La revista Las Hurdes (III época) mantenía en vanguardia cultural a la legendaria comarca de Las Hurdes y era todo un referente en numerosos foros y cátedras. El hecho de que su alma máter, el economista jurdano Jerónimo Roncero Pascual, maquetador, distribuidor y coordinador de la misma, dejara de asumir tales responsabilidades por más que justificados motivos personales, ha originado, en parte, que quedara huérfana la cultura de este territorio. No entendemos cómo ninguna institución de la comarca ha asumido el papel que desempeñaba nuestro siempre querido amigo Jerónimo Roncero, compañero de muchas andanzas y desandanzas. Una revista que nació a principios del siglo XX y que tanto ha contribuido a conocer la otra cara (no la gris, terrible, calenturienta y calumniosa, urdida desde el exterior) de Las Hurdes no se merecía un final tan agónico, sin que nadie haya abierto la boca para lanzar un SOS, en aras de su mantenimiento. Círculos elitistas, con cierto barniz cultural, pululan por la zona, pero están más emperrados en blanquear la imagen de Luis Buñuel y su difamatorio, tétrico y angustioso montaje de Tierra sin pan que de la desaparición de la revista Las Hurdes. O de nombrar embajadores jurdanos a gente, generalmente forastera, cuyo currículum sobre la comarca jurdana no ocupa más de dos líneas y media, como es el caso de la periodista Àngels Barceló, cuyo sectarismo y criminalización de ciertas fuerzas progresistas se escucha todos los días en sus programas radiofónicos.
Pero, ¡alto!, que todavía nos queda en la comarca la revista De Jigu a Brevas, cuyo número 178 acaba de ver la luz. Al igual que Jero Roncero, hijo del pueblo de Nuñomoral, se volcaba con la revista Las Hurdes, el mismo entusiasmo y entrega pone Vicente Martín Martín, licenciado en filología inglesa y responsable de la oficina de Turismo de Caminomorisco, localidad donde anduvo a gatas y dio sus primeros pasos. Vicente, también estimado amigo, además, es un gran aficionado a la arqueología y nos da a conocer, en la revista que dirige, vestigios que aparecen en los más remotos recovecos, donde, en ocasiones, solo tienen acceso ciertas especies de la fauna jurdana, pues muchas zonas, antropizadas en el pasado, hoy se han convertido en enmarañados bosques. Así, en este último número, nos ofrece unas espectaculares fotos y unos sustanciosos comentarios sobre los parajes de La Zambrana, en la cuenca del río Esperabán. Desfilan la Cueva de Rihcu Ventana, La Paré de loh móruh, El Chorru Morihcu, El Chorru Largu y otro conjunto de chorreras o cascadas que en nada les envidian a las conocidas y mil veces fotografiadas en la comarca. Parajes paradisíacos donde buscan, como pueden, acomodo encinas centenarias; madroñeras que bien podrían ser catalogadas como árboles singulares; enebros, acebos y otro sinfín de árboles y arbustos que ponen de manifiesto cómo las influencias atlánticas inciden profundamente en el clima mediterráneo. Ruinas de viejas majadas, donde aparecen las singulares cruces de cuarzos lechosos, embutidas en sus muros y sobre las que habría muchos que hablar; senderos pastoriles medio borrados y algunas superficies lisas de los canchos pizarrosos donde se rastrean milenarios y casi imperceptibles petroglifos. Sobre la planicie esquistosa, también algunas otras inscripciones de tiempos no tan lejanos como los de la Prehistoria, tal que aquella que dice: pasó con su ganado en viernes santo. Interesante epígrafe, que nos habla de lo poco que calaron ciertos tabúes de la Santa Iglesia de Roma entre los jurdanos, ya que, en otros pueblos, nadie osaba salir a trabajar al campo en una fecha tan temerosa como el Viernes Santo. Pero, en Las Hurdes, nadie nos habló de La Mano Negra ni de apariciones santorales o marianas advirtiendo a los pastores de los males que se les vendrían encima por no respetar los sagrados días de la Cuaresma.
Escritura lineal megalítica
El buen ojo de Vicente, semejante al de aquellos pastores-guerreros, los rucones (los relatos legendarios cuentan que, subidos en los canchos de sus altas montañas, veían tanto o más que las águilas), ha sido capaz de clavar su pupila en todo un conjunto de piedras que muestran un entramado de líneas entrelazadas y que llevan a pensar que fueron realizadas por el hombre en tiempos nebulosos. Grabados que no corresponden a las típicas marcas de arados o azadas, ni a fenómenos erosivos. Han sido localizadas en los parajes de: Arroyu de La Güerta, La Cebaílla, Vega la puerca, Cavaeru y La Joya, en el término municipal del concejo de Caminomorisco y en torno a las alquerías de La Huerta y La Dehesilla. El propio Vicente nos habla de líneas curvas definidas; abundancia de trazos en ‘V’ o en cuña, perfectamente ejecutados; precisión y forma de las líneas que se adaptan mejor a un punzón que a la reja del arado; patrones que se repiten en más de una piedra: triángulos, líneas largas sobre las que terminan otras más cortas, formas de horcas y, curiosamente, grupos de líneas que recuerdan a la forma de un arado… “ Destaca, igualmente, Vicente las series de cazoletas que se aprecian en muchas de estas piedras, la mayoría de ellas grauvacas, conocidas por los paisanos como piédrah riéñah. Así mismo, llama la atención sobre los grandes amontonamientos pétreos, que da la impresión de ser lienzos de espacios abaluartados.
Darnos a conocer Vicente esos grabados y leer, en el diario LA OPINIÓN, de Málaga, una entrevista al arqueólogo Juan Manuel Muñoz Gambero, fue todo uno. Hablaba de la Escritura Lineal Megalítica (ELM), de la que se explaya, argumentadamente, en su libro El origen de la escritura. La magia de los símbolos. Juan Manuel ha tenido la gentileza de, viendo nuestro interés, de regalarnos su libro tanto a Vicente como al que redacta estos párrafos, lo cual agradecemos públicamente. Este arqueólogo, que pasa por ser el mejor especialista en ELM, ha constatado que los grabados del concejo jurdano de Caminomorisco pertenecen, efectivamente a esos signos o grafemas que forman parte de un sistema de comunicación surgido en pleno Neolítico. Piensa, además, este insigne investigador que todos esos signos están vinculados al mundo funerario, al agua y al paisaje. Considera, así mismo, que la invención de la ELM vino de la mano de los grandes cambios y adelantos socioeconómicos y culturales que, con la llegada del Neolítico, se producen y se esparcen por todo el mundo conocido. Mediante el estudio de contextos arqueológicos y de los muchos vestigios examinados, el investigador establece claros nexos entre prehistoria y escritura. Todo un fascinante mundo que ha encontrado en nuestro amigo Vicente, el jurdano enamorado y volcado por su tierra, el mejor valedor, hasta la fecha, de esa Escritura Lineal Megalítica por los pedregosos terrenos de algunas alquerías de la siempre mítica comarca de Las Hurdes.
Texto de Félix Barroso para su columna A Cuerpo Gentil, las opiniones e imágenes publicadas en esta columna son responsabilidad de su autor.
Publicado el 29 de marzo de 2021
1 comentarios
Muy interesante el artículo y la revista.
Gracias Félix.
Salud.