Entre los muchos actos que el Ayuntamiento de Ahigal, bajo la batuta de Maribel García Paniagua, concejala de Cultura, viene llevando a cabo este mes de agosto en el citado pueblo, es preciso mencionar la presentación del libro Leyendas de Ahigal. El acto tuvo lugar en el salón del centro multiusos, que, con esta presentación, se dio por inaugurado. Mucha concurrencia, con las restricciones propias de estos tiempos de infortunios pandémicos, que impiden la expansión tranquila, alegre y desenfadada del espíritu. El acto estuvo presidido por el alcalde de Ahigal, Luis Fernando García Nicolás y la citada concejala. Ambos también participan en el libro con unas páginas que sirven de introducción. El prólogo corre a cargo de la maravillosa periodista y antropóloga, tan presente en nuestras laicas oraciones y preciado eslabón de nuestras amistades, Israel J. Espino, a quien nos permitimos llamar Israel pro-Palestina.
José María Domínguez Moreno es más que de sobra conocido por las cordilleras y los valles de la región extremeña y fuera de los límites regionales, sobre todo en los foros relacionados con la Cultura Tradicional-Popular. Terminó sus estudios de Filosofía y Letras en la Universidad de Salamanca y, luego, su labor investigadora se centró fundamentalmente en los temas etnográficos e históricos. No solo un ratón de archivos y bibliotecas, sino un currante en sus investigaciones inherentes a trabajos de campo. Sus informantes siempre fueron pastores, gañanes, hortelanos y todo ese microcosmos que conforma el paisanaje del medio rural. Su pueblo, Ahigal, fue la joya de la corona. Los libros: Diccionario de Ahigal, Cancionero de Ahigal, Cuentos de Ahigal y sus docenas de colaboraciones en revistas especializadas así lo ponen de manifiesto.
En la presentación, Josemari, que así lo conocen en su pueblo y así lo llamamos los amigos, expuso que, hace ya lunas y soles, que le rondó por la cabeza el recopilar las leyendas que le narraban sus paisanos. ¡Y acertó! Fueron años en que estos relatos todavía se mantenían en el imaginario popular, porque mantenían sus realismos mágicos. Al poco tiempo, con el paso hacia una mal llamada modernidad, cargada de globalizaciones y homogeneizaciones, sociedades de consumos y neoliberalismos capitalistas, los mass-media, perfectamente coordinados y teledirigidos en la sombra por malditos oligopolios y alienantes oligarquías, dio al traste con una cultura antañona, de siglos y cargada de virtuosos valores.
Ya no hay quien cuente leyendas, afirma Josemari. Y no se cuentan porque se ha perdido el mundo en el que se sustentaban y las generaba; al igual que han hecho aguas la solidaridad intervecinal, el apoyo mutuo y la tradicional hospitalidad de nuestras villas y lugares. Campa a sus anchas el liberal individualismo y se denigra lo público y lo comunitario. Suerte la de aquellos pueblos que tuvieron hijos que llegaron a tiempo para recoger las semillas y los frutos de campos abonados de forma natural por una inmensa gavilla de generaciones. En su disertación, el autor del libro evocó emotivamente a algunos de los que fueron sus grandes informantes: Desiderio Ruano, Hilario Roncero, Félix Panadero, Antolina García, Pablo García o Claudio Paniagua.
El libro Leyendas de Ahigal, publicado por la Diputación Provincial de Cáceres, con la colaboración del Ayuntamiento de tal población, que, sin lugar a dudas, continúa siendo el foco cultural más preclaro de toda la mancomunidad de Trasierra-Tierras de Granadilla, se estructura en 10 apartados, atendiendo a las características de las leyendas: Encantamientos, Tesoros, Duendes, Brujas, Damas de Blanco y Negro, Demoníacos, Almas en Pena, Leyendas Meteorológicas, Animales e Históricas. Unas 200 leyendas que evidencian todo un acervo mitificado y que, a lo largo de generaciones, se fue transmitiendo de manera oral. Tiempos en los que no existían aparatos televisivos ni radiofónicos, ni móviles, ni videoconsolas, ni tablets ni otros tipos de computadoras, que han sumido en el olvido más ruin a gran parte de las raíces y vivencias de nuestros pueblos, incapaces de innovar sin perder los cimientos de sus identidades.
No cabe duda que cualquier estudioso de la Cultura Oral tendrá, en el mentado libro, unos veneros muy caudalosos para profundizar, cotejar, analizar y valorar lo mucho y bueno que se atesora en sus páginas. Un libro de obligada consulta para antropólogos, etnógrafos, etnólogos, mitólogos, historiadores y todos cuantos se acerquen a beber en las fuentes del saber popular. Ni que decir tiene que los vecinos de Ahigal deberán tener muy presente la labor encomiable y emblemática de uno de sus hijos, gracias al cual se ha salvaguardado el legado tradicional, heredado de los más mayores. Por ello, los homenajes y placas en vida. No hay que esperar, como ocurre tantas veces, a que una persona desaparezca para rendirle el merecido tributo.
Foto superior: Presentación del libro LEYENDAS DE AHIGAL en el salón de actos del centro multiusos. De izquierda a derecha y “enmascarados”, como es preceptivo en tiempos que no tienen nada de nuevos ni de normales, Luis Fernando García Nicolás, alcalde de Ahigal; José María Domínguez Moreno, autor del libro y Maribel García Paniagua, concejala de Cultura. (Foto: Cipri Paniagua Paniagua)
Texto de Félix Barroso para su columna A Cuerpo Gentil, las opiniones e imágenes publicadas en esta columna son responsabilidad de su autor
Publicado el 20 de agosto de 2020