La Borrasca de Ceclavín es la fiesta navideña que rememora el 23 de diciembre la tradición de buscar algo que llevarse a la boca en Nochebuena con la Machorrita y que termina con carreras de caballos los días 26 y 27.
La Borrasca de Ceclavín empieza con la tradición de la Machorrita
La Machorrita es una cabra a la que tradicionalmente engalanaban con ingredientes típicos de la cocina extremeña y acababa siendo el alimento de los vecinos. Hoy en día, las peñas o ‘borrascas’ y de ahí el nombre de la fiesta, pasean su propia cabra por el pueblo en un animado pasacalles al ritmo del tamboril y canciones típicas camino de la Plaza de España. Hay hasta un concurso de Machorritas y una cena popular en la que nadie es forastero. Es un festejo de lo más participativo y después la cabra vuelve a su apacible vida en el campo.
Tras la Navidad, los festejos continúan los días 26 y 27 con trepidantes carreras de caballos por la calle Granadera. La tradición dicta que los jinetes suban a la ermita de la Virgen del Encinar y den varias vueltas al templo para pedir protección y después se entregan a las carreras mientras hay un convite popular a base de dulces tradicionales como las florestas, las perrunillas y los coquillos acompañados de vino de pitarra y anís.
Es una tradición tan arraigada, que el ayuntamiento busca su declaración como Fiesta de Interés Turístico en Extremadura en un pueblo donde no solo se pueden comprar mazapanes artesanos por Navidad. El horno de Antonio Sánchez es visita obligada así como la farmacia de Carmen Valiente, que conserva el sabor de las boticas del siglo XIX.
Son algunas de las curiosidades de Ceclavín, el pueblo de las ermitas que cuidan con esmero las propias vecinas y de una patrona, la Virgen del Encinar, con medidas de modelo. Un destino singular de la provincia de Cáceres a pocos kilómetros de La Raya con Portugal.
Foto cedida por Jesús Manuel Montañés