Oigo decir que algo es de cine porque a quien lo dice le impacta mucho la mirada de ese algo. Lo que viene a ser: he visto un paisaje de cine; he estado en una casa de cine, y así todo lo que se le ocurra al erudito y sobrado lingüista adjetivador. Sin embargo, uno encuentra muy bien aplicada esa palabra –en la supuesta calidad de adjetivo obvio- para referirse a ese distrito de la ciudad norteamericana de Los Ángeles que se llama Hollywood, pegado a Westwood, barrio en el que tuve la oportunidad de vivir durante un tiempo en aquellos jóvenes años en los que uno aprendía de todo y muy deprisa.
Ahora vamos a lo que vamos. Aunque presumo de adjetivar bien y acertadamente utilizando la riqueza de nuestro idioma español o castellano, más de muchas veces se me ha escapado eso de decir o escribir que Plasencia es de cine. Y mira tú por dónde que la frase me parece acertada y en este caso, justificable. En esta ciudad se han rodado varias películas de alto y bajo presupuesto, buenas y mejores, históricas y contemporáneas; Sorolla la pintó y el Divino Morales tiene aquí una exposición permanente y todo porque el escenario es de cine, de pintura y de fotografía, de imagen artística en general. Los motivos son sus calles, su monumentalidad, su recogimiento urbanístico con ancestrales aromas judaicos y como no, su Catedral.
Hay más. Aquí y a partir del próximo lunes día 1 de abril Plasencia se trajea de filme en primer plano, en plano general y en duración corta. El VII Festival de Plasencia ENCORTO nos da la oportunidad, a residentes y visitantes, de apreciar el arte cinematográfico que se gastan 27 cineastas con sus 27 historias, sin contar todo aquel otro cine de metraje no largo que se puede ver fuera de concurso.
Ah! Se me olvidaba lo del titular. Mis zapatos placentinos (porque están comprados aquí) con cordones de colorines (adquiridos en una tienda de esas de las mil cosas que había en un pueblo de la Sierra Noroeste madrileña) deben ser buenos, porque apenas se desgastan haciendo y deshaciendo nudos, puliendo suelas y repuliendo losas en miles de pisadas para ver todo en una ciudad que, en corto y en largo, te aseguro que es de cine.
Texto y foto de Alfonso Trulls para su columna Impresiones de un Foráneo