Como todos los años, apenas finalizadas las fiestas navideñas, la comarca de la Vera comienza a preparar una de las actividades más atractivas y populares en torno a Carlos V:la Ruta del Emperador, último tramo de los viajes de su vida que había comenzado en el puerto de Flesinga (PaísesBajos) hasta su desembarco en Laredo  el 28 de septiembre de 1556. Después atravesaría veinticuatro municipios de los reinos hispanos pasando del norte hispano con sus montañas y valles profundos vestidos de verdes praderas, de bosques de castaños o eucaliptos, hasta internarse en los territorios de la austera Castilla, encendidos de esa luz cegadora, con sus infinitas llanuras doradas o pardas, moteadas por algunos macizos de pinares y solitarias hileras de chopos que denunciaban pequeños riachuelos. Recorridas el total de 21 etapas, que comprenden algo más de 90 leguas, dejaría finalmente Tornavacas, atravesando Gredos, hasta llegar a Jarandilla. Y aunque en realidad él visitó las obras de su palacete de Yuste desde su residencia eventual en el Castillo de los Condes de Oropesa, apenas llegar, la despedida del mismo tuvo lugar el 3 de febrero de 1557.

Entre los datos históricos de este trayecto tan importante en aquella época, a título de ejemplo figura que la Junta General de las Merindades de Castilla la Vieja, reunida el 5 de enero de 1556 en la localidad de Miñón acordó contribuir a la reparación del camino de Burgos a Laredo,  ya que el Emperador iba a pasar por dicho camino. Y el  6 de octubre de 1556, salió por fin con un numeroso séquito de la villa santanderina de Laredo, camino de Yuste. Descansó 15 días en Valladolid, junto a su hija regente, la princesa Juana de Austria. El 5 de noviembre estuvo en Medina del Campo y posteriormente realizando el último tramo del viajé pasó por Horcajo de las Torres, Peñaranda de Bracamonte, Alcaraz, Gallegos de Solmirón y Horcajada, entrando en El Barco de Ávila el martes 10 de noviembre de 1556. De allí hasta el castillo de los Condes de Oropesa (5  leguas: 28 kilómetros)  en su silla, a hombros de lugareños y soldados. Juan de Solís, gran cronista de El Barco de Ávila, lo relata: “Ya a la amanecida bajaban todos los vecinos de la sierra y se movilizaron los del Barco, yendo muchos a pie y a caballo hasta cerca de La Horcajada, formándose apretada filas desde la puerta de la Villa a los dos lados del antiguo camino de Castilla.”

 Luego vendría Tornavacas donde pernoctó y recorrió trayecto de 9 kilómetros transcurre por plena sierra de Gredos hasta finalizar en el castillo de los Condes de Oropesa en Jarandilla y constituye la denominada Ruta de Carlos V . Y en el Puerto de las Yeguas, le sorprendió la hermosa vista de la Vera, y ante su belleza pronunció el Emperador aquella  memorable frases: “Ya no franquearé otro puerto sino el de la muerte. Y no es mucho que tierra tan buena y sana como la de Yuste cueste cara de alcanzar”.

Para Carlos, el Emperador, eran rutas que evocaban la añoranza de la cuarentena de viajes (toda una vida) que citan sus famosas “Memorias del Emperador Carlos V (1500-1558)”, conocida también con el título “Co­mentarios y de Sumario de los viajes e jor­nadas”, dictadas por el Emperador a su ayuda de cámara, Guillermo van Male, durante un viaje por el Rin, de Colonia a Maguncia, en el mes de junio de 1550.

Este año 2020, en su XXI edición, la Ruta del Emperador (con un total de 10 kilómetros de recorrido) tendrá lugar entre el 31 de enero y el 3 de febrero, festividad de San Blas, fecha en la que Carlos V el Emperador abandonó oficialmente Jarandilla para trasladarse a su palacete de Yuste. La ruta senderista tendrá lugar 1 de febrero, sábado, y la ecuestre el 8 de febrero, sábado.

Aparte y durante todo el año hay un programa de actividades en una u otra localidad de la Ruta: conferencias, conciertos y mandangas.

Publicado el 14 de enero de 2020

Texto de José V. Muñoz Serradilla para su columna Bitácora Verata