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Apoteósico éxito de la Corrobra Estampas Jurdanas en Lisboa

Hogaño, fueron 700 participantes, divididos en 42 grupos y procedentes de diferentes países del mundo, los que participaron en la 14ª edición del O Festival Internacional da Màscara Ibérica (FIMI), que, recientemente, se celebró en la ciudad de Lisboa.  Entre estos grupos, la Corrobra Estampas Jurdanas fue uno de ellos, acudiendo a la capital lusa bajo el patrocinio de la Diputación Provincial de Cáceres. Embarcados en el correspondiente autobús, la gente del citado grupo dejó las tierras extremeñas por el lado del pueblo de Piedras Albas, cruzando el río Erjas por su puente romano.  Prosiguió entre inflamables plantaciones de eucaliptos, atravesando la rivera de Aravil y el río Pónsul, flanqueados por altas, increíbles y fragosas pendientes cubiertas de cientos de bancales ya abandonados, donde viejos olivos son devorados por la maleza.  E incursionando por los concelhos de Indanha-a-Nova y Castelo Branco, se fueron acercando a la ciudad de las Siete Colinas.

Tamborileros y “La Dulia” o “Vaca Cachana” (Foto: Archivos Estampas Jurdanas)
Rubí Mateos Ávila, promotora de Turismo de la Diputación Provincial de Cáceres, en compañía del autor de la crónica, en el pabellón de la Diputación, en Lisboa (Foto: Archivo Estampas Jurdanas)

Como bien dice el refrán de por estas tierras que de la panza sali la danza, pues después de que el personal se metió entre pecho y espaldas una tradicional sopa  portuguesa, cargada de abigarrados tropezones,  filetes con sus ensaladas y patatas fritas y un tinto como sangre de toro, se preparó para participar en el magno desfile donde la máscara es dueña y señora.  No confeccionaron en su justa medida el cartel o pancarta que encabezaba la comitiva jurdana y portado por la guía turística que se puso a su disposición.  Y es que la Corrobra Estampas Jurdanas, con sus máscaras de corcho o sus caras pintarrajeadas de rojo y negro (los colores más antiguos usados por el hombre en sus pinturas rupestres), tenían como misión representar las arcaicas creencias de La Malgüehtria o Genti de Muerti, interaccionadas de manera transversal por dos símbolos de los Entruéjuh Jurdánuh: el pelele denominado El Morcillu o Don Pericu y el rejuiju (diversión arcaica y desenfadada) de La Vaca Pinta.  La pancarta hablaba del Carnaval Jurdanu, y no era así, ya que este festejo lo reserva la Corrobra para representarlo en su integridad dentro de su contexto; es decir, en el espacio circunscrito a la alquería o arquería (aldea) en que toca, de manera periódica, celebrarse cada año.

La “Vaca Pinta”, flanqueada, a su derecha, por los enormes atributos sexuales de “El Morcillu” (Archivos: Estampas Jurdanas”)

Encabezaba el cortejo el gigantón de Don Pericu, muy requerido por las féminas, sobre todo para sacarse las fotos al lado de sus descomunales atributos sexuales.  Detrás caminaban tres tamborileros: uno del concejo de Luh Casárih (Casares de Las Hurdes), otro del concejo de Niñumurá (Nuñomoral) y otro del concejo de Pinufranqueau (Pinofranqueado).  Detrás, bailando, saltando, amagando a los espectadores con sus horcas de palo o guadañas o aterrorizando con sus máscaras, iban las Mózah del Guinardu, la Dulia o Vaca Cachana (la de las siete ubres y que amamantaba, según cuenta la tradición, a los Jáncanuh, personajes mitológicos de la comarca y emparentados con los cíclopes), las Carantóñah o Fináuh de  la Genti de Muerti, mientras que la Vaca Pinta intentaba levantar con su cornamenta las sayas de las mujeres que presenciaban el desfile, sin hacer caso al Toreaol, que buscaba que le entrara al trapo.

“El Morcillu” o “Don Pericu” desfilando por el barrio lisboeta de Belem (Foto: Archivo Estampas Jurdanas)

Después de bregar de lo lindo y ser bombardeada por miles de cámaras fotográficas y de otro tipo, teniendo como fondo el azul inmenso del Mar de la Paja o bahía atlántica situada frente a la ciudad de Lisboa, la Corrobra Estampas Jurdanas fue agasajada en el pabellón de la Diputación Provincial de Cáceres, donde se descorcharon varias botellas de vino extremeño y se degustaron diferentes tipos de queso de la región.  Todo coordinado por Rubí Mateos Ávila, promotora de Turismo de la mentada Diputación.  Posteriormente, se recorrieron otros pabellones, como el de Asturias, donde se intercambiaron bailes del más puro folklore asturiano y jurdano, engrasando sobradamente los gaznates la gente de Las Hurdes con la mucha sidra que le ofrecieron, quedando invitados para participar en otro evento folklórico y etnomusicológico en la ciudad de Oviedo.

“Lah Mózah del Guinardu” (Foto: Archivo Estampas Jurdanas)
El “Finau de la Guaña”, intentando guadañar las piernas de los espectadores (Foto: Rosi Iglesias Azabal)

Al caer la tarde, toda la tropa fue embarcada hacia el hotel Inatel Oeiras, al pie del paseo marítimo, desde donde se escuchaba perfectamente el arrullo del oleaje del bravío océano Atlántico.  Opípara cena en el restaurante del hotel y, luego, a disfrutar de la noche lisboeta.  Algunos, entre los que se encuentra el autor de esta crónica y al que le cabe el sano orgullo de coordinar, desde hace muchas lunas, a la Corrobra Estampas Jurdanas, nos dejamos caer en la barra de un restaurante italiano, donde sus camareros nos acogieron con los brazos abiertos, cerraron las puertas, se sentaron con nosotros y, allí, todos hermanados, revolucionamos la noche con nuestros cantos, alegrados por la grappa (aguardiente italiano).  Brindamos por musas con ojos de un azul más intenso que las aguas del Atlántico y entonamos a viva voz canciones tan emblemáticas como Grândola, Vila Morena, coreada a voces por miles de portugueses el 25 de abril de 1974, cuando estalló la Revolución de los Claveles contra el dictador Marcelo das Neves Alves Caetano.  O aquella otra tan famosa de Bella Chiao (himno de la resistencia antifascista italiana).  De vuelta al hotel, algunos todavía siguieron retozando en la noche de la Ciudad de la Luz casi hasta el alborear, en compañía del grupo de piornalegos que, ataviados de Jarramplas y Mozas de la Rosca, habían participado en el citado Desfile Internacional de la Máscara Ibérica.

En el pabellón de la Diputación Provincial de Cáceres, degustando productos extremeños (Foto: Archivo Estampas Jurdanas)

Al día siguiente, después de reponer fuerzas con un espléndido desayuno, se emprendió el camino de regreso.  Esta vez, atravesando el paso fronterizo de Cala y recalando en la ciudad de Badajoz.  Todo el viaje de vuelta fue una continuada exhibición de cánticos, chascarrillos, cuentos desenfadados y otros pítuh y fráutah: clara muestra de que la Corrobra regresaba pletórica por su venturosa estancia en Portugal.

Cartel de la 14ª edición de “O Festival Internacional da Màscara Ibérica ” (FIMI) (Foto: Organización)

En la fotografía superior, parte de la “Corrobra Estampas Jurdanas”  que estuvieron presentes el la 14ª edición del Festival Internacional de la Máscara Ibérica, en Lisboa (Foto: Archivos: Estampas Jurdanas).

Publicado el 26 de mayo de 2019

Texto de Félix Barroso para su columna A Cuerpo Gentil 

*Las opiniones e imágenes publicadas en esta columna son responsabilidad de su autor.

 

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