Tendría que pensarlo largo tiempo y por escrito, y, francamente, me da pereza, pero intuyo que la razón última de ser del fenómeno literario, al menos desde la perspectiva del autor, de quien escribe, se debe de encontrar en buena medida en el insólito caso de César Martín Ortiz, autor salmantino afincado en Jaraíz de la Vera que dejó tras de sí, al fallecer inesperadamente en 2010, varias novelas y libros de relatos escritos que no llegó a publicar no porque no pudiera, sino porque ni siquiera se molestó en intentarlo, quizá porque, como apunta Gonzalo Hidalgo Bayal en la contraportada de De corazones y cerebros –novela publicada hace pocas semanas por la editorial Baile del Sol– citando un pasaje del propio libro, pensaba “que publicar pensamientos o novelas tiene algo de banal, es inferior a escribirlos, y que escribirlos también es inferior a pensarlos. Que escribir y publicar son actos de reciclaje respecto a pensar e imaginar: algo que se hace con fines distintos y cuyo resultado también es distinto, más gris y menos fino”. Doy fe de sus reticencias porque cuando, hace ya bastantes años, alrededor de quince, contactamos con él para que publicara algo en nuestra pequeña colección de libros, la de la Asociación Cultural Alcancía, nos costó trabajo que nos cedieran los cuentos que al final integraron Paso de contarlo. Extrañamente, y en contra de lo que es habitual, César Martín Ortiz no tenía necesidad de ver editados sus libros, quizá ni siquiera necesidad de que lo leyesen, y en esa falta de necesidad, en esa renuncia, y en el hecho de que en ningún momento dejase, a pesar de todo, de escribir (fue un Bartleby de la publicación, no de la escritura), puede que se encuentre, como digo, la razón última de ser de la Literatura, de la Literatura de verdad, quiero decir.
Porque, además, escribía divinamente. Ya lo había demostrado con los libros de relatos Un poco de orden, Nuestro pequeño mundo y el ya mencionado Paso de contarlo, publicados en vida (de los libros de poemas Dedicatoria o despedida y Toques de transito nada puedo decir, porque no los he leído), con los que se había ganado un notable grupo de lectores fieles y entusiastas, y lo sigue demostrando con los libros que la editorial Baile del Sol, de manera póstuma, ha venido publicando estos últimos años, Cien centavos, Necrosfera (títulos ambos reseñados en este mismo rincón de PlanVE) y el reciente De corazones y cerebros, que es del que quería hablar hoy.
Resumiendo mucho el argumento, podríamos decir que la novela cuenta la historia de Manuel Medina, un profesor de Bellas Artes que rehace su vida en un pueblo después de sufrir un doble fracaso, amoroso y profesional, al ver cómo se desmoronan, casi a la par, su matrimonio y una especie de falansterio educativo, una suerte de electrizante utopía pedagógica en la que se había visto enrolado durante algunos años. Así contado, podría parecer que hablamos de una novela rosa o de un telefilme alemán de sobremesa, pero lo que sucede es que lo que mejor se presta a ser resumido del libro es justo la trama cordial, la que habla de corazones. Faltaría la parte más cerebral, que tiene que ver, a parte de con la trama pedagógica, con la forma de narrar esos sucesos, más complejos e interesantes de lo que pueda parece a simple vista, pero también con las numerosas digresiones que jalonan la narración, en las que, con rigurosa vocación de ensayo, el autor diserta sobre asuntos de lo más variado, pedagógicos, psicológicos y sociológicos en su mayor parte, demostrando tener, además de una prosa magnífica, una aguda, certera, envidiable capacidad de análisis, un repertorio ensayístico este que, lejos de lastrar la trama, la enriquece, otorgándole al libro una suculenta sustancia.
Aun así reconozco que quizá esos devaneos puedan resultar, en ocasiones, excesivos, y que si a mí no me lo parecen es porque me gusta tanto el autor que hubiera querido leer hasta sus listas de la compra, pero también es probable que el exceso se deba al hecho de tratarse de una obra pensada y escrita, tal vez, no para ser publicada y leída, sino para ser disfrutada a lo largo de todo el proceso de escritura aprovechando sus vericuetos para pensar, de paso, un poco el mundo por escrito, circunstancia por la que quizá no sea una novela perfecta, pero sí un perfecto modo de comprobar la inteligente manera que tenía César Martín Ortiz de asomarse a la realidad.
Ahora solo queda esperar que la editorial Baile del Sol siga adelante con la encomiable empresa de publicar la obra inédita de este insólito escritor, y que no tardemos de ver, en papel, como quizá nunca se molestó en pensarlo, A sus negras entrañas.
De corazones y cerebros
César Martín Ortiz
Editorial Baile del Sol
28 euros
Publicado el 13 de diciembre de 2019
1 comentarios
Gracias Juanra, interesante!!