La provincia de Cáceres se corona en las alturas con miradores. Los que permiten disfrutar del paisaje de día y, de noche, acercarte al cielo estrellado. Divisar dehesas, ríos y perfiles montañosos en contraste con el cielo. También pueblos, embalses y antiguos caminos. Todos en espacios abiertos para ver a lo lejos, mientras se respira el aire más puro.
Verdes en todas las tonalidades, entre el agua y el cielo
El río Tajo va recogiendo las aguas de ríos y gargantas a su paso por Extremadura. En el Parque Nacional de Monfragüe descansa. Es un río en el que saltan enormes peces y sobre el que los buitres leonados extienden sus alas. Detenido, ofrece preciosas postales desde distintos puntos. Hay varios miradores y el del Salto del Gitano es uno de los más populares porque está en la propia carretera. El del Cerro Gimio, en una ruta de unos 8 kilómetros, también es espectacular. Y en lo alto del castillo, donde pueden verse hermosos atardeceres sobre la montaña y el agua en aparente calma.
El Tajo continúa su recorrido entre canchos y vuelve a detenerse al borde de Portugal. Desde el Mirador de las Viñas, en Santiago de Alcántara, se ve en todo su esplendor, así como la vegetación y la fauna que no sabe de fronteras. Una ruta entre jaras, olivos y madroños, donde viven ciervos y aves, recompensa al senderista con la vista del gran río a sus pies.
Los miradores sobre el río Tajo hacen que la imaginación se sumerja en las aguas, entre monstruos y sirenas. Otras vistas hacen sentir la pequeñez del ser humano, como sucede en los miradores del Pico de la Villuerca o el del castillo, en Cabañas del Castillo. La formación apalachense se recorta contra el cielo y se extiende en la inmensidad. Al Pico de la Villuerca se llega por una carretera recién inaugurada y desde allí no solo se divisa el geoparque, sino que puede verse gran parte de la provincia de Cáceres e incluso más allá en días despejados.
Desde varias alturas, a lo ancho y largo de la provincia de Cáceres, podemos disfrutar de la variada naturaleza. Desde el mirador del Risco de Sierra de Fuentes la vista se pierde en las amplias llanuras. En el norte, subir a la Peña Negra de Piornal, a veces cubierta de nieve, es sentirse en lo más alto. La misma sensación que produce subir en días despejados al mirador de la Sierra de Dios Padre, en Sierra de Gata, y divisar desde allí decenas de pueblos, intentar reconocerlos y nombrarlos. Lugares de Sierra de Gata, de Las Hurdes, de las Tierras de Granadilla o el color plata del pantano de Gabriel y Galán. A veces, el cielo despejado te premia y la vista llega hasta Candelario, en tierras de Salamanca. Premiarte también en el Mirador del Chorro los Ángeles y ver desde allí cómo se desprende el agua montaña abajo.
Desde las montañas de la provincia de Cáceres
En el Meandro Melero el corazón hace una curva tan cerrada como la del río, que apretándose en su recorrido pretende construir una isla y te deja sin aliento mientras lo admiras desde el Mirador de la Antigua, en Las Hurdes. Al meandro es fácil llegar desde Riomalo de Abajo, y puedes disfrutar de las aguas del Alagón desde las alturas y también sobre ellas, en actividades de turismo activo.
Maravillas de la naturaleza todo el año, como es asomarse al Mirador del Valle y ver crecer el Valle del Jerte a la orilla del río que lleva su nombre. Se ven los pueblos, los robles, los castaños y los cerezos que le dan fama mundial. Un valle que cambia de colores con las estaciones y puede ser blanco en la floración o recoger todos los ocres en otoño. O ser un mar verde de peces rojos durante la cerecera.
Miradores monumentales y con historia
La naturaleza se impone en la provincia de Cáceres y los miradores permiten deleitarte en esa afirmación. También, hay miradores donde el propio entorno es ya un premio. Como asomarse desde el Castillo de Montánchez y ver cómo se dibuja la Vía de la Plata. Permite remontarte siglos atrás e imaginar ejércitos, cruzados y comerciantes a los pies de la montaña. Recorrer el castillo y buscar en su historia o descubrir el cementerio al que acuna, para que la gente del pueblo tenga, eternamente, las mejores vistas.
Pasa lo mismo desde el Mirador de las Monjas de Alcántara, puedes recorrer el mítico puente con la mirada y cruzar los siglos y las fronteras. Porque en Extremadura, Roma dejó una huella que aún hoy vamos descubriendo, como en Piedras Labradas en Jarilla, en el Valle del Ambroz, ahora con un acceso más cómodo para el senderista.
Las alturas fueron en sí mismas puntos de defensa, por eso es que hoy, donde antes se fraguaban las luchas, podemos revisar la historia y disfrutar del entorno. Como en el castillo de Monfragüe, en el de Cabañas del Castillo o en el mirador del castillo de Belvís de Monroy.
También podemos hundir la mirada en el agua mansa que despobló Granadilla desde lo alto de su castillo o asomarnos al espejo bajo el que reposa Talavera la Vieja, desde los Mármoles de Augustóbriga. Y mirar como los que ya no están, como los que ya no pueblan Villa del Arco, otro pueblo casi deshabitado desde donde se extiende Cáceres en una postal entre gris de recuerdo, verde y agua.
De historia más reciente, el Mirador del Puente de Hierro en Hervás nos habla de un ferrocarril que serpenteó entre montañas y hoy deja una vía verde para el caminante. O el Mirador de la Memoria en El Torno, que antes de dejarnos ver los cerezos de sus laderas, nos remite a figuras dolientes de la guerra.
Vistas monumentales
El nuevo Mirador de Yuste permite ver el refugio final del emperador Carlos V, el Monasterio de Yuste en La Vera, desde una perspectiva no conocida. Verlo desde lo alto, dibujar sus claustros, sus patios y su entorno apretado de árboles. Y en la misma comarca, a pocos kilómetros, otro monumento nos habla de leyendas. Es el Mirador de la Serrana, desde donde una mujer observa altiva al pueblo que acabó con ella, pero que la hizo eterna en sus cantares, Garganta la Olla. La vista se acompaña con el sonido del agua, como un pasar constante de la memoria.
Hay quien colecciona imanes para el frigorífico, postales de lugares lejanos, elefantes que dan la espalda. Hay también quien Colecciona Momentos. En la provincia de Cáceres puedes hacerte con muchos de ellos, inolvidables en tu retina, en tu cámara o en tu recuerdo. Porque más importante que el equipaje de ida es el equipaje de vuelta.
Fotografía superior: Mirador de La Antigua hacia el Meandro Melero, en Las Hurdes.
Fotografías: Andy Solé
Miradouros para apreciar a província de Cáceres dos pontos mais altos
© Planveando Comunicaciones SL
Publicado en agosto de 2020