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La Carvochá y la Chicharrona volverán a la alquería jurdana de El Mesegal

Si tú, compañera de fatigas, quieres seguir rompiendo lanzas en favor de nuestras enraizadas raíces y de todos los valores que entraña la Cultura Tradicional de las villas, aldeas y lugares, vente con nosotros el próximo 2 de noviembre a la alquería de El Mesegal, en la siempre mítica comarca de Las Hurdes.  Ya sabemos que aquellos que no tienen interiorizados el bagaje sociocultural y antropológico de nuestras tradiciones, andan en estos días siguiéndole el juego a los grandes almacenes montados por las multinacionales capitalistas.  Por ello, resbalando por el tobogán del individualista consumismo, se embarcan en esa fiesta llamada Halloween y que se ha convertido en una parodia de sí misma, pues ni siquiera respeta sus raíces anglosajonas al haber sido manipulada bastardamente por el mercantilismo y olvidar por completo su vertiente ritual, sus valores etnográficos y antropológicos.

Repartiendo “matajámbrih” o “jartabellácuh” entre los invitados a los rituales. (Foto: Vicente Martín Martín)
Cartel de la edición de este año (Organización)

Pero tú, compañera de las barricadas de la Cultura Popular, olvídate de esos tejemanejes que se traen ciertas asociaciones de mujeres, algunas AMPAS de nuestros pueblos e incluso colegas metidos en quehaceres educativos (¡qué triste es decir esto cuando uno pertenece a ese gremio!), que solo saben escuchar los cantos de sirena de la Internacional Consumista del Halloween.  Olvídate de esa fiesta que tuvo su razón de ser como parte de la cultura anglosajona y que acabó prostituyéndose al ser llevada por los inmigrantes irlandeses al imperialista país del Tío Sam.  Tú, compañera de muchas batallas que quedaron en tablas o saboreando la hiel de la derrota, vente con nosotros a tomar el aguardienti y los matajámbrih al pueblo de El Mesegal, el que se asienta bajo los altos serrejones de La Muñina, donde está el petroglifo de La Pata de la mora (toda una reliquia de nuestra Prehistoria reciente). Y, luego, irás en compañía de los tamborileros, el Animeru de lah cahtáñah, el Entignaol y el resto de la cuadrilla a buscar a la Chicharrona: ese personaje femenino, de cabello rubio, con gran apostura y desparpajo que baja de la sierra, embutida en pieles, con chorizos como collares y que trae la licencia para que los paisanos comiencen, en breve, la matanza del guarrapu (cerdo).  La muchedumbre la recibe con gran alborozo y le cantan coplas alusivas.  Y ella arroja puñados de higos secos, nueces y castañas, cual repelina de bautizo al que acude la chiquillería.

Rito de circunvalación alrededor de la era de lanchas. Encabezan el cortejo el “Animeru del farol” y el “Zajuril”. (Foto: Vicente Martín Martín).

Aparece el Chicharrón

El alcalde del concejo de Pinofranqueado, José Luis Azabal, flanqueado por dos paisanos, nos muestran ricas reposterías jurdanas, que, con un poco de suerte, también se probarán en la jornada en honor de los antepasados. (Foto: “Jurdana”).

Todos en desordenado orden, como requiere el espíritu libertario de la jornada, arroparemos a la Chicharrona por las calles del pueblo y bajaremos hasta la vieja era de lanchas de pizarra, donde trillaban antiguamente los vecinos.  Allí, se encuentra la Mesa de lah Ánimah, con frutas del tiempo; el Ciriu de lah Ánimah y el enjundioso y gran Pan de lah Ánimah, que lleva anises en su interior y que, más tarde, se repartirá entre todos los asistentes, acompañado por un trago de la polienta.  Y cuando el corro esté formado en torno a la era, te asustarás, compañera-musa de las piedras caballeras, al ver aparecer de repente, como un fauno o silvano, al Chicharrón, que corteja a La Chicharrona con muchas zalamerías, y aunque ésta se hace la remolona, acabará todo en casorio, con arborá incluida.  Pero antes de que las ánimas den permiso para la correspondiente furriona (fiesta desenfrenada), es preciso que el Zajuril (personaje a caballo entre un santón, un vidente, un curandero y el encargado de velar por la salvaguarda de las más prístinas tradiciones) conjure los males del año venidero sobre la Jogará de lah Ánimah, asistido por sus zaragüéñuh (sacristanes o ayudantes).  Bien ajumau el personal por la jumará de la jogará, procesionará el Pan de lah Ánimah y se sucederán los antiquísimos cantos del Petitoriu de Ánimah, entonados por el buen amigo y mejor tamborilero Pablo Sánchez Sánchez, de la alquería de Las Erías; cánticos que, según afamados etnomusicólogos, se remontan al siglo XIII y que las fuerzas vivas de la comarca jurdana, a través de sus animadores socioculturales, Centro de Documentación y concejalías de Cultura, deben recoger y pasar el testigo a gente joven, para que estas valiosas reliquias no se pierdan y lleguen, luego, como en tantas ocasiones ha ocurrido en Las Hurdes, los desgarradores lamentos.

Cantándole antiguas tonadas a “La Chicharrona”. (Foto: Vicente Martín Martín)

Entre romances, cóprah y otros cantárih y bailes, en derredor de la Mesa de lah Ánimah, irá transcurriendo, compañera de los añiles e inalcanzables mundos, la jornada, hasta que la cata de las poliéntah (vino del año de la zona y otros caldos aportados por los asistentes) da en calentar motores y comienza el fraternal compadreo y comadreo.  Más tarde, las alubias con tropezones de la matanza y la correspondiente ensalada.  Cuando menos se espera, camuflado en su indumentaria ultratúmbica, irrumpe el Entignaol, que, con un carbonizu (palo quemado) de la Jogará de lah Ánimah, irá tiznando religiosamente a toda la concurrencia.  Aquel que no se deje, ya sabe lo que le espera: las malas ánimas, de las que cuenta la tradición que andan vagando como alocadas por loh disiértuh del Tenebrón, donde vigila día y noche el temible y terrible perro Bigardu, se le aparecerán cualquier noche bajo la niebla invernal y su ánima, cuando muera, se sumará a esas otras que andan errando por los desiertos.  Por lo tanto, ¡ojo al parche, compañera de cónicos caramelos tan propios de los Tosantos!

Vecinas de El Mesegal en torno a la “Mesa de lah Ánimah”. (Foto: Vicente Martín Martín)

Clínica Dental Javier Vaquero PlasenciaAl caer el día, los congregados, agarrados por la mano, formarán el Corru de Ánimah en torno a la era.  Se recordarán a los antepasados y se lanzarán al aire los nombres de los que cayeron en la lucha por la vida y que fueron miembros de la Corrobra Ehtámpah Jurdánah, que fue quien rescató, salvaguardó y puso en valor estos mitos y ritos.  Al rato, se llevará a cabo la tradicional Carvochá (asado de castañas) y tan mistérica fiesta continuará bajo la luz de las estrellas y la que desprende la fogata de los carvóchih, hasta que la osamenta de cada cual aguante el peso de la emblemática jornada.  Y sin olvidar nunca que, en este día, un ánima invisible acompaña a todos y cada uno de los participantes.  A todas horas y siempre a su vera.  Por ello, hay que comer, beber, cantar, bailar y retozar por dos, para que las ánimas queden contentas y no vengan a visitarnos a horas intempestivas.  Tenlo muy en cuenta, compañera de tiempos que puede que no existieran y solo fueran humo, insomnios de unas malas noches invernales.

Pasacalles de Ánimas por las ensortijadas calles de El Mesegal, en una edición anterior. (Foto: Vicente Martín Martín)

Hogaño, los pronósticos meteorológicos hablan de fina lluvia.  Pero, como dicen por estos pueblos, el agua no rompi cohtíllah.  Además, una jornada cargada de nieblas y de algunos ratos de muehllimuéhlli (calabobos o mollina) siempre pone una nota más fantasmagórica, enigmática y misteriosa a estas festivas ceremonias que se pierden en la noche de los tiempos.  El alcalde de Pinofranqueado, concejo al que pertenece la alquería de El Mesegal,  el amigo José Luis Azabal Hernández, hace votos para que jamás decaigan estas singulares manifestaciones y pone toda la carne en el asador (nunca mejor dicho) para que todo llegue a buen puerto.  Por su parte, los vecinos de El Mesegal se vuelcan en limpiar la era, preparar los matajámbrih y otros guisos, así como atender otras intendencias e infraestructuras.  Ya solo les queda por aprender e interiorizar los cánticos propios de esta sincrética fecha y, así, cimentar su prolongada celebración en el marco de esta hospitalaria aldea.  Y ya saben: quienes no asistan a los rituales que no se arrimen, por vergüenza torera, a los guisos ni a los asados de la jornada.  Gorronear está prohibido. Compañera, allí estaremos para brindar y conjurar los vacíos existenciales en estas catarsis rituales que nos emergen de las cenizas.  ¡A tu salud!

Compadreando: el autor de la crónica junto a su buen amigo “Ríchar” y su compañera, de la alquería jurdana de El Castillo. (Foto. Peter “Polaco”)

 

Imagen superior: procesionando el “Pan de lah Ánimah”. (Foto: Peter “Polaco”)

Textos de Félix Barroso para su columna A Cuerpo Gentil. Las opiniones e imágenes publicadas en esta columna son responsabilidad de su autor

Publicado el 30 de octubre de 2019

Barco del Tajo

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