La sopa ha sido desde antaño un plato muy socorrido, que en una tierra menesterosa como la nuestra y el resto de Extremadura pero rica en alternativas y soluciones, ha sabido aprovechar sus productos con imaginación, como en este caso, dentro del sector de la gastronomía, deleitándonos con un auténtico mazapán casero.
Pero vamos al caso: haciendo historia quizás sea este sencillo condimento, la sopa, uno de los platos más arraigados en la gastronomía verata desde antiguo en su variado abanico de oferta; hasta tal punto es así que su utilización connotaba la significación de un acontecimiento. En este sentido, las “sopas de cachuela” se comían primordialmente los días de matanza, jornada relevante y casi festiva; las “sopas de jamón” o las de “menudillo de cabrito”, más refinadas, se cocinaban los días de santo y celebraciones señaladas; las “sopas dulces” (que motivan esta “bitácora”) se elaboraban en Navidad…; pero hay más: las sopas designaban una cierta tipología: las “sopas canas” o las “sopas de ajo”, por ejemplo, son típicas del pastor; las “sopas de tomate”, tan populares en La Vera, las comía el pimentero a media mañana, con el café negro de madrugada tan sólo en el cuerpo; las “sopas de rabiacanes” o las de “espárragos” correspondían a los hortelanos en el tiempo de estos productos…. Pero existían muchas más que se pueden encontrar en los manuales y recetarios culinarios veratos: como las “sopas de patata”, de “sapillos”, de “trapo”, de “tostones”, de “cocido”, etc.
Hay que anotar en este sentido que aunque el recetario tradicional de la Vera nos muestra bajo un mismo titular ciertos platos, como este de la sopa, cada una de ellas están dotadas después de un toque peculiar, según cada población e, incluso, según cada núcleo familiar, con lo cual huelga comentar o poner ejemplos…
Pero como decíamos, en esta ocasión, en los umbrales del tiempo navideño, nos interesan y nos vamos a referir a las típicas “sopas dulces”, propias de estos días, desde antiguo, aportando su sencilla pero exquisita receta.
Para ello hemos de contar, siguiendo la relación de las medidas caseras y tradicionales de la Vera, con estos sencillos ingredientes: un tazón de almendras molidas, otro tazón de nueces molidas, cuatro cucharadas de canela, diez cucharadas de azúcar, un plato de pan frito, un puñado de piñones, aceite para freír y dos tazones de agua. Y el procedimiento de esta receta, para que todo sea completo, es el siguiente: se fríe el pan en rebanadas gruesas en el aceite y se reserva. Se mezclan, por parte, el azúcar, la canela, la almendra y la nuez molidas y, con dos tazones de agua, se ponen a cocer. A continuación se van colocando en una cazuela las capas de pan alternas con el caldo al efecto; y en la última capa, se rocían por encima los piñones y el azúcar; finalmente se introduce en el horno la cazuela hasta que las sopas están hechas. Una vez frías, quedan listas para el consumo.
El resultado, como señalábamos al principio de esta bitácora, es una especie de exquisito mazapán casero que además de económico se nos brinda con todo su sabor tradicional navideño.
Publicado el 25 de noviembre de 2019