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A las puertas de la VIII Matanza Tradicional Morihqueña

El próximo día 5 de marzo, festividad de San Adriano y San Gerásimo, la localidad jurdana de Caminomorisco, antiguamente conocida como Las Calabazas, pondrá en marcha la VIII Matanza Tradicional Morihqueña y el X Mercado Artesanal.  Como cosa acostumbrada, la asociación de mujeres ‘La Alavea’, siempre diligentes y dispuestas a cumplir con los cánones de la antigua tradición matancera, escenificarán, paso a paso, todos los pormenores de la matanza tradicional.  Ofrecerán toda una riquísima degustación de los platos que se aviaban en las antiguas matanzas, regados por los buenos caldos de la tierra.  Todo ello, con un fondo de música de gaita y tamboril, que para tal menester se valen más que de sobra los afamados tamborileros de la comarca jurdana, gran parte de ellos pertenecientes a la Escuela asentada en la alquería de El Mesegal.  También alegrará las calles la consabida charanga.  Una partida de hombres se encargará de todo lo concerniente al sacrificio del cochino, la chamusquina y el despiece.  Luego, las carnes, divididas en lotes, serán subastadas.

Preparando uno de los platos más propios de la cocina de Las Hurdes: “La Ensalá jurdana” o “El Limón”. (Foto: Vicente Martín Martín).
“Tohtérah” con manteca, que se acompañan con un buen “bochinchi” de aguardiente. (Foto: Vicente Martín Martín).

Este pueblo tiene a orgullo el ser la patria chica de Juan Martín Martín, más conocido como el ‘Bufón Calabacillas’ o Juan ‘de Las Calabazas’.  Otros le dicen ‘El Bobo de Coria’ (historia que sería muy larga de contar).  Un jurdano tullido, pero con gran inteligencia natural, astuto y con buen arte para amañar negocios y urdir intrigas.  Por ello, medró en la corte de Felipe IV y el gran Diego Velázquez lo inmortalizó en un cuadro que se conserva en el Museo del Prado.  Pero, lamentablemente, no tiene ni una sola calle ni una sola estatua que le recuerde en el pueblo que nació.  Hora va siendo que se haga justicia con él y el antiguo pueblo de Las Calabazas entienda que, poniendo en valor su figura, se potencia la diversidad turística del municipio.

as mujeres morihquéñah de la asociación “La Alavea” metidas en harina, en una edición anterior de la fiesta.  (Foto: “Lah Ehtrébedih”)

A lo que vamos: a las 10,00 horas del mencionado día, se abrirá la jornada con el toque de diana para que el mercado de artesanía eche a rodar.  Las mozas, y también las casadas, ‘morihquéñah’ repartirán los dulces tradicionales y el aguardiente a todos los que se vayan sumando a la fiesta.  Y es que la matanza tradicional siempre fue todo un festejo familiar en estas montañesas tierras, lo que dice muy poco a favor de esos indocumentados que se empecinan una y otra vez en convertir a Las Hurdes en refugio de judíos, cuando es sabido que esta etnia rechaza la carne del cerdo por motivos socioantropológicos que no vienen a cuento.  A medida que el pueblo se vaya llenando de olores a los enjundiosos asados y los estómagos se vayan calentando con el aguardiente y con el vino, el personal se irá animando y alguno que otro se marcará alguna jota, algún ‘picau jurdanu’, alguna ‘jaba’ o algún ‘son vieju’ (a lo llano o a lo brincao), según marque el palote o porra y el tamboril.  De aquellas otras danzas que se pierden en la noche de los tiempos y que son toda una muestra del mundo etnopastoril de estos pueblos, tales como ‘El Pericón’, ‘La Zaraganda’ o ‘Zaranda’ o ‘La Ará de la Boa’ y ‘La Tarantanchuela’, que citan algunos etnomusicólogos que se acercaron por la comarca en el siglo XIX y la primera mitad del XX, la verdad es que queda poca cosa y es tarea pendiente de los tamborileros de la Escuela de El Mesegal.

Tamboril, gaita y antiguos sones en la Matanza Morihqueña. (Foto: Vicente Martín Martín).

A media mañana, se celebrará el certamen de tamborileros en la plaza de La Libertad y, cuando las ganas de comer aprieten, veremos las largas colas de los comarcanos y forasteros, dispuestos a que les den su correspondiente ración de asado.  Como dicen por la zona, ‘de la panza, sali la danza’.  Hay que meter entre pecho y espaldas buenas magras y escurrir el vino añejo de la parra tuerta, a fin de que el cuerpo aguante el jolgorio de la jornada.  Por la tarde, chicos y grandes podrán bajar las grasas bailando con los alegres acordes de la ‘Rondalla Pencona´.  Cuando la noche se vuelve noche cerrada, los más jóvenes podrán seguir la fiesta con la disco-móvil montada para la ocasión.  Y, luego, a punto de que el sol asome por las altas crestas de las sierras, habrá que ir a dormirla y hasta el año que viene, cuando a lo mejor el buen amigo Gervasio Martín Gómez, alcalde de Caminomorisco, corra la cortinilla de la placa o inaugure la estatua dedicada a mayor gloria de ‘El Bufón Calabacillas’.

Una buena cesta de “frorétah”, muy propias para iniciar la jornada, con un café y el trago de aguardiente.  (Foto: Vicente Martín Martín)
Puesto del ‘Mercado Artesanal’.  (Foto:  América Lorenzo).

Imagen superior: Repartiendo los condumios guisados a la antigua usanza matancera. (Foto: Vicente Martín Martín).

Texto de Félix Barroso para su columna A Cuerpo Gentil, las opiniones e imágenes publicadas en esta columna son responsabilidad de su autor.

Publicado el 3 de marzo de 2022

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