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El Carnaval Jurdanu superó todas las expectativas en el pueblo de Arrolobos

Se superan todas las expectativas de un carnaval tan emblemático, acrisolado por los más de treinta años que lleva rodando de alquería en alquería y que nada tiene que ver, o muy poco, con lo que se escribe en la página web de la Mancomunidad de Las Hurdes, cuando prácticamente se agotan los víveres, guisados para que sobraran, a la hora de comida de hermandad.  Se superan todas las expectativas cuando el gancho es tan grande que se presentan cuatro equipos de televisión (entre ellos, uno extranjero), un nutrido puñado de documentalistas, reporteros gráficos y periodistas de los diversos medios.  Se superan todas las expectativas cuando acuden al reclamo celebrados antropólogos, etnólogos, folkloristas, etnógrafos, etnomusicólogos y otros estudiosos de la Cultura Tradicional-Popular.

La inmensa muchedumbre asisten al carnaval en Arrolobos, cruza el puente sobre el río ‘Jurde’ o ‘Jurdanu’, para ir a buscar al “pidiol” (mendigo), que será entronizado como rey de la comarca.
Placa otorgada por el Ayuntamiento de Caminomorisco a la ‘Corrobra Estampas Jurdanas’

Se superan todas las expectativas cuando los vecinos del pueblo jurdano en el que toca celebrarse (en este caso, Arrolobos) se sumergen en ese mundo mágico y mítico y colaboran estrechamente, asumiendo la herencia carnavalesca de sus antepasados.  Se superan todas las expectativas cuando las autoridades municipales (gracias Noelia Martín Cervigón y Gervasio Martín Gómez, teniente de alcalde y alcalde, respectivamente, del concejo de Caminomorisco, por haber estado, desde hace días, al lado del cañón) trabajan codo con codo, solidariamente, con todos, que todos son en los ‘entruejus’ eslabones de una misma cadena, solidaria y recia, incapaz de romperla los advenedizos de última hora.  Se superan todas las expectativas cuando la ‘Corrobra Estampas Jurdanas’, la que removió hasta debajo de la tierra para extraer la médula del antiquísimo y nebuloso carnaval de esas bravías y altivas montañas, es fiel a todos los compromisos firmados en su día y jamás ha traicionado ni alterado el espíritu literal del festejo; cosa que no pueden decir otros.  Se superan todas las expectativas cuando los miembros de la citada ‘Corrobra’ se embuten, atendiendo a una laica sacralidad antigua, en sus ropajes y saben muy bien qué significan tales indumentarias y el contexto legendario que las rodea; no como hicieron y hacen otros, que piensan que esos indumentos son un simple disfraz para suplantar su contenido mitológico…

 ‘Rejuiju’ de ‘La Jilandera y los mocinus’.
‘La Vaca Cachana’, llamada también ‘La Dulia’, de la que cuentan las leyendas que amamantó con sus siete ubres a los siete ‘Jancaninus’.

Los miembros de ‘La Corrobra’ maravillaron a los cientos de personas congregadas, llegadas desde los más dispares puntos geográficos.  Allí, sobre las antiguas eras de lanchas, en la margen izquierda del río ‘Jurdi’ o ‘Jurdanu’, desgranaron sus ‘rejuijus’ (cuadros escénicos, al aire libre, de las fabulosas carnestolendas).  Salió La Osa del Cabezu’ de su madriguera y, harta de hibernar, nos vino a anunciar la primavera, danzando de alegría.  Los ‘Diabrílluh’, armados con sus horcas, subieron de su inframundo y correteaban atemorizando a chicos y grandes.  ‘La Madredama’, la que traicionó a su clase nobiliaria y se pasó a las filas del pueblo, capitaneaba a los ‘Quintus Fanfarronis’ para lanzarlos a la batalla contra los nobles que exigían el derecho de pernada.  ‘La Chancalaera’, serrana de las intrincadas sierras, ‘achancaba’ (saltaba) de una zancada arroyos y regatos.  El ‘Obispu Jurdanu’ no se cansaba de repartir bendiciones.  ‘Las Mozas del Guinardu’, con una ristra de chorizos como collar, no paraban de bailar en su ‘pititoriu’‘Hermilinda la Jurdana y el Jáncanu’, pareja de hecho y casados bajo el rito jurdanu por el ‘Zajuril’, le contaban a unos y a otros su vida y hechos.  ‘El Arruverdi’ y ‘Marcelu el de la Porra’ pateaban, saltaban y aporreaban la tierra, con el fin de despertarla y propiciar el crecimiento de la hierba. ‘La Vaca Cachana’, a la que también llamaban ‘La Dulia’ los trastarabuelos de los bisabuelos actuales, que se encargó de amamantar con sus siete ubres a los siete ‘Jancaninus’ y a la que asesinaron porque no daba toda la leche que ellos quería, iba y venía con su enorme y blanca calavera vacuna.  ‘La Regorba’, consejera áulica del renombrado ‘Rey Batuecu’, el que surgió de ‘La Viga Madre’, vigilaba continuamente para avisar si llegaban las huestes enemigas.  Otro sinfín de personajes, las llamados ‘Carantoñas’ (‘Carantoña de las Moragallas’, ‘Carantoña Conejera’, ‘Carantoña Pintoja’, ‘Carantoña del Aguachirli’, ‘Carantoña de la Perdigocha’…) hacían todo tipo de genuflexiones, venias y otros arrumacos, hablando en jerigonza y, camufladas tras artesanales máscaras, ponían una nota misteriosa en los antruejos.

Pasacalles de aires libertarios por las antiguas eras de Arrolobos.
 ‘El Rey del Entrueju’, aún con ropa de mendigo, es paseado en el burro por las calles de Arrolobos.

Todos ellos, encabezados por el compañero que llevaba ‘La Estantigra’ y flanqueados por ‘Los Tíos de la Paja y la Ceniza’, al son de los tamborileros, de los cencerros, castañuelas, zambombas y rollos de río, se fueron en busca del ‘Pidiol’: pobre indigente que había sido designado por los vecinos, en concejo abierto, que ocupara el puesto, durante todo un año, de rey de la comarca; un rey republicado elegido por el pueblo.  Entre tiras y aflojas, cánticos y arrojamiento de paja y ceniza, lograron que el futuro rey subiera al burro destinado para la ocasión y todos, en loca algazara, vitoreándole, volvieron a las antiguas eras.  Se pidió silencio a la comitiva y, como cosa acostumbrada, hubo un momento para los cálidos y emotivos homenajes.  Se entregaron placas al tamborilero Serafín Rodríguez Iglesias, tamborilero del pueblo de La Segur, de 85 años y que lleva más de 30 integrado en ‘La Corrobra Estampas Jurdanas’.  Otra fue a parar a manos de Severiano Sánchez Martín, miembro también de ‘La Corrobra’, del pueblo de Caminomorisco, buen cantador de antiquísimos romances al son del ‘paloti y el calderín de jierru’.  Una tercera y última placa se entregó a los miembros de la propia ‘Corrobra Estampas Jurdanas’, por su labor en la recuperación del ‘Carnaval Jurdanu’ y mantenerlo vivo durante largos años.

Se acerca la hora del yantar.  Las largas colas estuvieron a punto de agotar todas las provisiones, lo que da cuenta del gentío que se acercó al festejo.
Dos ‘Carantoñas’ venidas del inframundo

Después del enjundioso potaje de alubias con los tropezones matanceros, se escenificaron toda una sucesión de ‘rejuijus’, tales como ‘La Jilandera y los Mocinus’, que evocan tiempos en que pastores y pastoras se iban, al llegar el buen tiempo, a dormir todos juntos sobre el ‘rejollinu’ comunal y a entretenerse con el rito de ‘El Retozu’, muy atrevido y cargado de connotaciones sexuales y sensuales.  También salió ‘El Toru Bardinu’, todo un ritual basado en la dualidad muerte-resurrección, al igual que ‘La Tía Rechonchona’, que rompe aguas y pare un hermoso y rollizo niño, pero ella muere en el parto.  Fenece el invierno e irrumpe la cercana primavera.  Tras las danzas de paloteo de los muchachos del concejo de Caminomorisco, que bordaron su papel, y aquellas otras, de tipo ceremonioso, en torno al arado de palo, cuya reja es un potente símbolo fálico, el ‘Arcaldi Mozu’ dio paso para la entronización del rey, al que le colocaron la corona, le entregaron el cetro y colgaron, como collar, una ristra de ajos en torno a su cuello, para que sirviera de antídoto para alejar a brujas, ‘mengas’, ‘encorujás’ y ‘moras moroconas’.   Llegó, finalmente, el apeleamiento de ‘Pericón el Galicianu’, también conocido como ‘El Mingorru’, ‘Don Pericu’ y, más comúnmente, como El Morcillu’.  Se sucedieron los cánticos, en forma de puyas, entre el bando de las mujeres, que se oponían al linchamiento de su pelele, con el que gozaron enormemente cuando sus novios y mirados tuvieron que ir a una guerra muy lejana.  Pero, pese a la llantina de ellas, los hombres logran que el gigantesco pelele, armado de grandes atributos sexuales, sea tundido a palos, ahorcado y tirado a la hoguera.  Siguió la fiesta con muchas parrilladas de carne y buen vino y cada cual aguantó hasta que su cuerpo dijo ¡basta! La catarsis había sido intensa.

 ‘Rejuiju’ de ‘La Tía Chicharrona’.  Es el momento en que recoger su cadáver, ya que ha muerto en el parto, pariendo un niño rollizo y sano como un roble.  La dualidad muerte-resurrección está muy presente en el ‘Carnaval Jurdanu’.  Muerte del invierno y resurrección de la primavera.
‘El Amu de la Osa’, ‘La Carantoña de las Moragallas’ y ‘El Tíu de la Paja’.

A esperar todo un año, cuando la ‘Corrobra Estampas Jurdanas’, veladora por la autenticidad, verdad y larga vida del ‘Carnaval Jurdanu’, siempre vigilante para que nadie bastardee y prostituya su esencia mitológica, sea la que tenga la última palabra en torno a su celebración, como la tuvo durante más de 30 años y nadie puso objeción alguna, porque las cosas se hicieron como tenían que hacerse.  Que ningún pueblo celebre el ‘Carnaval de Plástico’ en la misma fecha que el ‘Carnaval Jurdanu’, tal y como se acordó con los alcaldes en 1991, ni se cambie su fecha de celebración.  Quien infrinja las normas, entonces, que no cuenten con los compañeros de ‘La Corrobra’.  ¡Ya está bien de que algunos hagan de su capa un sayo!

‘Rejuiju’ de ‘El Toru Bardinu’, otro ritual basado en la muerte y resurrección.
Los danzarines de las danzas de ‘El Paleu’, del concejo de Caminomorisco.
El pobre ‘Morcillu’ va camino de la muerte.  Nadie puede levantar su condena, ni las mujeres llorando a moco tendido.
El Morcillu’ arde en la hoguera.  Rito de circunvalación mientras arde su cadáver.

Imagen destacada: El Morcillu’ arde en la hoguera. Rito de circunvalación mientras arde su cadáver.

Texto de Félix Barroso para su columna A Cuerpo Gentil, las opiniones e imágenes publicadas en esta columna son responsabilidad de su autor

Publicado en febrero de 2023

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