
Hay relevo generacional en las Charcas Verdes de Hervás. Con abuelos como Florencio Hernández Hernández, las nuevas generaciones tienen la suerte de recorrer palmo a palmo uno de los parajes naturales más idílicos del Valle del Ambroz y como es sabido que solo se quiere lo que se conoce, Iker y Aimar simbolizan un futuro prometedor.
Seguro que lo saben, pero Iker y Aimar tienen un tesoro en Florencio. Todo un abuelo modelo que ya se recorría las Charcas Verdes de Hervás cuando era más chico que sus nietos y que ahora les transmite todos los secretos del que es uno de los charcos imprescindibles del norte de Extremadura.
No hay más que ver lo ágiles que se recorren estos senderos indicando con el orgullo de quien se siente como en casa, el camino a todo el que anda perdido en busca de esta sucesión de charcas espectaculares de Hervás a donde se llega en un desvío en la ruta a La Chorrera, en el top ten de las cascadas del norte de Extremadura.
La refrescante ruta a las Charcas Verdes de Hervás
Entre castaños y robles aparece una señal de La Chorrera a 2,5 kilómetros y a su izquierda, sin más indicación, sale un sendero que es el que hay que tomar a las Charcas Verdes. Luego ya es seguir todo adelante y bastante accesible hasta a dar con estas charcas excavadas en roca de agua transparente donde el reflejo de la luz les da un tono tan verde como la exuberante naturaleza que los rodea.
Si tienes la suerte de encontrarte con Florencio, te animará a seguir hacia arriba porque a la primera de las charcas verdes, que te cuenta que la llaman el vao, le sigue la más extensa aunque de menor profundidad que la tercera, si bien esta ruta está salpicada por varios charcos que te harán dudar de si has visto las auténticas Charcas Verdes. Las formas caprichosas que forman las pozas naturales son la mejor pista, si no se tiene la fortuna de encontrarse con este simpático trío o no se ha tenido la precaución de consultar el track antes de adentrarse en la ruta porque allí la cobertura escasea.
En la oficina de turismo de Hervás, no obstante, les atenderán de maravilla aunque se nota que Florencio, ganadero jubilado que se conoce el paraje como la palma de su mano, contribuye con pasión a transmitir toda su sabiduría natural.
En verano es una de las rutas más refrescantes de la provincia de Cáceres, en otoño son palabras mayores, que por algo en el Valle del Ambroz se le llama el Otoño Mágico, y en invierno y primavera es también una maravilla.
Publicado en septiembre de 2020