
El Día del Libro, festividad de San Jorge a finales del pasado mes de abril, al coincidir este año con las cruces de la Semana Santa y de las elecciones ha pasado casi desapercibido. No obstante las distintas poblaciones a su aire la han postergado con el fin de que el libro tenga el lugar que le pertenece.
Particularmente, desde La Vera, este año presentamos una emotiva novela histórica: La Cenicienta de Tordesillas, de la que soy autor, editada por Literata Ediciones, y que espero que tenga la acogida que el mundo intelectual y lector de esta tierra suele procurar a mis publicaciones, tanto las dedicadas a la etnografía de la Vera como a los temas históricos, que es caso de esta edición.
En este volumen relato, basándose en el parangón de la vida infantil de Catalina de Austria con el famoso cuento de la Cenicienta, cuanto sufrió la que era hermana pequeña del Emperador Carlos V en el ya desaparecido palacio real de Tordesillas, junto a su madre, Juana la Loca, bajo la cruel vigilancia y maltrato de dos de los mayordomos que, como vigilantes y cuidadores, jalonaron su vida de enclaustramiento: Mosén Ferrer y el Marqués de Denia, Bernardo de Sandoval y Rojas, exceptuando los años gratificantes de aquel otro mayordomo, Hernán Duque de Estrada.

Catalina de Austria, la Cenicienta, vivió los 18 años primeros de su vida junto a su trastornada madre, en un principio acompañándola por los caminos de España con el cadáver de su fenecido marido, Felipe el Hermoso, y después enclaustrada entre los muros del castillo de Tordesillas.
En la novela se recogen los sufrimientos, angustias, perversidades, carencias y falta de libertad que ella sufrió, junto a su madre, bajo los auspicios crueles y autoritarios de los citados vigilantes o mayordomos durante casi la totalidad de esos años, especialmente con el Marqués de Denia y su esposa Francisca Enríquez e hijas.
En el desarrollo de la novela descubrimos aquella época con su política de enlaces en pro de la unidad, las costumbres relajadas o pusilánimes, las traiciones y lealtades de aquellos casi cuatro lustros que la Cenicienta Catalina sufrió, con todo tipo de humillaciones.
Dentro de estos años figura la legendaria y estrambótica comitiva de la Reina Juana de Castilla por las tierras hispanas con el ataúd de su esposo, el Rey Felipe el Hermoso. Una lúgubre procesión, que duró ocho meses y dentro de los mismos tuvo lugar el nacimiento de la Cenicienta, una niña maleable, sencilla, razonable y buena a la que hicieron trabajar y realizar las faenas más denigrantes en medio de perversas vejaciones, soportándolas ella en todo momento en silencio junto a su madre.
La novela contiene al mismo tiempo el diario íntimo de la Reina durante aquel cautiverio escabroso y atormentado, del que salió, ajustando su pie al zapato perdido de la mano de su hada madrina, el Emperador Carlos V, ya que fue él quien la casó con uno de los reyes más ricos de aquel tiempo, Juan III de Portugal, su príncipe azul.
Feliz lectura y celebraciones, aunque sean retrasadas, del Día del Libro.
Publicado el 6 de mayo de 2019
Texto de José V. Serradilla Muñoz para su columna Bitácora Verata