
Las generaciones de jurdanos que ya andan con un pie sobre el planeta tierra y con otro en la sepultura que les tocará en suerte, y las que les precedieron, siempre dijeron Bijuela cuando querían nombrar el pueblo de Ovejuela. Y con tal nombre aparece citado este pueblo en el Diccionario Geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar, escrito entre 1845 y 1850 por Pascual Madoz Ibáñez, que llegaría a ser Ministro de Hacienda en el llamado Bienio Progresista. Al hablar de esta población jurdana, entre otras cosas, el político y juriconsulto navarro dice lo siguiente: Alquería en el territorio de Las Hurdes, partido judicial de Granadilla. Comprende mucho monte bajo, robledales, castaños, olivos, diversidad de frutales y multitud de pequeños huertos para legumbres, lino y verduras, junto a los ríos, gargantas y quebradas de las sierras, siendo su cabaña caprina muy numerosa, así como sus muchas colmenas. El terreno es áspero y montañoso como todo lo demás del país que le dicen de Jurde o de los jurdanos.


Los vecinos de Ovejuela siempre gozaron de cierta independencia sobre el concejo de Lo Franqueado, ya que compraron a Granadilla (antigua villa de Granada y hoy despoblado junto al embalse de Gabriel y Galán) el derecho de poder reunirse al son de campana tañida y decidir sobre sus vidas y haciendas. De aquí que siempre miraran con cierto recelo a la localidad de El Pino, cabeza del concejo. Los más mayores de esta alquería incluso afirman que la fiesta de La Enramá, declarada de Interés Turístico Regional y que se celebra por todo lo alto, a finales de agosto, en dicho pueblo de El Pino (o Pinofranqueado; nombre éste adoptado más recientemente), es una copia de la que se sigue celebrando en Bijuela justamente el próximo día 2 de los corrientes, cuando la alquería está inmersa en sus fiestas patronales en honor de Nuestra Señora de los Ángeles. Jerónimo Domínguez Sánchez, al que todos le decíamos Tíu Jeromu, noble, leal, divertido y emblemático tamborilero integrado en la Corrobra Estampas Jurdanas, con el que pasé muy buenos ratos, junto con Feliciano Sánchez Sánchez, alcalde pedáneo de la alquería y también gran amigo mío, me hablaban de los legendarios móruh c,anduvun pol ehtuh télminuh. Moros míticos que nada tienen que ver con el concepto que, hoy en día, tenemos de tales individuos. Y aquellos móruh, según ellos, sabían sacar hierro de las piedras y tenían al frente a dos hermanos que eran Loh Jerrónih, ambos tuertos y a los que les habían cortado los tendones de una pierna, para que no pudieran escapar a la tierra de los Jáncanuh y venderles el secreto de elaborar el hierro ni cómo se forjaba la espada del rey Batuecu. Pero como no iban a misa los domingos y siempre estaban machacando sobre el yunque, fueron anatematizados por los frailes del convento de los Ángeles y se les quedaron los dedos agarrotados. Antiquísimas leyendas. Todo un sincretismo religioso, donde se entremezclan posos de diversas culturas y creencias y que necesitarían muchas horas para explicarlas con detenimiento.


Sin embargo, hoy toca hablar de las fiestas de Nuestra Señora de los Ángeles, que no hay que discurrir mucho para pensar que fueron instituidas por los frailes franciscanos que levantaron un convento, en pleno siglo XIII, por estos cerrados y espesos montes. Frailes que también cambiaron el nombre del río que garabatea por estas imponentes sierras, que aparece en los viejos legajos como río de Las Ferrerías y, por obra y gracia de los tonsurados, pasó a llamarse de Los Ángeles. Y las fiestas darán comienzo el día 1 de agosto, con muchas competiciones deportivas, espectáculos de magia y, por la noche, la disco-móvil David. El viernes, día 2, será el día central de los festejos, con misa solemne a eso de las doce de la mañana; procesión que se supone irá presidida por la insigne figura del tamborilero, en recuerdo de Tíu Jeromu y mucho compadreo por los bares del lugar al terminar los actos religiosos. Por la tarde, al caer el sol, la tradicional Enramá, todo un festejo que nos trae ecos de antiguos cultos dendrolátricos y que debieron tener, en la antigüedad muchas connotaciones de carácter sexual y sensual, hasta que, posiblemente, los frailes la rociaran con unas gotas de agua bendita y la transformaran en bonitos rituales de cortejo. Cuando salgan las estrellas, verbena popular a cargo de la orquesta Pensilvania.

En lo que concierne al sábado, día 3, gran gymkana para ehparigil la resaca. Por la noche, disco-móvil La Unión. Se cerrarán las fiestas el domingo, día 4, con un partido matinal de fútbol infantil, y, después de la cena, con el concurso ¿Tu cara de p,andi es? Dentro de estos festejos, hay que incluir la IV Ruta Nocturna (23,00 horas) al famoso Chorriteru, la espectacular cascada visitada por cientos de turistas y cuyo nombre aparece casi siempre mal escrito en libros, guías y otros folletos; incluso confundiéndola con aquella otra de El Chorritu, que se encuentra por la misma zona.

Unas fiestas con su singular encanto, enclaustradas entre las imponentes colladas de Lah Guíjah, del Enebral, de La Torvihca, de Argüetri, de Muñujarri o del Almajanu, por citar algunos de los curiosos topónimos que se levantan en los hermosísimos términos de Ovejuela o Bijuela. Seguro que el alcalde del concejo, el buen amigo José Luis Azabal Hernández, como de costumbre, clamará entre estas ecoicas montañas para acoger en un fraternal y festivo abrazo a todo jurdano y forastero que se digne tomarse un buen vino de la polienta (ahora ya, por influencias de los pueblos extremeños de más abajo, la polienta se han convertido en pitarra), o un canecu d,aguardienti de la tierra, acompañado de un matajambri o jartabellacu (así le dicen en otros pueblos de Las Hurdes a tan delicioso y tradicional dulce) en estos días tan entrañables y familiares. Si el curioso, el turista y otros trotacaminos se acercan a las fiestas, seguro que los ovejueleños, a los que conocen por la comarca como loh del sacu (sin saber muy bien por qué), les brindarán su acostumbrada hospitalidad.

Imagen superior: Alegría por las calles de Ovejuela, en unas anteriores fiestas (Foto: Comisión de Festejos)
Texto de Félix Barroso para su columna A Cuerpo Gentil
Publicado el 29 de julio de 2019