El titular de este artículo que empiezo a escribir podría llamar a engaño porque suena a uno de esos muchos libritos inanes de auto-ayuda que ya en su título encierran contradicción; pero no van por ahí los tiros ni las letras y por esa razón lo mantengo.
Como en estos tiempos nos vemos obligados a disfrutar con lo que sea, ya que muchos de nuestros disfrutes están muy restringidos o prohibidos por las razones que todos conocemos, uno piensa que es útil apuntarse a gozar de lo pequeño, de lo que es más accesible e inocuo para nuestro bienestar; porque darle vueltas a las circunstancias para recurrir a otros placeres es una actividad totalmente fútil, que solo sirve para perder el tiempo y posiblemente la salud.
Vivir de los recuerdos no es un disfrute nada encomendable, aunque en caso de tener que recurrir a ellos se aconseja que las remembranzas sean pocas y bonitas; es decir, esas que no se pierden porque no sufren la erosión del olvido. En cualquier caso, es mejor afrontar la vida que se nos presenta –ahora modificada- manteniendo la mirada alta sin necesidad de apoyarse en muletas mentales y oponiendo una fuerte resistencia a todo aquello que intenta dañarnos e incluso destruirnos.
Uno opina que la mejor forma de defender nuestras bien intencionadas e irrenunciables aspiraciones es procurarles una periódica e intensa ventilación con aire freso y puro. Así, al mismo tiempo que las conservamos, nuestro cuerpo y nuestra mente se mantienen energéticos y gozosos. En Plasencia hay muchas posibilidades de conseguirlo. Se ofrecen rutas guiadas por el campo y por el monte con actividades complementarias a las andarinas; hacer fotografías de todo la maravillosa naturaleza que nos rodea, es una de ellas.

Solo con ver la apostura de algunos árboles de estas tierras extremeñas ya se provoca el optimismo. Mirar, tocar y abrazar esa planta de tronco leñoso es adorar lo que simboliza: la vida y la fortaleza. Lo mencionado al principio: recrearse en la belleza es un remedio al alcance de todos para escapar del horror, ahuyentándolo.
Publicado el 19 de noviembre de2020