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El valor del libro en la era digital

El libro en la era digital es uno de los puntos de interés más discutidos en los últimos años. En el marco de la transformación digital y el auge de las diversas plataformas, el destino del libro de papel es un tema de gran relevancia en el actual escenario cultural.

El libro alberga una historia milenaria que da cuenta de los orígenes de la misma humanidad. Harold Bloom afirma que “estar a solas con un buen libro es ser capaz de comprenderse más a uno mismo”. En este sentido, no se puede negar que el libro es, más allá de ser una suerte de producto cultural, en realidad mucho más que eso, y que ha modelado durante siglos las diversas formas de pensamiento y comprensión de nuestra realidad.  

Sin embargo, aunque la tecnología no ha logrado reemplazar del todo el libro de papel, tal y como lo conocemos, sí que ha podido modificar la manera en que accedemos a la enseñanza que los libros ofrecen, un proceso que siempre va de la mano del desarrollo tecnológico. A modo de ejemplo, la así llamada, realidad aumentada, la cual la empresa estadounidense Apple ya patentó en 2016 para sus iPhone, junto con la realidad virtual, una tecnología que ha llegado para quedarse, son dos casos de innovaciones que afectan diferentes actividades diarias, desde los juegos de mesa y el cine, pasando por la medicina y la arquitectura, hasta el mundo del arte y de la lectura de libros.

En este sentido, desde la expansión de Internet en los años 90, el mundo del libro ha sido susceptible de una importantísima transformación. Las posibilidades tanto de los autores como de los lectores adquieren un nuevo matiz en el mercado desde la invención de los libros digitales. De hecho, desde el año 2007 se ha comercializado el popular Kindle

El mundo del libro expandió así sus posibilidades al punto de que ahora la lectura no solo es un acto supremamente subjetivo donde la sensibilidad y la imaginación juegan un papel fundamental; la lectura también ha pasado a ser un acto más dinámico en el que muchos autores y lectores están en contacto directo gracias a las diversas plataformas digitales.

SIG Topografía

Así, podríamos replicarle a Bloom que también somos capaces de comprendernos más a nosotros mismos no solo estando en absoluta soledad con un libro, sino también haciendo que la experiencia de la lectura sea más interactiva. 

Sin embargo, es importante recalcar que los dispositivos y los libros digitales están muy lejos de desplazar al libro físico y la experiencia de lectura tradicional. Acudir a una biblioteca, por ejemplo, es casi un ritual al que los amantes de los libros no estarán dispuestos a renunciar. Por tanto, tal vez el camino que se aproxima es una suerte de experiencia híbrida entre la lectura en papel y la digital. Este nuevo camino se vislumbra en los autores que eligen autopublicarse en Internet o se decantan por formar una comunidad en las redes sociales que los impulse a llegar a nuevas audiencias. 

En este sentido, existen plataformas como Goodreads en la que los lectores arman una especie de biblioteca digital y califican sus experiencias de lectura. Por otro lado, Amazon se presenta como el unicornio del libro digital y como una plataforma donde los autores pueden comercializar sus propias publicaciones. 

Finalmente, un ejemplo no menor lo encontramos en la famosa plataforma de Instagram donde los escritores y lectores se unen y comparten sus experiencias en torno a los libros físicos o digitales; esta última es comúnmente denominada Bookstagram y constituye un escenario fundamental donde el nuevo marketing editorial ha puesto los ojos para influir en las decisiones de compra de los lectores. 

Es importante tener en cuenta que, pese a que el mundo del libro está en constante transformación, el valor del libro está muy lejos de perecer, algo que incluso se ve en las lecturas de poemas que todavía se realizan, como la de Juan Ramón Santos a inicios de febrero en Cáceres. Y, aunque tener un libro entre las manos sigue una experiencia mágica, el verdadero valor reside en el conocimiento que transmiten los libros, y no en el libro concebido como un mero objeto o producto de consumo. Por tanto, el valor seguirá traspasando cualquiera que sea el medio por el cual el saber se transmita; sea este físico o digital.

Publicado en febrero de 2022

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