
“Aún recuerdo una violenta discusión entre mi padre y un sionista que había venido a recaudar dinero para Israel. Mi padre aborrecía el sionismo. Esa sola idea le parecía demencial. A su juicio, era tan absurdo reclamar Palestina después de dos mil años como lo habría sido que los italianos reclamaran Alemania porque en otra época la habían ocupado los romanos. Eso sólo podía desembocar en una matanza interminable y los judíos deberían combatir a todo el mundo árabe. Y al fin y al cabo, ¿qué podía unirle a él, un habitante de Stuttgart, con Jerusalén?
Cuando el sionista mencionó a Hitler y le preguntó a mi padre si eso no había vacilar su confianza, mi padre dijo:
‒En absoluto. Conozco a mi Alemania. Esta es una enfermedad temporal, algo parecido al sarampión, que pasará apenas mejores la situación económica. ¿Usted piensa realmente que los compatriotas de Goethe y Schiller, de Kant y Beethoven, se dejarán engatusar por esa bazofia? ¿Cómo se atreve a insultar la memoria de doce mil judíos que murieron por nuestra patria? Für unsere Heimat?
Cuando el sionista acusó a mi padre de ser un ‘asimilacionista típico’, él respondió orgullosamente:
‒Sí, soy asimilacionista. ¿Qué tiene eso de malo? Quiero identificarme con Alemania. Ciertamente, apoyaría la total absorción de los judíos por los alemanes si pudiera convencerme de que ello redundaría definitivamente en beneficio de Alemania, pero tengo algunas dudas. Me parece que los judíos, al no integrarse totalmente, siguen actuando como catalizadores, y enriquecen y fecundan la cultura alemana como lo hicieron antaño”.
El que habla es el narrador de Reencuentro, de Fred Uhlman. Si lo cito así, tan por extenso, es porque muchas veces los libros hablan por sí solos mejor de lo que nosotros pudiésemos hablar de ellos, pero también porque pocas ocasiones se encuentra uno fragmentos que, en tan pocas líneas, hablen tanto, y de manera tan diáfana, sobre el pasado y el presente, pues en ese breve diálogo entre un sionista y el padre del narrador están el problema ‒de tan lamentable actualidad‒ entre Israel y Palestina, las razones que llevaron a tantos judíos a no huir a tiempo de la barbarie nazi y una interesante reflexión sobre la multiculturalidad, que lleva a preguntarse por el enorme error que probablemente fue y que sigue siendo la idea de estado-nación, que tantos dolores de cabeza nos da todavía. Pero más allá de esta larga cita, el de Fred Uhlman es un libro muy interesante, casi un Bildungsroman que narra la historia de un encuentro, un desencuentro y un inesperado reencuentro, y que retrata de forma vívida ‒si es la cita que he recogido más arriba no es muestra suficiente‒ esos años previos a la II Guerra Mundial, la terrible deriva que fue teniendo para los judíos la victoria de los nazis, y que habla sobre la amistad, sobre la lealtad, sobre la presión insorportable que a menudo ejerce sobre el individuo la masa. Y hasta aquí puedo leer, porque lo que toca ahora es que ustedes la lean. Tiene poco más de cien páginas. Con letra grande. Que se lee, vamos, de un tirón.

Reencuentro
Fred Uhlman
Tusquets Editores
8,95 euros
Disponible en préstamo en la Biblioteca Pública “José Antonio Gabriel y Galán”, de Plasencia