La pequeña y esforzada editorial Norbanova comenzó la colección Ilustraverso con el libro titulado Cuaderno de flores y otros delirios en el año 2020, y me temo que debido a la terrible pandemia y al reducido número de la tirada, 100 ejemplares, este libro, elegante y editado con gusto, haya quedado algo relegado. Victoria Mera (1985) ha publicado tres libros de poemas: Rutas de vuelo, Ediciones Oblicuas (2013), Universos Mínimos, Norbanova (2015) y este que quisiera brevemente comentar, amén de colaborar en otras publicaciones conjuntas y en distintas revistas literarias.
Este Cuaderno es un libro para leer y para ver, para degustar los poemas (en prosa y en verso libre) y las imágenes (collages) mientras conversan, se devuelven la mirada y arman un juego de sugerencias íntimas que nos seducen por su calidez y buena literatura.
Si de mirar se tratase, no obstante, las imágenes funcionan independientemente como un relato en el que la espontaneidad y la frescura de los personajes y los objetos retratados invitan a una cierta evocación de la felicidad y la libertad de los años 20 del pasado siglo. Libertad de lo femenino (poema Gritemos), de lo fluido y de lo aéreo, como una contestación visual a las preocupaciones, sentimientos y emociones que la autora va a plasmar en los textos. La técnica del collage superpone textos, imágenes y flores reales – a las que alude el título – que se esparcen por la página y que conectan con un principio creativo que se expone en el poema inicial del libro: He venido aquí a arder: / que el volcán se encienda / y broten todas las flores de mi boca.
Si de leer se tratase solamente, los poemas tienen suficiente peso literario para que el lector ahonde en la poética de la autora a través de un ritmo cuidado y ponderado, en el que cada palabra se ajusta con pertinencia. Libro intimista, como he comentado, en el que el yo se ve, se habla y se piensa en lo que está dentro y en lo que está afuera, en lo cotidiano y en lo emocional, en los presentimientos y en los recuerdos.
Pero es más, es un libro sutil y complejo, de palabras e imágenes que se entrelazan, y en el que existe una fuerza contenida, un torrente sensitivo y pasional (Escribe) que se encauza dentro del propio poema, como si este fuera un acto en sí mismo reparador (Kintsugi). No encontrará el lector conformismo ante una realidad que se vuelve compleja y que pueden llegar a dominar otros, sino que hallará una orientación, una estructura vital firme (Coordenadas) que advierte contra el corazóncentrismo (hallazgo léxico) y contra las formas y discursos autocomplacientes y egotistas que predominan en nuestra contemporaneidad. Coordenadas es un poema de amor y fidelidad que, sin embargo, traspasa la declaración amorosa para convertirse, a nuestra manera de ver, en una de las confidencias temáticas del libro: la contemplación (literaria) de aquello cuanto nos rodea desde el equilibrio, la mesura y la conciencia. ¿Poesía?, sí gracias es otro poema excelente, que me ha llevado a recordar un libro que Fernando Rodríguez de la Flor publicó en Renacimiento en lejano 2004, Biblioclasmo: una historia perversa de la literatura, en el que se analizaba la condición agobiada de los lectores por el exceso de letra impresa. A cualquier consumidor habitual de literatura puede haberle asaltado esa sensación de que es difícil conducirse entre las miles de novedades que abarrotan sin tregua los estantes de las librerías… pero leo en Victoria Mera: Hasta que el cielo caiga sobre nosotros. Hasta que se nos revienten los tímpanos y se venzan los párpados por el peso de los versos… y pienso sí, tiene razón, literatura hasta que el cielo caiga sobre nosotros.
Mera, Victoria: Cuaderno de flores y otros delirios. Norbanova. Cáceres. 2020
Texto de Felipe Rodríguez Pérez para PlanVE
Publicado el 21 de marzo de 2023