Cuando los vecinos de Pasarón de la Vera anden metidos el próximo día 11 de los corrientes, festividad de San Santino, San Gudencio y San Gumaro, a eso del atardecer, en sus rondas veratas por las calles del pueblo, con la Rondalla Pencona a la cabeza, los miembros de la Corrobra Ehtámpah Jurdánah estarán ultimando luh javíuh (los preparativos) para emprender, al poco de que amanezca, el viaje hacia esa villa que otorgara el rey Alfonso XI de Castilla al infante Alonso de la Cerda (siglo XIV), apodado El Desheredado. En el XVI, pasaría a los condes de Osorno. Ehtámpah Jurdánah llegará a Pasarón de la Vera a representar La Sanjuaná, dentro del Festival Tinajero que por todo lo alto se lleva a cabo en esos días en la mentada villa, coordinado por el buen amigo y colega Javi Alonso Rufo, concejal paseroniego de Cultura y Deportes.
La Sanjuaná fue, en tiempos, una fiesta, cargada de ritos y mitos, con gran raigambre entre la antiquísima comunidad pastoril jurdana, tal y como nos contaba Tía Agustina Azabal Alonso, de Nuñomoral, en una entrevista que le hicimos el día 15 de julio de 1991, cuando ya peinaba ochenta primaveras bien cumplidas:
-Dicían que salía un toru pegosu, qu,era berrendu, negru peru amanchonau de brancu, y atopetaba con tó lo qu,encontraba pol delantri. S,aparecía la mañana de San Juan, que pol la nochi ponían loh mózuh la ‘Cogollá’ en lo máh altu de un palu enjiehtu y se jacía tamién la ‘Zajumá’, un jogueril que ajumaba tó el puebru. Y al vení el día, cuandu dicin que sali el sol brincandu y danzandu, denántih que saliera el sol, s,aparecía el toru pa `Lah Ehcrítah`, andi había una canchera toa llena de létrah y de númiruh, de garabátuh, que la ehfaratarun cuandu jiciorin la carretera de Niñumurá, y tamién había allí una juenti, qu,el agua tiraba a sosa, peru era mu güen agua, y le dicían la `Juenti de San Juan`. Había que dí -esu lo dicían la genti de pa,tráh- a pol la fró, el cogollu del agua, de antecinu de que groriara el día, el día de San Juan, que cai a venticuatru de junio, peru tenían que dí lah mózah, no podían sé lah casáh, solu lah mózah, peru, majo, a vé quién era la moza atrevía, que tóah le cogían mieu al toru pegosu. Solo hubu una qu,era mu jachona, mu echá pa,lantri -esu eh pol lo que cuentaban, que yo esu non lo conocíu- Y de ahí vendrá la copra del toru, del toru de San Juan; esi cantá que yo lo aprendí de chica, cuandu era una dagalina, de una mujé ya enciana, que la llamábamuh Tía Frasia.
Llegada a Pasarón
Arribarán los compañeros de Ehtámpas Jurdánah a Pasarón el día 12 de octubre, cuando el mercado artesanal, montado para la ocasión, esté en su salsa y, con suerte, estarán ya listos para revista en el momento en que se presente la III Edición del Festival Tinajero. Luego, siguiendo los pasos del programa oficial, donde se plasma, sorprendentemente, la expresión Demostración de Soner, sin que, realmente, sepamos el significado de la palabreja soner (seguramente que el 99% de los que lean el texto programático tampoco lo sabrán), la gente de Las Hurdes iniciará sus tradicionales pasacalles, escenificando la legendaria Ronda de San Juan o de La Cogollá. Hará una parada para escuchar los sones de tamborileros tan diestros como el amigo salmantino (maestro en la especialidad musical por tierras abulenses) Javier Elías Cobeña Coco; Víctor González (Barruecopardo, SA) y el tamborilero local, Eloy San José Sánchez. Y, en esta parada, posiblemente, la gente jurdana ya intuya lo que significa el término soner (¿de quién habrá sido la idea de hacer ininteligible la enjundiosa y preciosa voz de tamborilero? Más tarde, una nueva parada donde los danzarines, cantantes e instrumentistas del grupo La Serrana, de El Piornal, marcan sus gráciles pasos sobre el entarimado. Y un nuevo alto en el camino, para ver el Taller de jotas del grupo Chulumi Folk. No pararán los tamborileros jurdanos y canchaléruh de soplar sus gaitas y aporrear sus tamboriles, mientras otros compañeros van desgranando sobre el empedrado antañones rituales en torno a la noche y a la madrugada del mágico día de San Juan. Y cuando los rayos de este impío veroño o tardío verano que está asolando por nuestras tierras todo lo que encuentra a su paso caigan con mayor verticalidad, será el momento de meterle mano, o, mejor dicho, la cuchara a los guisos de patatas veratas, con sus correspondientes tropezones y bien regadas por el vino de la tierra.
Continuarán por la tarde haciendo de las suyas, que es como decir mejor que los querubines y serafines, las gaitas, flautas o fráutah de Adolfo Rebollo (Doñinos, SA), con sus experimentadas danzarinas, y del también salmantino Juan Pablo. A continuación, la actuación en clave tradicional del zamorano Luis Antonio Pedraza. De tierras leonesas se personará David, El Tamboriteru, con su grupo maragato, procedente de la ciudad de Astorga. No podían fallar Los Charritos de Salamanca, la pareja formada por la salmantina Lucía Recio y el extremeño (Aldeanueva del Camino, CC) José Juan Moreno, los dos tamborileros y, a su vez, bailadores. De aquí su repertorio extrecharro, nombre que ellos mismos otorgan a su repertorio etnomusicológico. Como bien dice el viejo adagio de por los terruños jurdanos: méntrih la mi madri se pasa el día valsandu, vaiga yo detráh siempri danzandu, pues los compaírih y comádrih de la Corrobra harán bueno el refrán y no dejarán de brincar, cantar, rejinchal y acuqueal por otras plazuelas y encrucijadas. En sus vueltas y revueltas, también podrán ver al placentino Javier Blázquez, con sus toques tradicionales del norte de Cáceres, así como al tamborilero Antonio, el de Huelva, con sus tonadas flamencas: Aires de sal y son, acompañado de las correspondientes parejas de baile.
Y como decía aquel otro: ¿Madre, cuándu hadrán baili en metá la praza? -Cuandu luh galiciánuh ehtén de zurramandanga. Los galiciánuh (así llaman en Las Hurdes a los vecinos del pueblo de La Aceitunila) tienen gran fama en toda la comarca por ser muy jaraneros, ágiles danzarines y muy diestros en zamarreá (repicar) las castañuelas. Pues jurdanos serán los que se subirán al escenario al pardagueal (atardecer) y deleiten al personal con las representaciones del Toru de San Juan, la Zajumá, la Ronda de San Juan o de La Cogollá, la balada de El día de San Juan por cierto (inscrita en la magna colección romancística Pan Hispanic Ballad) y el mágico rito del Niñu quebrau. Más tarde, cuando tirios y troyanos hayan repuesto fuerzas con los sabrosos guisos de la cena, el grupo Mansaborá folk cerrará estas jornadas en la plaza mayor de la localidad. Después, cada cual puede hacer de su capa un sayo y, en compañía de los camaradas tinajéroh (así son conocidos los hijos de Pasarón), andar de cante, de ronda, de furriona (parranda) y, si llega el caso, andar también a cuatro patas o de cabeza y que le quiten lo bailao a loh rondaóreh, y que ¡Viva el Festival Tinajero! No hay mejor receta casera para matar la resaca pitarrera (siempre flojilla porque el vinu de pitarra ni se subi a la cabeza ni se guasea de lah pátah) que una buena ensalá de El Limón jurdanu. ¡Salud y hasta el año que viene!
Imagen superior: Las pastoras jurdanas metidas en harina, al compás de los sones de la gaita y el tamboril (Foto: José María Domínguez Moreno)
Textos de Félix Barroso para su columna A Cuerpo Gentil. Las opiniones e imágenes compartidas en esta columna son responsabilidad de su autor.
Publicado el 10 de octubre de 2019