el hinojo y a la sombra de almeces, majuelos o brezo. Si gusta pescar, el deleite está asegurado.
Por la orilla del Tajo se pueden hacer rutas como la de Mari Loza, un delicioso paseo de apenas cinco kilómetros de ida y vuelta, considerada la de mayor interés botánico del Parque Natural. Sale de la calleja de Mari Loza en Herrera de Alcántara y lleva hasta las antiguas casas de pescadores habilitadas como futuros alojamientos turísticos, que se encuentran al pie de uno de los embarcaderos del Parque Natural Tajo Internacional.
Cómodo es también el itinerario que parte de la calle Santo Domingo, junto a la plaza del municipio y lleva al mirador de Negrales. O la del Cabrizo, que toma su nombre de este puente de de pizarra y origen celta, al pie de la carretera del río Tajo.
Se puede ir también en busca de los dólmenes milenarios de pizarra y de las tumbas antropomorfas, huellas megalíticas que dan cuenta del origen milenario de la localidad. Están los conjuntos dolménicos de Cerro Caldera, Bodegas, el Sesmo, Vereda y Solana, aunque al ser especialmente frágiles solamente se conservan algunos restos.
Y se puede avanzar sin rumbo fijo, por el puro placer de disfrutar de la zona ZEPA (Zona de Especial Protección de Aves) Río Tajo Internacional y Riberos que envuelven a Herrera de Alcántara en las que habitan cigüeñas negras, buitres o el tan bonito martín pescador.
En otoño, además, se puede escuchar la berrea del ciervo, en sitios como el camino que une Herrera con Santiago de Alcántara o en la carretera de Carbajo a Membrío.
Ferrereño, el dialecto portugués en Herrera de Alcántara
El nombre le viene a Herrera de Alcántara de una herrería que funcionó entre los siglos XI y XIII, de la que cuentan que salió la rejería para la Catedral de Santiago de Compostela.
Más adelante, en el XVIII, tuvo puerto fluvial desde el que se embarcaba mercancía rumbo a Inglaterra vía Lisboa. Circulaba por ese magnífico Tajo por el que ahora se pueden hacer cruceros fluviales.
La condición de pueblo fronterizo ha dejado huella con el ferrereño o chapurrao. Es un dialecto del portugués arcaico que aún hablan algunos mayores y con el que se da la bienvenida en letras enormes a la entrada del pueblo. No se parece a la fala de Sierra de Gata pero sí convierte a Herrera de Alcántara en uno de los cuatro municipios con dialecto junto a Eljas, San Martín de Trevejo y Valverde del Fresno.
Tiene también que ver Portugal en la existencia del cementerio con vistas espectaculares de Herrera de Alcántara porque está en lo que fue su castillo. Los portugueses lo destruyeron en el siglo XVII y sobre sus ruinas se habilitó un camposanto desde el que se divisa la localidad lusa de Malpica del Tajo y el esplendor de la Reserva de la Biosfera.
Mascarrá por Carnaval y un Cristo articulado en Semana Santa
Los vecinos de Herrera de Alcántara se empeñan en mantener vivas sus tradiciones. Por ejemplo, la Mascarrá el martes de carnaval, en la que se tiznan la cara con corchos quemados y el posterior Ji, Ji que consiste en pasarse cántaros de barro hasta que alguno se cae y se rompe . El sábado carnavalero son muchos los portugueses que se acercan para compartir en la calle carne a la brasa.
Una de las celebraciones más señeras es la recreación del Descendimiento el Viernes Santo, en el que el Cristo articulado de la parroquia de San Sebastián sale de su urna de cristal para ser crucificado en una ceremonia que, a pesar de repetirse cada año, sobrecoge a los ferrereños. Es una imagen gótica de la Escuela de Plasencia, que fue entregada a las autoridades por unos pastores a cambio de pasto para sus ovejas.
En Nochebuena, a las puertas de esta misma iglesia, se enciende una hoguera en torno a la que se comparten charla y viandas.
La romería de la Virgen de Fátima en torno al 13 de mayo y las fiestas de San Juan en junio son otras celebraciones en las que se vuelcan.
Lazos de San Antonio, el regalo más dulce de las madrinas de Herrera de Alcántara
El buche con carne de cerdo forma parte de la gastronomía de Herrera de Alcántara, junto con el cordero y el cabrito. Singular es la tradición de las madrinas que regalan a sus ahijados los bollos de San Antonio en forma de lazo, similares a las roscas que se preparan en febrero para subastar por las Candelas.
Lo siguen haciendo independientemente de la edad que tengan aquellos a quienes acunaron en sus brazos. Y muchas veces regalan esos bollos cuando vuelven al pueblo quienes se fueron a trabajar a Cataluña o a Madrid y necesitan empaparse del Tajo y sus paisajes o sentirse protagonistas de unas tradiciones singulares.
Fotos: Andy Solé
Publicado en octubre de 2024
© Planveando Comunicaciones SL