Será el próximo día 7 de los corrientes, efemérides de santa Fara y san Agatón. Y como no podía ser por menos, esas IV Jornadas Micológicas vendrán de la mano del Centro de Interpretación del Agua y el Medio Ambiente, ubicado en un antiguo lagar aceitero de la arquería (aldea) de Cambrón, en el concejo de Caminomorisco, comarca de Las Hurdes. Haciendo honor a la verdad, tenemos que decir, alto y claro, que este centro, que dirige y coordina con atinada mano nuestro buen amigo Carlos Manuel Gómez Martín, jurdano por todos sus poros, es uno, por no decir el primero, entre la gavilla de ellos que se desparraman por el territorio jurdano, que más actividades organiza a lo largo del año. Carlos Gómez se ha metido bajo la epidermis pizarrosa de la comarca y ha sabido avivar, con imaginación y agudo ingenio, de sus aletargados otoños o veranos, inviernos o primaveras, ciertas mortecinas brasas que estaban ahí, pero que nadie había reparado en ellas ni puesto nunca en valor. Cuenta para ello con la estrecha colaboración del Ayuntamiento de Caminomorisco y la Sociedad Micológica Extremeña.
Las Hurdes que fueron, en pasados tiempos, todo un inmenso robledal (se cuentan por docenas los topónimos que hacen mención al roble), con presencia también de bosquetes de otras quercíneas, así como enormes manchas de gigantescos enebros y madroñeras (todo se trocó con la masiva y abusiva repoblación de pinos y eucaliptos durante la dictadura franquista), fue una zona, y lo sigue siendo, pese a la alteración edáfica, propicia para el desarrollo de los jónguh, que, así, de manera generalizada, siempre nombraron los jurdanos a las setas. Pero lo cierto es que, antes de que se produjera la repoblación alóctona (sin permiso de los habitantes de la zona, que son los propios dueños de sus serranías, de propiedad comunal desde tiempo inmemorial), prácticamente solo se consumían un par de setas: la Macrolepiota procera (lepiota o parasol, y para los jurdanos el jongu de toda la vida) y algunas variedades de las Ramarias; en especial, la Ramaria aurea, que los paisanos llaman jongu o seta de madroñera. Con los bosques de pinos, aparecieron los níscalos, que fueron los terceros en personarse en las humildes cocinas de estos montañeses. Todas las demás setas eran consideradas como jongárrah o jónguh máluh. Actualmente, la catalogación abarca infinidad de especies, desde el Boletus edulis (calabaza) hasta el Tricholema portentosus (capuchina), pasando por la Morchella esculenta (colmenilla), el Cantarelus cibarius (rebozuelo), el Coprinus comatus (barbuda) o la Amanita caesarea (oronja), por citar solo algunas.
La seta de oro
Esta IV edición de las Jornadas Micológicas en la comarca de Las Hurdes, tema muy atractivo para mucha gente, no solo de la zona sino de otras regiones españolas, como se ha puesto de manifiesto en ediciones anteriores, lleva implícita la correspondiente inscripción, que termina el día 5 de diciembre y que conlleva el pago de tres euros, ya que el aforo es limitado. La jornada, según el programa, dará comienzo a las 9,30 horas, con el encuentro de los participantes en el Centro de Interpretación del Agua y el Medio Ambiente, en la aldea de Cambrón, cuyos vecinos, al decir del amigo Carlos Gómez, se vuelcan en los eventos que se vienen organizando a raíz de montarse el C.I. en su pueblo. Se formarán una serie de grupos para iniciar la batida de recolección. Esta batida tendrá lugar a lo largo y ancho del valle regado por la garganta denominada Arrocambrón, por los parajes de El Moral, El Madroñal, El Caminu del Robreu o Loh Cepálih (referida esta palabra a las raíces de los brezos y no a los troncos de las vides), nombres todos ellos que nos hablan de la configuración botánica antes de la repoblación alóctona. La biodiversidad de este valle es inmensa. En la pasada edición se contó con la presencia de David Blázquez Martín, de la Sociedad Micológica Extremeña, entidad que, hogaño, fue galardonada con la Medalla de Extremadura. Dicha candidatura fue apoyada por el Ayuntamiento de Caminomorisco y el C.I. de Cambrón. La batida es una actividad selectiva, tendente a conocer las características de las setas y otras curiosidades de las mismas, a fin de catalogarlas adecuadamente.
A media mañana, de vuelta al C.I., se procederá a realizar un estudio sobre las setas recogidas, con la inestimable aportación de un micólogo que ha estado participando en el Otoño Mágico de la comarca de El Valle del Ambroz. Normalmente, según refiere Carlos Gómez, los expertos invitados a las jornadas suelen traer setas disecadas, con el objeto de mostrar sus propiedades y dar cuenta de nuevos descubrimientos, a la vez que aconsejan sobre la forma de recolectar y la debida protección de la que debe gozar este mundo tan emparentado con los liliputieneses enanitos. Pero advirtiendo, además, que ese maravilloso y encantador mundo también tiende, a veces, sus furtivas trampas, que, en contadas ocasiones, resultan letales. Todos los años se produce algún fallecimiento y bastantes intoxicaciones por ingerir setas ponzoñosas. Terminadas la catalogación, exposición de vídeos y la charla-coloquio, se procederá a una carvochá, que así se denomina en la comarca al asado de castañas.
Al rato, cuando eche a andar el mediodía, se iniciará la actividad de La Seta de Oro. Se recepcionarán los platos de setas que se han presentado al certamen participativo y no concurso competitivo. De ellos, se elegirán por sorteo a tres. Luego, un jurado compuesto por personas sin ligazón alguna con quienes han presentado los platos decidirán cuál es el guiso o receta gastronómica que merece el reconocimiento de La Seta de Oro-2019. Finalmente, se cerrará la jornada con una comida a base de platos elaborados con setas. Para el próximo enero, otra jornada organizada por Carlos Gómez, en colaboración con la asociación Alba Extemadura, abordará el tema de la microrrización, montándose diversos talleres. Pero de ello ya daremos cuenta cuando llegue su momento.
Imagen superior: Sobre la mesa, se exponen las setas recolectadas. (Foto: Carlos Manuel Gómez Martín)
Texto de Félix Barroso para su columna A Cuerpo Gentil. Las opiniones e imágenes publicadas en esta columna son responsabilidad de su autor
Publicado el 2 de diciembre de 2019