A los pies de la Sierra de Dios Padre en Tierras de Granadilla, encontramos cobijada de verde a Santa Cruz de Paniagua, el municipio extremeño bañado por manantiales donde también vivió San Pedro de Alcántara.
Santa Cruz de Paniagua fue hogar del santo extremeño entre 1555 y 1557, pero su paso por allí dejó huella. Todavía en el entorno de la piscina municipal se encuentra el lugar donde solía bañarse el santo, no solo en verano cuando apetece, sino también en los fríos inviernos como penitencia. Está en La Aliseda donde la atención se centra en la piscina y en el entorno privilegiado.
Una piscina con agua de manantial
La piscina de Santa Cruz de Paniagua renueva sus aguas constantemente gracias al manantial que descarga en ella a toda hora y que pasa por dos vasos rodeados de naturaleza, muy cerca de un antiguo molino y de las huertas donde crece el maíz, el tomate y las cebollas, estas últimas tan grandes y buenas que durante años el pueblo se denominó Santa Cruz de las Cebollas. Sus habitantes mantienen su gentilicio, los cebolleros tienen en su piscina con chiringuito un sitio de esparcimiento que es su joya veraniega.
El paso de San Pedro dejó también patrimonio histórico, como la Ermita del Cristo. Un Viernes Santo, en ese lugar, estaba San Pedro de Alcántara rezando ante una cruz de palo y pasó por allí un jinete que se burló de la estampa. San Pedro le dijo que no era un día para burlas y que rezara con él, a lo que el hombre se negó. El caballo, en cambio, hincó sus patas en el suelo e hizo que el caballero cayera y de esa caída quedó cojo para siempre. Al morir el jinete, que había pertenecido a los Tercios de Flandes, ordenó en su testamento que allí se erigiera una ermita en honor al Cristo. Una sólida estructura en cantería de granito del siglo XVI desde donde se divisa el pueblo con un fondo de montañas, en primer plano, la Sierra de Dios Padre, pero también las cimas de Gata y de Las Hurdes.
Patrimonio también en su majestuosa Iglesia Parroquial de El Salvador del XVI que cuenta con un bonito retablo mayor, dorado y con figuras policromadas. En uno de sus laterales, cegada, hay una puerta de estilo renacentista llamada la Puerta del Marqués y es que este municipio, que fue también Cámara Episcopal del Obispo de Coria, pasó a ser Marquesado con Antonio Paniagua de Loaysa y Zúñiga, que tuvo palacio allí y que entraba a la iglesia por la puerta mencionada en el siglo XVII. Muy cerca del templo, pero separado, se yergue el campanario.
Hogar de visigodos, caballeros y dragones
En la iglesia se cobija una piedra blanca, tallada en el margen, que procede de un antiguo altar de origen visigótico. Estaría originalmente en la actual Ermita de Dios Padre, una interesante estructura de piedra y actualmente encalada, en el camino que sube a la sierra. Ese lugar fue castillo y es actualmente el punto de llegada de la Romería que se celebra una semana después del Lunes de Pascua. Este fue el lugar de residencia de San Pedro de Alcántara, que tenía allí su huerto. En su entorno crece una higuera, hija de la que está en el Convento del Palancar, así como una zarza sin espinas.
Camino Mozárabe de Las Hurdes y el moco de hierro
Santa Cruz de Paniagua es sitio de paso en el Camino Mozárabe de Las Hurdes. Cuenta con un Albergue que comenzará a funcionar en otoño y es que esta localidad es la puerta de entrada a Las Hurdes y paso obligatorio. En su entorno hubo minas de cal en las que ahora crecen enormes árboles, también cuevas en sus montañas que guardan historias de bandoleros y hasta de dragones que le dan nombre, las Cuevas del Drago se denominan.
Durante años funcionó en el pueblo una fragua y aún puede verse esparcido en los solares el llamado moco de hierro, la escoria que dejaba la fundición y que sirvió para nivelar muchas de sus calles y también su plaza, junto a la Iglesia y el Ayuntamiento, donde destaca El Caño, con cuatro brazos que vierten agua sin parar.
Un mar de olivos rodea las casas del pueblo, la manzanilla cacereña es la reina de los cultivos, pero también las dehesas de encinas y alcornoques que alimentan el ganado vacuno y ovino. Las rutas senderistas, con vistas privilegiadas cercan el lugar que en verano es punto de encuentro de muchos que una vez tuvieron que irse, pero que han dejado en sus hijos y nietos un amor al pueblo que los hace volver cada vez que hay una oportunidad.
Santa Cruz de Paniagua, das altas montanhas, da sebe verde e das águas de nascente
Publicado en agosto de 2024
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