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Hermanamiento pedagógico entre Montehermoso y la ciudad francesa de Marmande

Si algo de bueno y positivo tiene la globalización, que de negativo arrastra lo suyo, es la internacionalización de la educación, abriendo puertas y ventanas al flujo de las ideas y personas y rompiendo fronteras nacionales y culturales.  Y en esta tarea de soltar amarras se viene involucrando el Instituto de Secundaria Gabriel y Galán, de la localidad cacereña de Montehermoso, desde un largo tiempo a esta parte.  Algo tiene que ver en ello el programa Erasmus +.  Después que el director del centro, el infatigable hijo de la Puebla de Argeme, David Pérez López, en compañía de la empática profesora de francés Pilar Clemente Lorenzo, auténtica canchalera de la población de Aceituna (canchaléruh porque son duros como los canchos para el trabajo y para la fiesta), hicieran de embajadores en el lycéee Val de Garonne, en la ciudad de Marmande, todo rodó por su propio peso.

David Pérez López, director del centro, a la derecha, con camisa granate, y detrás, con pantalón y bolso blanco, Pilar Clemente Lorenzo, profesora de francés, preparando el terreno para el intercambio en el “Lycée Val de Garonne” (Foto: profesores franceses del “lycée”)
En el taller de fundición de campanas, en Montehermoso (Foto: Pilar Clemente Lorenzo)

El intercambio escolar Abre tu casa se ponía en marcha: alumnos franceses de Español del ciclo Terminale (lo que viene a ser nuestro 1º de Bachillerato), acompañados de tres de sus profesoras, recalarían en Montehermoso para propiciar el intercambio y el hermanamiento pedagógico.  Ni que decir tiene que sus anfitriones (familiares de alumnos pertenecientes a la demarcación educativa montehermoseña) se abrieron de brazos cada segundo del día.  Clases compartidas y visitas programadas a Mérida, Cáceres y, fundamentalmente, recorrido por Montehermoso, la cuna del tipismo extremeño (fundición de campanas, taller de cencerros, artesanas de la tradicional y ya internacional gorra fabricada con bálago o paja de centeno y otros hitos de interés histórico-cultural).

“Miroir de l,eau”, en “La Bella Durmiente” o “La Perla de Aquitania” (Foto: “L,amí enseignent”)
Románico en Bordeaux (Foto: Pilar Clemente Lorenzo)

Al cabo de los días, en esta primavera en la que aún sigue cantando el cuco, serían los alumnos de francés del IES. “Gabriel y Galán” (4º de ESO y 1º de Bachillerato) los que harían las maletas para emprender el camino por tierras francesas.  Se apearon en Marmande, la ciudad del tomate, en la región de Nouvelle Aquitaine, departamento de Lot et Garonnais, la que de ser la perdida aldea de Granon se convirtió en villa con el rey merovingio Childerico II (s. VII) y, en el siglo XII, conseguiría la carta foral de manos de Ricardo Corazón de León.  Acompañaban a los alumnos la ya citada, abnegada y cordial profesora Pilar Clemente Lorenzo, que tiene a gran orgullo el ser descendiente (como todos los hijos de Aceituna) de la legendaria ciudad prerromana de Ébura, y su compañera de departamento, Patricia Beatriz Rodríguez Díaz, la de los hermosos y meteorizados berrocales de Trujillo, siempre altivos y cargados de enigmas insondables bajo los azulísimos y deslumbrantes cielos de Extremadura.   Dos docentes progresistas, que bien podrían hacer suya la frase de Louise Michel (feminista, escritora, poeta y educadora francesa): Cuidado con las mujeres cuando se sienten hartas de todo lo que les rodea y se sublevan contra el mundo viejo.  En ese día nacerá el mundo nuevo.

Toda una integradora, enjundiosa, agradable, encantadora y satisfactoria estancia en la población francesa, que, sin lugar a dudas, coadyuvó a que los alumnos tuvieran una visión más global del mundo, a ser más tolerantes con las diferencias culturales y étnicas; a afianzar su capacidad adaptiva a nuevos ambientes o para tener muy en cuenta que el respeto y la comprensión empática del otro son sumamente útiles y necesarias para la convivencia pacífica y enriquecedora.  Pero también para practicar con mayor fluidez el idioma del país visitado y ampliar su vocabulario.  E, igualmente, para que profesoras y alumnos se convirtieran en emisarios de los muchos valores que encierra la región extremeña y, especialmente, el área socioeducativa de Montehermoso.

las espadas, Saint Émilion, donde fermenta el mejor vino del mundo (Foto: “La belle photographe”)
Pilar Clemente Lorenzo en compañía de Elicer Hernández Paniagua, profesora de español en el “lycée Val de Garonne” y natural del pueblo cacereño de Morcillo, perteneciente a la demarcación educativa de Montehermoso (Foto: “L,amí enseignent”)

Los alumnos cuentan y no acaban.  Visitas a Saint Émilion, localidad declarada Patrimonio de la Humanidad, donde impera el románico y famosísima por los vinos de su mismo nombre; al château de Duras (siglo XII, monumento histórico) o la ciudad de Bourdeaux, conocida por la Perla de Aquitania o La Bella Durmiente.  Disfrutando e impregnándose de lo diferente y, en ese caminar, haciendo Patria extremeña; Patria con mayúsculas: solidaria, libre, culta, igualitaria y fraterna, y no esa patria liliputiense y envuelta en satinados papeles bicolores con las que nos mercadean a diario los vendepatrias de turno.  Y a su vez, tendiendo puentes (¡ay de los que no sepan tenderlos!) para enlazar culturas y construyendo un mundo al derecho, que no a derechas, que sea la antítesis de aquel que, irónicamente, nos hablaba el escritor, pensador y crítico social uruguayo Eduardo Galeano: El mundo al revés nos enseña a padecer la realidad en lugar de cambiarla, al olvidar el pasado en lugar de escucharlo y a aceptar el futuro en vez de imaginarlo.  En la escuela son obligatorias las clases de impotencia, amnesia y resignación.

Extremadura siempre estará en deuda con estos embajadores pedagógicos y socioculturales, los que en cada curso académico hermanan comunidades y, desde su libertad individual, vertebran libertades colectivas para forjar alumnos verdaderamente libres. Y libres, como decía también Eduardo Galeano, son quienes crean, no quienes copian, y libres son quienes piensan, no quienes obedecen.  Enseñar, es enseñar a dudar.

En el taller de cencerros de Montehermoso (Foto: Pilar Clemente Lorenzo)

 

Fotografía superior: Alumnos “escoltados” por las profesoras Pilar Clemente (a la izquierda, con pantalones vaqueros y “chupa” de cuero) y Beatriz Rodríguez Díaz (derecha, gafas de sol y blanco y sedoso pañuel en torno a su cuello).  (Foto: “L,amí enseignent”).

Escrito por Félix Barroso para su columna A Cuerpo Gentil. Las opiniones e imágenes publicadas en esta columna son responsabilidad exclusiva de su autor.

Publicado el 18 de junio de 2019

 

 

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