Los diarios de la época recogen el fenómeno, el 25 de enero de 1938, cuando España aún estaba sumida en una cruel guerra civil, en varios lugares de la geografía nacional se pudo contemplar cómo el cielo cambiaba de aspecto.
En lo alto el país se tiñó de tonalidades intensas, muy diferentes a las habituales. Era la aurora boreal, que pudo apreciarse durante unas horas por estas latitudes. El lugar donde se vio con mayor intensidad fue la costa Este de España, así lo reseñan algunas notas de prensa del momento. Sin embargo, el fulgor raro de este fenómeno se extendió por todo el país y hasta en Plasencia pudo verse.
Hace unos años, María Magdalena Sánchez Martín, vecina de Plasencia y ganadora del Premio Abuela Mayorga 2018, contó en primera persona su experiencia. Queremos compartir este testimonio que puede ponernos en situación, por las estupendas dotes de narradora que tiene Mary.