
Algunas noches me encanta embelesarme mientras contemplo en silencio la carpa del cielo plagada de estrellas. Es una práctica relajante que quizás en el barullo tumultuoso y bullanguero de las ciudades se olvida y pasa desapercibida.
¡Cuántas estrellas y que hermosura de cielo, este desconocido cielo de la Vera, de Extremadura!
El pensamiento me lleva a imaginarme por mimetismo la cantidad de estrellas y artistas femeninas que pueblan nuestro universo, nuestro cielo extremeño. La lástima es que pasen desapercibidas o apenas conocidas frente a las estrellas de otras latitudes, más divulgadas, narcisistas, que se creen más divas y con cierto brillo, no vamos a negarlo, pero un brillo falso, desnaturalizado, prestado, enflaquecido y distinto.
Una de esas estrellas de luz natural propia, un ejemplo dentro del cielo extremeño, porque hay muchas más, nos visitó la semana pasada reposando en la Vera mientras ofrecía un concierto en la vecina población de Santa María de las Lomas: Soraya Arnelas.
Soraya es radiante, natural, amable, sencilla, positiva, extremeña de Valencia de Alcántara donde ha buscado una finca para fijar su residencia pero finalmente, por sus hijas, que para ella son su vida junto a su marido Miguel Ángel Herrera, que es un padrazo y excelente esposo, ha terminado por construir una casa acogedora en las cercanías de Madrid… por las niñas aunque su sentimiento siempre está por su tierra, a donde viene a menudo. Pero además Soraya canta como los ángeles y es una artista como la copa de un pino, sin ambages ni autosuficiencias artísticas: y lo mejor de todo: es feliz.
En mis noches estrelladas a veces la identifico con su luz propia de cielo extremeño, como identifico a otras artistas de nuestra tierra: a la querida “Bambikina”, Esther Méndez, a la que adoro por el amor a su patria jaraiceña y verata, o tantas otras del panorama extremeño.
Por eso y por muchas más cosas que iré desgranando en esta bitácora verata, que me sirve de trampolín para que mis lectores (no me importa el número) conozcan esta parte del planeta, que habitamos, me gusta mirar las estrellas.
