Brozas emerge monumental al noroeste de la ciudad de Cáceres, con llamativos palacios, un enorme castillo y una Iglesia, la de Santa María la Mayor, que es tan grande que bien se ha ganado el nombre de Catedralina. A los pies de esta, en la Plaza Príncipe de Asturias, se alza la estatua de un hombre de amplio bigote y cabello ondulado, vestido con toga y dando un decidido paso al frente. Es la imagen del hijo más ilustre de Brozas, Francisco Sánchez de las Brozas, “El Brocense”, que en este año cumple el quinto centenario de su nacimiento.

Brozas, donde nació El Brocense

Brozas era la sede de la Encomienda Mayor de la Orden de Alcántara y aunque las órdenes militares ya habían iniciado su declive, cuando en ella nació El Brocense (1523) esta seguía siendo una ciudad imponente, con el mismo aire monumental que aún conserva. Francisco Sanchez nació en una casa al final de la calle Aldehuela, desde la que se contempla el enorme castillo donde vivió el último Maestre de la Orden de Alcántara, el placentino Juan de Zúñiga.

El Brocense era hijo de hidalgos pobres quienes al descubrir las capacidades de su hijo no dudaron en entregarlo a sus tíos para que lo educaran en Portugal. Luego siguió su formación en la Universidad de Salamanca, donde fue Catedrático de Retórica. Tuvo doce hijos y su numerosa familia lo obligó a trabajar sin descanso impartiendo clases. Su obra más conocida fue Minerva sive de causis linguae latinae, que fue durante más de dos siglos la obra gramatical definitiva en Europa, en ella muestra su empeño en someter el estudio de la lengua a la razón. Sin embargo, sus críticas a la calidad de las traducciones latinas de la Biblia y los evangelios lo llevaron a ser denunciado dos veces ante la Inquisición. La primera vez salió libre, pero en la segunda el juicio no concluyó porque la muerte atrapó a El Brocense en arresto domiciliario.

Brozas es monumental

La Catedralina es el corazón de Brozas, su exterior sorprende por su tamaño y en su interior las bóvedas de crucería góticas impresionan al visitante. De su entorno parten calles radiales en todas direcciones. Calles con hermosos palacios, enormes casas blasonadas y balcones en esquina, iglesias, conventos y once ermitas, erigidas en su momento por la nobleza local, que era además de poderosa, muy numerosa. En Brozas también pasó largas temporadas Antonio de Nebrija, en casa de uno de sus hijos y bajo la protección de Juan de Zúñiga.

Alcántara, la hermana mayor

A solo 16 kilómetros encontramos la hermana mayor de Brozas, Alcántara, con su Conventual de San Benito y el puente romano en uso, alto e imponente. Alcántara tiene un mirador sobre la presa del Tajo con vistas que se pierden más allá de Extremadura. En sus calles se suceden los antiguos palacios y los restos de una ciudad imponente. En las afueras, muy cerca, la antigua cantera de Alcántara recoge el agua que es hogar de cientos de aves y una piscina natural de increíble belleza en los días de verano.

Mata de Alcántara, lugar de paso desde la prehistoria

Otra localidad vecina es Mata de Alcántara, llena de historia y también muy relacionada con la Orden de Alcántara, con una dehesa boyal enorme repleta de joyas naturales y restos antropológicos de la más diversa naturaleza. Destacan los bujíos o bohíos que se reparten por todo el término municipal, se cuentan hasta 18 y son construcciones redondas tradicionales utilizadas por los pastores para guarecerse o guardar su ganado. Y a tres kilómetros de Mata de Alcántara encontramos la mágica Peña Carnicera, una gran mole granítica en cuya cima una hendidura con forma ocular mira sin pestañear atenta a las constelaciones.

Brozas, Alcántara y Mata de Alcántara en el Tajo-Tejo Internacional

Las tres poblaciones se encuentran inmersas bajo el cobijo de la Reserva de la Biosfera del Tajo Internacional, lugar de paso y de vida desde épocas remotas, que guarda una riqueza histórica, patrimonial y natural de un lado y otro de La Raya.

Publicado en noviembre de 2023