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La poesía vista desde el espacio

Ya sospechábamos que la Retirada que daba título al penúltimo libro de Pureza Canelo, publicado en 2018, podía ser del mundanal ruido, o de la vida literaria, pero no, propiamente, de la escritura, pues los que han sido tocados de lleno por ese afán, el de poner en palabras el mundo –puede que aún más si se trata de ponerlo en forma de poesía–, salvo excepciones, no abandonan por las buenas su quehacer, siendo más bien su quehacer el que, cuando lo considera oportuno, los abandona. Gracias a ello, a esa más que probable irrenunciabilidad de la escritura, tenemos entre las manos un nuevo libro de poemas de Pureza, De Traslación, publicado hace unas semanas por la editorial Pre-Textos.

Colaborador de planVE

De Traslación parece nacer de una de las citas que abre sus páginas y que procede de Retirada, su anterior título: “todo lo vivido está escrito en la bóveda celeste, es mi pizarra”. Parece como si aquellas palabras hubiesen desatado un extraordinario big bang creativo en la autora cuyo resultado fuese este nuevo libro, que viene a ser, en su conjunto, un largo poema sinfónico en torno al diálogo con los dos términos clave que contiene la cita, pizarra y celeste, o, lo que es lo mismo, en torno a la relación entre escritura y universo –entendido este en sentidos que incluyen, entre otros, el de todo-lo-creado e, incluso, también, un sentido espacial, extraterrestre–. En dicha relación media, por supuesto, el individuo, el yo, la poeta, que es consciente de su pequeñez frente al universo y de la dificultad de su propósito –debido, entre otras cosas, a las limitaciones del material con el que trabaja, la palabra–, pero también de la dificultad de llegar a ser realmente comprendida por el otro, por el destinatario último de sus versos, el lector, temas estos que desarrolla, junto con otros, en un conjunto de poemas breves, esquemáticos, contundentes, escritos con un lenguaje y un estilo depurado hasta el extremo que es fruto de décadas de trabajo y de un replanteamiento continuo y exigente de sus presupuestos poéticos.

Muestras de lo que digo son poemas o fragmentos como “Nada de lo nuestro / importó / a lo estelar” o “¿Qué le importa / al lienzo / de la noche / mi vivir?”, que expresan la dolorosa indiferencia del universo frente al individuo, que se siente pequeño y frágil ante tamaña inmensidad; “No hay confín / en lo creado. // Es competencia / estelar. // Límite / sin límite. // Ajustar todo eso / a la imperfección poética” o “Asedio / a lo buscado. // La palabra / escondida / se hace / más hermosa / si viniera”, en torno a las limitaciones de la palabra y a la dificultad de la escritura poética; o incluso “Hago escritura: / ¿tú lector / conoces / el empeño / de traslación / en la línea?”, sobre la sensación de la poeta de ser a menudo incomprendida. Pero, a pesar de esto último, la escritora sabe de la grandeza de su propósito (“¿Hay más atrevimiento / que el canto / arrojado / a la inmensidad?”) y, consciente de que “la escritura / explora / por agotamiento”, encomendándose al universo, al todo, a la inmensidad (“Espacio de vapor / ayúdame / a decir que existo / como mano / que escribía / en ti / sin saberlo”, ruega en uno de sus poemas con ecos juanrramonianos), se entrega con pasión a ese interminable darle vueltas al asunto en el que consiste muchas veces el acto de escribir, puede que, además, con una esperanza última de carácter trascendente, que es, al mismo tiempo, un hermoso acto de fe en las posibilidades de la poesía: “Quién sabe / si creación humana / en Otra / se unce.”

Dar vueltas con la Tierra en el espacio, siguiéndola en su órbita, para contemplar desde arriba, a vista de poeta, nuestra precaria existencia, pero también la grandeza del afán poético, y extremar las posibilidades de la palabra como medio para traducir la realidad, la experiencia, la visión del mundo, las dos cosas es De Traslación, un libro redondo, ascendente, casi místico, con reminiscencias de tratado antiguo, en el que la poesía roza muchas veces la filosofía (incluso, me atrevería a decir, alguna forma peculiar de teología), y con el que Pureza Canelo, “la creyente / del verso”, ha logrado, sin duda, “triunfar / de pequeñez / a solas”.

*Le robo el título de esta reseña a David Eloy Rodríguez, que publicó hace unos años, con ese mismo título, un estupendo libro de poesía en la editorial de la luna libros.

De Traslación

Pureza Canelo

Pre-Textos

19 euro

Texto de Juan Ramón Santos para su columna Con VE de libro

Publicado el 29 de julio de 2022

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