Visitar Cachorrilla es disfrutar con los cinco sentidos de paisajes, olores y sensaciones. Un contacto directo con el mundo rural donde el paso del tiempo se vive de manera diferente.
La slow life cobra sentido 100% en este coqueto municipio del Valle del Alagón, uno de los más pequeños de la región en número de habitantes. A tiro de piedra de la Zona de Especial Protección de Aves (ZEPA) de los Canchos de Ramiro es el rincón perfecto para desconectar del mundanal ruido.
Ruta por murales de mujeres
Cachorrilla es un pueblo vivo, dinámico y alegre con calles llenas de arte y de flores. Hay murales dedicados a las mujeres y a sus oficios y actividades. Darse un paseo por sus rincones requiere una visita a los graffitis dedicados a la mujer segadora, costurera, tabernera y bailarina.
Es recomendable hacerse un selfie en el mural de las aguadoras con su humilde fuente y a solo unos metros, hacer una parada en favor de la Sororidad con otra original instantánea.
Las flores adornan cada esquina por gentileza del ayuntamiento en maceteros de lo más originales. Dependiendo de la época del año, geranios, petunias o ciclamen brindan alegría y color.
Cachorrilla con su primera tienda en 23 años
El bar la Ceña es el punto de encuentro para desayunar, comer y cenar. Tiene tres casas rurales y un economato para comprar las vituallas y que no nos falte de nada en nuestra visita.
Esta pequeña tienda se ha recuperado gracias a una ayuda de la Diputación y sus vecinos pueden volver a hacer la compra 23 años después de que cerrase el último establecimiento.
Hay piscina municipal para el verano, pistas polideportivas, gimnasio, parque infantil y una nave de usos múltiples. Aquí no falta de nada.
Uno de los atractivos más singulares es visitar la laguna con patos justo detrás de la ermita del Cristo de los Dolores. Tormenta, Luna o Niebla son algunos de los nombres de las 18 ánades apadrinadas por los vecinos, especialmente los más pequeños.
El Aula de la Naturaleza, ubicada a la entrada de la localidad, es el punto de partida para sumergirnos en la ZEPA.
Cuatro parajes en uno y el lujo de tener a un paso los Canchos de Ramiro
Cuatro ecosistemas en un solo destino: roquedos, dehesa, curso fluvial y bosque mediterráneo. Las dos rutas señalizadas para conocer el terreno son la Aceña del tío Jeromo y los Canchos de Ramiro.
El itinerario hasta los Canchos, con una distancia de 9,5 kilómetros -ida y vuelta-, finaliza en una zona de merenderos, y un poco más adelante en un mirador.
El paisaje de dehesa que nos acompaña es el refugio de pequeñas aves que se pueden observar todo el año como abubillas o alcaudones.
El águila calzada, el milano real y el abejaruco también son asiduos de la ZEPA. Comparten espacio vital con buitres negros, águila imperial o cigüeñas negras que anidan en los roquedos.
Una enorme riqueza ornitológica para observar desde el mirador en silencio y deleitarnos con la unión de los ríos Árrago y Alagón.
Al visitar este entorno natural debemos ser muy respetuosos con las especies que viven en él y evitar siempre hacer ruidos innecesarios.
Belén a tamaño real y reciclado
En Navidad se puede visitar un original Belén, a tamaño real, instalado en un establo cedido por un vecino. A las figuras elaboradas con poliespán y maderas de palés no les falta ningún detalle y cada año se añade un elemento nuevo. Además del buey y la mula, tiene un elegante gato, carneros, un gallo y una gallina, aves y una fuente con agua corriente.
Cachorrilla tiene mucho que mostrar al viajero y sus vecinos presumen de la suerte que tienen de vivir en este rincón de la provincia de Cáceres.
Publicado el 1 de diciembre de 2021